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sábado, 16 de marzo de 2013

Y comenzó la limpieza...


Al parecer, a Francisco no le bastará con abrir una ventana para que entre aire fresco, sino que también hará algo de limpieza. Enseguida sabrán el motivo por el cual escribo esto (aunque a veces me incomoda tratar el tema, pero lo hago porque es necesario).
El Cardenal Bernard Law, Arzobispo de Boston entre 1984 y 2002, fue responsable del encubrimiento de cerca de unos 200 sacerdotes pederastas, cambiándolos de parroquia constantemente. El caso más emblemático fue el de John Geoghan, sacerdote que ha abusado a más de 130 niños desde la década de los setentas, y que fue llevado a juicio por el abogado Mitchell Garabedian, quien tomó el caso de un grupo de hombres que habían sido víctimas de abusos de Geoghan (aunque fueron muy pocos los que se atrevieron a denunciarlo). Dicho presbítero fue condenado a 10 años de cárcel, pero no alcanzó a cumplir su condena porque fue asesinado en su celda por otro reo. De este caso se realizó una película llamada "Our Fathers", que en latinoamérica es conocida como "Los pecados de nuestros padres", una película que trata el caso de manera objetiva (al menos lo percibo así, aunque tiene ciertos detalles) y sin caer en el morbo, incluso las escenas de abuso no son explícitas sino que tratadas cuidadosamente, con un impecable Christopher Plummer como el Cardenal Law.
Y después de esto, se obligó a la Arquidiócesis de Boston a indemnizar a las víctimas, lo que la llevaría casi a la bancarrota, cosa que hizo su sucesor, Mons. Sean O'Malley, franciscano capuchino y un sacerdote con una marcada tolerancia cero a los sacerdotes pederastas, creado Cardenal el año 2006. Bernard Law, presionado por la gente y sin el apoyo del clero, presentó su renuncia como Arzobispo de Boston, siendo aceptada y viajó a Roma, donde se desempeñó como Arcipreste de la Basílica de Santa María Mayor desde el año 2004 hasta el 2011, donde ahora es Arcipreste emérito pero que continuó residiendo allí, sucedido por el Cardenal español Santos Abril y Castelló.
Y bien, aquí viene mi respuesta. Resulta que como todos sabemos, el Cardenal Jorge Mario Bergoglio fue elegido Papa tomando el nombre de Francisco y al día siguiente, fue con el Colegio Cardenalicio a dicha Basílica, llevando flores en sus manos para la Virgen María. Mientras ingresaba a la Basílica en toda esa compañia de sotanas negras con bordes rojos, divisa al Cardenal Law como Arcipreste Emérito. Francisco no pudo disimular una expresión inexplicable en su rostro, casi rayando entre el asombro y el enojo, diciéndole "No quiero que frecuentes más esta Basílica", y dándole un plazo de 24 horas de hacer abandono de ella, aunque no pasó a mayores porque el cardenal continuó con su camino. Ni él ni Mahony se presentaron en la espontánea audiencia que Francisco tuvo con los cardenales (al parecer, por deseo expreso).
Con esto veo una señal de que pronto veremos una "limpieza" en la Iglesia... aunque sé que a muchos no les hace mucha gracia las nuevas iniciativas del Papa. Esto mismo me lo dijo un joven sacerdote que conozco, que posiblemente se llenará de enemigos, pero Benedicto XVI ya nos hijo hace unos meses que "los enemigos de la Iglesia no son los que están fuera, sino los que están dentro de ella". Y ya es tiempo que todos comprendan que el servicio que se presta en la jerarquía de la Iglesia debería ser para quienes son realmente díscípulos de Jesús y no quienes buscan refugio o provecho personal. Yo abogo por una limpieza, porque muchos estamos cansados de una Iglesia enlodada de mierda y con heridas sin sanar, y ya es tiempo de que las cosas vayan a cambiar. Aún me siento muy feliz por la elección de Francisco, porque de verdad somos muchos los que deseamos no solo una ventana abierta, sino también sacudir el polvo y alumbrar las zonas que están sin iluminar.
Se supone que un sacerdote es escogido de todo un pueblo, un obispo es un sacerdote escogido, un arzobispo es un obispo escogido, y un cardenal lo debería ser aún más, escogidos entre escogidos, que se supone deben llevar una vida santa y dedicada a la Iglesia y al consejo del Pontífice. Por esta misma razón, no me corresponde juzgar a Bernard Law, sino que Dios lo hará. Además, es un Cardenal (aunque considero triste que no sepa serlo como tal).
Yo, apenas un laico, un joven estudiante, acólito y bloguero con alma de escritor, le doy todo mi apoyo, mi confianza, mi obediencia y mi oración cuando él nos pida ayuda. Y si él nos pide que todos hagamos limpieza y sacudir y trapear para dejar todo limpio, le ayudaremos.

1 comentario:

  1. Estamos en comunión con él. La limpieza nos viene bien como Iglesia y, con la ayuda de la firmeza, que es siempre necesaria, no más que el amor ah!!, pero es muy necesaria... Ahí estaremos pa ser firmes también en lo que nos toca ser a nosotros...

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