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sábado, 30 de marzo de 2013

Soledad y silencio: otro final es posible.


Ayer, al ver la película "La Pasión de Cristo", mientras llegaba a su final después de su crucifixión, la lanza en Su costado, la tristeza de los fariseos al ver el templo destruído por el terremoto tras el dolor de Dios tras la muerte de Su Hijo, el miedo de los soldados romanos y la rabia de Satanás al ver que ha sido derrotado por el Amor hasta el extremo, y el cuerpo de Cristo bajado de la cruz por José de Arimatea y dos soldados romanos convertidos a Él tras presenciar la sangre y agua del costado, mientras se lo entregaban a María. La música describe a la perfección cada momento, el coro con la conversión de dos soldados romanos y la pena de los fariseos, mientras que el grito de rabia del Acusador es con el chirrido de las cuerdas (que parecen gritos de millones de personas) mientras el erhu (violín chino, con ese hermoso sonido representando al Maligno, tal vez por lo misteriosa, seductora y hermosa sonoridad, como las tentaciones) hace un solo increíble, y la calma recobra la música con la voz solista de Lizbeth Scott, describiendo el descendimiento de la cruz y la famosa "Pietá". Ver a María tan llena de dolor y al mismo serena, es increíble, y mirándonos casi a los ojos, como mirando al futuro. Se ve en esa mirada que a pesar del dolor, hay esperanza. Esa imagen de María no se ve en la miniserie Jesús de Nazaret, ya que la vemos llorando desconsolada y a gritos desgarradores y todos tristes y llenos de impotencia. Es ahí cuando después de contemplar un Templo destruído y terriblemente profanado después de abrir las puertas a tanta gente, recordamos aquellos del Templo destruído que será reconstruído en 3 días. Creo que todos sabemos a quien se refiere con el Templo.
Ayer, tuve el Via Crucis por las calles. Estaba sereno interiormente como nunca durante el trayecto, preocupado del recorrido por las calles, mirando a la gente. Algunos miraban desde las ventanas de sus departamentos o bebiendo cafe en el centro de la ciudad, otros pasaban indiferentes, uno tenía una mirada casi burlona (espero me equivoque) pero le sonreí, y a muy pocas personas las he visto detenerse respetuosamente y hacer la señal de la cruz, entre ellos a un hombre mayor que trabaja barriendo las calles, con gesto humilde. Me desocupé y fuí al Santuario de Ntra. Sra. de la Candelaria a ayudar a mi amiga con una de las estaciones del Via Crucis, tras un pedido que me hizo en la mañana durante el retiro espiritual que tuvimos. Ocurrieron algunos chascarrillos, pero mi amiga estaba conmigo y le agradezco mucho que me haya hecho reir un poco, si hasta le apreté las mejillas y la he bromeado. Después de ver La Pasión de Cristo, vi con tranquilidad el Via Crucis del Papa Francisco en el Coliseo Romano, un sitio con mucho significado pues muchos de los primeros cristianos eran condenados a morir en el Circo Romano devorados por los leones para diversión de la ciudadanía romana y del César. Los textos de meditación y oraciones de este Via Crucis habían sido preparados por jóvenes libaneses, de la nación del último viaje del Papa Emérito Benedicto XVI. Solo me limitaré a compartir un extracto de las palabras del Papa Francisco al finalizar el Via Crucis, y que reflejan todo el sentido de la Pasión de Cristo que recordamos año tras año: "A veces nos parece que Dios no responde al mal, que permanece en silencio. En realidad Dios ha hablado, ha respondido, y su respuesta es la Cruz de Cristo: una palabra que es amor, misericordia, perdón. Y también juicio: Dios nos juzga amándonos. Si acojo su amor estoy salvado, si lo rechazo me condeno, no por él, sino por mí mismo, porque Dios no condena, Él sólo ama y salva".
Ahora que es Sábado Santa, vivimos el silencio y la soledad de la oscuridad del sepulcro, esperando atentos (otros con impanciencia) la Resurrección. Recuerdo que una amiga, ex postulante a la vida religiosa y profesora de historia, me decía que no les gustaba su nombre. Ella se llama María Soledad, por lo que prefería que le llamaran María. Me contaba que en sus años de colegio, había una monja norteamericana que ella quería saber el significado de su nombre en inglés, a lo que mi amiga le dijo que inglés se dice Loneliness (estar solo/a), la pensó unos momentos y le dijo que no es así, sino que significa Solitude, que es la soledad que rehuímos y que sin embargo es necesaria, esa soledad en la que necesitamos estar a solas con Dios, una soledad en la intimidad, la que nos lleva a conocer a Dios, a amar la vida. Así, prefirio que la llamaran por su segundo nombre. A los años después, cuando la conocí en sus años de postulante, una religiosa española le decía que en su país se recuerda la Soledad de María tras la muerte de Cristo, en la que es un día de luto y tristeza puesto que no hay Eucaristía ni nada durante el día (y efectivamente, lo es) pero María, esperaba sola y expectante, la única persona que esperaba esperanzada según la enseñanza de la Tradición, la única que esperó a que la Vida destruyera a la Muerte apenas llegara el momento. Decía esta religiosa española (a quien conozco y me acerco a saludarla apenas la veo) a mi amiga Sole que eso es transmitir la vida en contextos donde reina la muerte, en estar en lugares donde menos la gente quiere estar, los que nadamos contra la corriente porque sabemos que un mundo lleno de amor es posible. Y finalmente, mi amiga dijo que ahora para ella, Soledad es lo mismo que llamarse Esperanza, porque la tristeza de la soledad y del dolor de nuestras pasiones y faltas, se unen con la esperanza de que todo esto tendrá un final diferente, un final que nunca imaginamos, un final que rompa con nuestros propios esquemas, un final que asombre a todos, un final que marque un antes y un después.
Y así, mi amiga Sole explicó el sentido del vivir el Sábado Santo, conservando el silencio del dolor pero con esperanza, como la mirada de María en la película La Pasión de Cristo. Ahora solo resta esperar la Vigilia de Pascua, porque estoy seguro que la muerte nunca tiene la última palabra.
 
P.D.: Gracias Sole por compartir esta impresión conmigo. Te mando un abrazo grandote. Muchos saludos.

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