Choose a language:

domingo, 31 de marzo de 2013

El día que la muerte ha muerto.

"Jesús ha resucitado. Ha vencido el amor, ha triunfado la misericordia" (Papa Francisco).
 
"Cristo ayer y hoy, principio y fin, alfa y omega, Suyo es el tiempo y la eternidad, a Él el poder y la gloria por los siglos de los siglos. Amén".
El día de ayer estaba deseoso de que llegara la noche para escuchar estas bellas palabras que dice el sacerdote dice para la preparación del Cirio Pascual, poniendo los clavos en cada extremo de la cruz que está en esta gran vela que representa a Cristo Resucitado, en un templo completamente a oscuras. Estaba ansioso a que llegara la hora de ir a la Catedral para acolitar en la Vigilia Pascual. Estaba ansioso a que se apagaran las luces del templo para estar a oscuras. Estaba ansioso porque empezara por lo que me revestí 30 minutos antes. Un ministro de comunión, que trabaja como inspector en un liceo emblemático, me decía que si yo estaba ansioso era porque de verdad sentía esa gran alegría en mi corazón, que no lo hago por costumbre sino porque de verdad creo. Aunque apenas usé el turíbulo (lo que se usa para el incienso) para la consagración porque era naveta (donde se lleva el incienso), porque no recuerdo cuando fue la última vez que lo usé, así que practiqué antes de la misa como llevarlo y los 3x3 golpes para incensar. Como la naveta estaba medio vacía de incienso, lo llenamos y a pesar de las protestas de un amigo (que le molesta el incienso), llenamos el presbiterio de humo de pura alegría.
El obispo estaba algo nervioso con los momentos que vienen después, por lo que tuve que sentarme a su lado para indicarle y recordarle (sin contar la "presión" de los agentes pastorales de la parroquia para que todo salga bien). Recuerdo que apenas llegué para "ponerme al día" con el Misal Romano, me dijeron que no lo tocara porque yo lo cambiaría. ¡Vaya, como si yo no fuera acólito y nunca hubiese cogido un misal en mis manos! Solo les recordé que al ser acólito, sé leer y comprender lo que dice el texto e incluso, que sé como usarlo. Lo malo es que al querer perfección en las cosas, como que no permiten mucho hacer su labor (o bien, ponen peros). Una señora recordaba los errores y olvidos de años anteriores, pero no le escuché un sólo momento algún acierto, pero no le dije nada. Yo creo que está muy bien desear que todo salga bien, pero es imposible pedir perfección y que no haya algún error, somos humanos, y siempre hay algo que nos escapa de las manos. No hubo quejas de la celebración, todo bien. Como nunca, canté el gloria mientras un colega tocaba las campanas y alguien se encargó de hacer sonar el campanario. Al final de la misa, sonó el "Hallelujah" del oratorio "El Mesías" de Haendel, mientras descendíamos del presbiterio. Yo estaba muy sonriente, incluso cantaba el tema (y en inglés): "Hallelujah, for the Lord God Omnipotent reigneth, Hallelujah! The Kingdom of this world is become the Kingdom of Our Lord and of His Christ! And He shall reign for ever and ever, Hallelujah! King of Kings and Lord of Lords, and He shall reign for ever and ever, Hallelujah!". Saludaba y abrazaba personas, deseando una Feliz Pascua de Resurrección.
Estaba muy contento, deseoso de gritar al mundo que el Amor ha vencido a la muerte, que el Amor es Vida, que Cristo tuvo una batalla admirable contra el mundo y que ha vencido. Como ya había terminado todo, quedé solo en la sacristía, por lo que se me ocurrió llamar a mi amiga. La noté algo adormilada, pero me dijo que no estaba durmiendo. Le dije lo contento que estaba, como perro con pulgas y con dos colas, reía y me movía, ella me dijo que la estaba haciendo reir, nos deseamos feliz pascua y colgué. Pero tuve que parar de reir, porque estaba en la sacristía, al rato apareció el obispo pero no me dijo nada de la risa.
Al día siguiente, me repetí el plato en la misa episcopal de mediodía. Y al llegar a casa, recibí huevitos de chocolate. Ya no recuerdo el significado de este gesto, pero me parece recordar que es un símbolo de la fertilidad y que es de origen pagano (si alguien sabe de esto, me corrige, por favor). Pero, más allá de esto, el sentido de esta práctica, es celebrar la Vida. Y además de celebrarla, llevarla a todos lados: abrazar y consolar al que sufre, dar al que necesita, ayudar y enseñar al que no sabe, corregir con misericordia al que se equivoca, así lograremos hacer que el mundo se llene de vida y no un valle de lágrimas. Uno de estos gestos de vida que he visto hoy fue el del Papa Francisco tomando en sus brazos a un niño discapacitado (en la imagen), que curiosamente en Catedral ocurrió algo parecido. En la publicación de la semana pasada, comenté que en la misa de mediodía va un niño con Síndrome de Down, y que es bastante cariñoso. La madre de José me decía que es un niño al que le gusta ir a la misa, y si no va la escucha por la radio, y apenas ve una misa por televisión la quiere ver, como todo niño también tiene sus travesuras pero parece que su mamá lo ama por verla tan emocionada mientras hablaba de él. Me besó y abrazó, y lo he regaloneado un poco. Los gestos de vida como un abrazo son tan sencillos pero tan confortantes, como el abrazo que recibí la mañana del Viernes Santo y que se prolongó hasta en la noche. A eso se refería Cristo cuando nos pidió ser Sal de la Tierra y Luz del Mundo: darle sabor a los desabridos e iluminar a los que están a oscuras.
Termino deseando a cada amigo, amiga, conocido, conocida, lector, lectora, a cada uno de mis regalones y regalonas, que tengan una Feliz Pascua de Resurrección y que Jesucristo, el Señor de la Vida, les llene de bendiciones a cada uno y a cada una. Si quieren, coman harto chocolate, pero no se olviden de dar vida a cada persona que lo necesite en este mundo. A secar lágrimas y a llenar sonrisas las caras de las personas.
¡Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera!

No hay comentarios:

Publicar un comentario