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jueves, 28 de marzo de 2013

Una semana muy especial.


He comenzado esta Semana Santa con una mañana muy helada para el Domingo de Ramos, que comenzó en un liceo femenino que está al cuidado de religiosas. Iba con otro acólito, dos diáconos y el Obispo, acompañando a Cristo aclamándole con los ramos de olivo por las calles de Copiapó. Hasta ahí, todo es alegría y júbilo. Y de ahí, como que el clima de alegría se ensombrece (a mi parecer) porque después de caminar por las calles y llegar a la Catedral hasta llegar en procesión hasta el presbiterio en medio de los ramos y cantos, las lecturas hacen alusión a los anuncios de la Pasión. Personalmente, no puedo escuchar el salmo 21 porque es suficiente como para que mis ojos se llenen de lágrimas y el nudo en la garganta me incomode, y me tengo que aguantar mientras esté en el altar (siendo acólito, debo "ser profesional" y continuar aunque esté triste, alegre o de duelo). Esta misma sensación me sucede apenas escucho la palabra "Pasión" antes de leer el texto del Evangelio que narra el proceso y muerte de Cristo. Leen dos diáconos (uno es el Evangelista y el otro lee los parlamentos del pueblo: apóstoles, personas, Pilato, etc.) y el Obispo lee lo que corresponde a Jesús (un sacerdote siempre hace de Cristo, siendo él "otro Cristo" en la Eucaristía). Es que es chocante que primero se alabe a Cristo y luego pedimos a gritos su muerte (bueno, algunos alaban a Cristo con un ramo de olivo en una mano, y la otra mano en la espalda sostiene tres clavos y un martillo) aunque sé que muchos tienen un doble estándar, pero no deja de ser indignante. El micrófono que estaba en el pedestal para el Obispo comenzó a fallar, y tuve que acercarme a él con el micrófono del altar. Yo me encontraba tranquilo, a pesar de estar sentimental (debo confesar que tengo mi lado romántico), y algo resfriado.
Durante Cuaresma ya preparo el repertorio musical para Semana Santa, y que es el que he compartido en la publicación anterior. El Obispo, además de sacerdote es músico, cuando le conté que adquirí "La Pasión según San Mateo" de Bach dirigida por Karl Richter, él me dijo que estas obras son la oportunidad de evocar a Dios y movernos a la oración (especialmente a Bach, que escribió casi el 90% de sus obras dedicadas a Dios) y que me acerque mucho a él con esta obra, ya que esa es la finalidad de la música sacra.
Ayer en la tarde tuvimos la Misa Crismal (porque la diócesis es algo extensa en parroquias y terrenos y con "escaso personal" como para celebrarla el Jueves Santo en la mañana). Tuve que ser casi "maestro de ceremonias" pues faltaban cosas para la misa, porque el que era maestro de ceremonias era mi párroco, que estaba algo nervioso pues apenas lleva casi 3 meses como párroco de la Catedral, pero me encargué de darles roles a los acólitos apenas llegaban. Los más grandes me ayudaron y me hacían sugerencias. Todo salió bien, salvo pocos detalles que se escaparon (eso sucede siempre) pero por lo demás, no hubo quejas. Después me quedé con un colega amigo y con su párroco, esperando al Vicario, y el mencionado párroco bromeaba sobre el Vicario con las personas que no lo veían hace tiempo porque él estaba antes en otra parroquia. Tuvimos risotadas en el Obispado (mejor dicho, yo las tuve). Después, me dejaron a la puerta de mi casa en camioneta. Salí de casa perfumado, pero regresé con otro perfume, pero que me gusta mucho: a incienso blanco (me encanta ese olor, y no sé como hay gente que no le gusta).
Ahora que es Jueves Santo, en la tarde tengo la misa de la Cena del Señor en Catedral. Al menos cantaré el Gloria por unos momentos siquiera, y luego el movimiento de manos y pies para el lavado de pies para un presbiterio que se hace pequeño por haber 12 hombres rodeando el altar. También es el día que Cristo instituye la Eucaristía dándose al mundo como Pan y Vino, cerrando para siempre la Antigua Alianza (entre Dios y Moisés, todos conocemos esa historia) y acabando todos los sacrificios para ser Él mismo el sacerdote, la víctima y el altar, escandalizando a muchos por esta entrega, por esta Eucaristía fraterna y subversiva (como decía Pedro Casaldáliga). También instituye el Ministerio Sacerdotal al decir "Hagan esto en memoria mía". Al pedir ello, pide que la obra continúe, que consagren hombres para perpetuar el Misterio de la Fe, para ser imagen y semejanza del Buen Pastor y que esto se perpetue no como un recuerdo sino como memorial, en el que Él se sigue dando hasta que llegue el fin de los tiempos. Dichosos los ojos testigos y la cabeza que reclinó en el hombro del Eterno Sacerdote, porque él con otros han presenciado la primera Eucaristía. Después me quedaré para la Adoración al Santísimo Sacramento del Altar en que Él se queda con nosotros, para acompañarle en su agonía en el Getsemaní, no sé si animaré la adoración con otros o lo hará otra persona, pero me quedaré.
El Papa "Panchito" pidió a los sacerdotes de Roma en la Misa Crismal en la Basílica de San Pedro, que todos ellos deben ser "pastores con olor a oveja", que esa unción propia de ellos la transmitan a las personas que busquen ese perfume porque lo necesitan, y que vayan incluso a las periferias y rincones menos pensados. Pastores en medio de la gente, que hable su lenguaje y que sean pescadores de hombres. Muchas veces la gente tiene problemas (a veces muy grandes) y siempre buscan a un sacerdote (he visto mucha gente  en la Catedral que me pide hablar con un sacerdote, incluso llorando) y aunque hay problemas en los que un sacerdote no siempre puede resolver, basta con que esa persona se sienta escuchada, querida, acogida y consolada por ese ministro de Dios. Ese perfume que tiene un sacerdote es ese mismo perfume que no se puede negar a quienes están necesitados de ello. Y precisamente eso es un pastor, un "Buen Pastor": más que escuchar, entender, entender lo que la gente necesita. Y Dios llama a quienes quiere no porque sean buenos, sino que se hacen buenos porque Dios les ha llamado. La foto de la publicación es él, cuando era cardenal, lavando los pies a las mujeres solteras que él tanto cariño les guarda. Un ejemplo de humildad, de servicio a los otros, y precisamente eso consiste la herencia más grande que alguna persona pueda recibir y que es tan corta de decir pero tan profunda y que resume toda la Ley: "Aménse los unos a los otros".
Mañana en la mañana tengo un retiro espiritual, a las 3 de la tarde la Hora Santa por el que debo preparar mis ánimos para este momento de duelo (sin señal de la cruz, sin flores, sin manteles, sin música, sin júbilo) con la Pasión según San Juan, una solemne oración universal y una emotiva adoración de la cruz. Más tarde, es el Vía Crucis por las calles de la ciudad. Y espero publicar el largo post que estoy preparando para hoy, pero es lo más bello que he encontrado para esta fecha tan importante para la humanidad.
Ahora, a prepararse para vivir un momento especial, con algo de tristeza pero también con la esperanza que la muerte no tiene la última palabra. El dicho dice que todo tiene remedio menos la muerte... pero el problema de la muerte Él ya lo ha resuelto.

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