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domingo, 31 de marzo de 2013

El día que la muerte ha muerto.

"Jesús ha resucitado. Ha vencido el amor, ha triunfado la misericordia" (Papa Francisco).
 
"Cristo ayer y hoy, principio y fin, alfa y omega, Suyo es el tiempo y la eternidad, a Él el poder y la gloria por los siglos de los siglos. Amén".
El día de ayer estaba deseoso de que llegara la noche para escuchar estas bellas palabras que dice el sacerdote dice para la preparación del Cirio Pascual, poniendo los clavos en cada extremo de la cruz que está en esta gran vela que representa a Cristo Resucitado, en un templo completamente a oscuras. Estaba ansioso a que llegara la hora de ir a la Catedral para acolitar en la Vigilia Pascual. Estaba ansioso a que se apagaran las luces del templo para estar a oscuras. Estaba ansioso porque empezara por lo que me revestí 30 minutos antes. Un ministro de comunión, que trabaja como inspector en un liceo emblemático, me decía que si yo estaba ansioso era porque de verdad sentía esa gran alegría en mi corazón, que no lo hago por costumbre sino porque de verdad creo. Aunque apenas usé el turíbulo (lo que se usa para el incienso) para la consagración porque era naveta (donde se lleva el incienso), porque no recuerdo cuando fue la última vez que lo usé, así que practiqué antes de la misa como llevarlo y los 3x3 golpes para incensar. Como la naveta estaba medio vacía de incienso, lo llenamos y a pesar de las protestas de un amigo (que le molesta el incienso), llenamos el presbiterio de humo de pura alegría.
El obispo estaba algo nervioso con los momentos que vienen después, por lo que tuve que sentarme a su lado para indicarle y recordarle (sin contar la "presión" de los agentes pastorales de la parroquia para que todo salga bien). Recuerdo que apenas llegué para "ponerme al día" con el Misal Romano, me dijeron que no lo tocara porque yo lo cambiaría. ¡Vaya, como si yo no fuera acólito y nunca hubiese cogido un misal en mis manos! Solo les recordé que al ser acólito, sé leer y comprender lo que dice el texto e incluso, que sé como usarlo. Lo malo es que al querer perfección en las cosas, como que no permiten mucho hacer su labor (o bien, ponen peros). Una señora recordaba los errores y olvidos de años anteriores, pero no le escuché un sólo momento algún acierto, pero no le dije nada. Yo creo que está muy bien desear que todo salga bien, pero es imposible pedir perfección y que no haya algún error, somos humanos, y siempre hay algo que nos escapa de las manos. No hubo quejas de la celebración, todo bien. Como nunca, canté el gloria mientras un colega tocaba las campanas y alguien se encargó de hacer sonar el campanario. Al final de la misa, sonó el "Hallelujah" del oratorio "El Mesías" de Haendel, mientras descendíamos del presbiterio. Yo estaba muy sonriente, incluso cantaba el tema (y en inglés): "Hallelujah, for the Lord God Omnipotent reigneth, Hallelujah! The Kingdom of this world is become the Kingdom of Our Lord and of His Christ! And He shall reign for ever and ever, Hallelujah! King of Kings and Lord of Lords, and He shall reign for ever and ever, Hallelujah!". Saludaba y abrazaba personas, deseando una Feliz Pascua de Resurrección.
Estaba muy contento, deseoso de gritar al mundo que el Amor ha vencido a la muerte, que el Amor es Vida, que Cristo tuvo una batalla admirable contra el mundo y que ha vencido. Como ya había terminado todo, quedé solo en la sacristía, por lo que se me ocurrió llamar a mi amiga. La noté algo adormilada, pero me dijo que no estaba durmiendo. Le dije lo contento que estaba, como perro con pulgas y con dos colas, reía y me movía, ella me dijo que la estaba haciendo reir, nos deseamos feliz pascua y colgué. Pero tuve que parar de reir, porque estaba en la sacristía, al rato apareció el obispo pero no me dijo nada de la risa.
Al día siguiente, me repetí el plato en la misa episcopal de mediodía. Y al llegar a casa, recibí huevitos de chocolate. Ya no recuerdo el significado de este gesto, pero me parece recordar que es un símbolo de la fertilidad y que es de origen pagano (si alguien sabe de esto, me corrige, por favor). Pero, más allá de esto, el sentido de esta práctica, es celebrar la Vida. Y además de celebrarla, llevarla a todos lados: abrazar y consolar al que sufre, dar al que necesita, ayudar y enseñar al que no sabe, corregir con misericordia al que se equivoca, así lograremos hacer que el mundo se llene de vida y no un valle de lágrimas. Uno de estos gestos de vida que he visto hoy fue el del Papa Francisco tomando en sus brazos a un niño discapacitado (en la imagen), que curiosamente en Catedral ocurrió algo parecido. En la publicación de la semana pasada, comenté que en la misa de mediodía va un niño con Síndrome de Down, y que es bastante cariñoso. La madre de José me decía que es un niño al que le gusta ir a la misa, y si no va la escucha por la radio, y apenas ve una misa por televisión la quiere ver, como todo niño también tiene sus travesuras pero parece que su mamá lo ama por verla tan emocionada mientras hablaba de él. Me besó y abrazó, y lo he regaloneado un poco. Los gestos de vida como un abrazo son tan sencillos pero tan confortantes, como el abrazo que recibí la mañana del Viernes Santo y que se prolongó hasta en la noche. A eso se refería Cristo cuando nos pidió ser Sal de la Tierra y Luz del Mundo: darle sabor a los desabridos e iluminar a los que están a oscuras.
Termino deseando a cada amigo, amiga, conocido, conocida, lector, lectora, a cada uno de mis regalones y regalonas, que tengan una Feliz Pascua de Resurrección y que Jesucristo, el Señor de la Vida, les llene de bendiciones a cada uno y a cada una. Si quieren, coman harto chocolate, pero no se olviden de dar vida a cada persona que lo necesite en este mundo. A secar lágrimas y a llenar sonrisas las caras de las personas.
¡Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera!

sábado, 30 de marzo de 2013

Soledad y silencio: otro final es posible.


Ayer, al ver la película "La Pasión de Cristo", mientras llegaba a su final después de su crucifixión, la lanza en Su costado, la tristeza de los fariseos al ver el templo destruído por el terremoto tras el dolor de Dios tras la muerte de Su Hijo, el miedo de los soldados romanos y la rabia de Satanás al ver que ha sido derrotado por el Amor hasta el extremo, y el cuerpo de Cristo bajado de la cruz por José de Arimatea y dos soldados romanos convertidos a Él tras presenciar la sangre y agua del costado, mientras se lo entregaban a María. La música describe a la perfección cada momento, el coro con la conversión de dos soldados romanos y la pena de los fariseos, mientras que el grito de rabia del Acusador es con el chirrido de las cuerdas (que parecen gritos de millones de personas) mientras el erhu (violín chino, con ese hermoso sonido representando al Maligno, tal vez por lo misteriosa, seductora y hermosa sonoridad, como las tentaciones) hace un solo increíble, y la calma recobra la música con la voz solista de Lizbeth Scott, describiendo el descendimiento de la cruz y la famosa "Pietá". Ver a María tan llena de dolor y al mismo serena, es increíble, y mirándonos casi a los ojos, como mirando al futuro. Se ve en esa mirada que a pesar del dolor, hay esperanza. Esa imagen de María no se ve en la miniserie Jesús de Nazaret, ya que la vemos llorando desconsolada y a gritos desgarradores y todos tristes y llenos de impotencia. Es ahí cuando después de contemplar un Templo destruído y terriblemente profanado después de abrir las puertas a tanta gente, recordamos aquellos del Templo destruído que será reconstruído en 3 días. Creo que todos sabemos a quien se refiere con el Templo.
Ayer, tuve el Via Crucis por las calles. Estaba sereno interiormente como nunca durante el trayecto, preocupado del recorrido por las calles, mirando a la gente. Algunos miraban desde las ventanas de sus departamentos o bebiendo cafe en el centro de la ciudad, otros pasaban indiferentes, uno tenía una mirada casi burlona (espero me equivoque) pero le sonreí, y a muy pocas personas las he visto detenerse respetuosamente y hacer la señal de la cruz, entre ellos a un hombre mayor que trabaja barriendo las calles, con gesto humilde. Me desocupé y fuí al Santuario de Ntra. Sra. de la Candelaria a ayudar a mi amiga con una de las estaciones del Via Crucis, tras un pedido que me hizo en la mañana durante el retiro espiritual que tuvimos. Ocurrieron algunos chascarrillos, pero mi amiga estaba conmigo y le agradezco mucho que me haya hecho reir un poco, si hasta le apreté las mejillas y la he bromeado. Después de ver La Pasión de Cristo, vi con tranquilidad el Via Crucis del Papa Francisco en el Coliseo Romano, un sitio con mucho significado pues muchos de los primeros cristianos eran condenados a morir en el Circo Romano devorados por los leones para diversión de la ciudadanía romana y del César. Los textos de meditación y oraciones de este Via Crucis habían sido preparados por jóvenes libaneses, de la nación del último viaje del Papa Emérito Benedicto XVI. Solo me limitaré a compartir un extracto de las palabras del Papa Francisco al finalizar el Via Crucis, y que reflejan todo el sentido de la Pasión de Cristo que recordamos año tras año: "A veces nos parece que Dios no responde al mal, que permanece en silencio. En realidad Dios ha hablado, ha respondido, y su respuesta es la Cruz de Cristo: una palabra que es amor, misericordia, perdón. Y también juicio: Dios nos juzga amándonos. Si acojo su amor estoy salvado, si lo rechazo me condeno, no por él, sino por mí mismo, porque Dios no condena, Él sólo ama y salva".
Ahora que es Sábado Santa, vivimos el silencio y la soledad de la oscuridad del sepulcro, esperando atentos (otros con impanciencia) la Resurrección. Recuerdo que una amiga, ex postulante a la vida religiosa y profesora de historia, me decía que no les gustaba su nombre. Ella se llama María Soledad, por lo que prefería que le llamaran María. Me contaba que en sus años de colegio, había una monja norteamericana que ella quería saber el significado de su nombre en inglés, a lo que mi amiga le dijo que inglés se dice Loneliness (estar solo/a), la pensó unos momentos y le dijo que no es así, sino que significa Solitude, que es la soledad que rehuímos y que sin embargo es necesaria, esa soledad en la que necesitamos estar a solas con Dios, una soledad en la intimidad, la que nos lleva a conocer a Dios, a amar la vida. Así, prefirio que la llamaran por su segundo nombre. A los años después, cuando la conocí en sus años de postulante, una religiosa española le decía que en su país se recuerda la Soledad de María tras la muerte de Cristo, en la que es un día de luto y tristeza puesto que no hay Eucaristía ni nada durante el día (y efectivamente, lo es) pero María, esperaba sola y expectante, la única persona que esperaba esperanzada según la enseñanza de la Tradición, la única que esperó a que la Vida destruyera a la Muerte apenas llegara el momento. Decía esta religiosa española (a quien conozco y me acerco a saludarla apenas la veo) a mi amiga Sole que eso es transmitir la vida en contextos donde reina la muerte, en estar en lugares donde menos la gente quiere estar, los que nadamos contra la corriente porque sabemos que un mundo lleno de amor es posible. Y finalmente, mi amiga dijo que ahora para ella, Soledad es lo mismo que llamarse Esperanza, porque la tristeza de la soledad y del dolor de nuestras pasiones y faltas, se unen con la esperanza de que todo esto tendrá un final diferente, un final que nunca imaginamos, un final que rompa con nuestros propios esquemas, un final que asombre a todos, un final que marque un antes y un después.
Y así, mi amiga Sole explicó el sentido del vivir el Sábado Santo, conservando el silencio del dolor pero con esperanza, como la mirada de María en la película La Pasión de Cristo. Ahora solo resta esperar la Vigilia de Pascua, porque estoy seguro que la muerte nunca tiene la última palabra.
 
P.D.: Gracias Sole por compartir esta impresión conmigo. Te mando un abrazo grandote. Muchos saludos.

viernes, 29 de marzo de 2013

Cada año: misma fecha, lágrimas nuevas.


Después del Jueves Santo, tuve que animar con un colega la Adoración al Santísimo Sacramento. Estaba sereno, incluso tuve unos momentos para adorar a Cristo Sacramentado, no estaba triste sino que demasiado serio. Aunque al final de este momento, he bebido un poco de vino (era de misa, pero obviamente no estaba consagrado) y unos pancitos sin levadura. Espero que el otro año pueda participar de una cena judía, aún no he tenido la experiencia pero me han dicho que es muy hermosa y simbólica.
Llegué a casa y sin ganas de comer nada. No tenía hambre, tal vez por la tristeza o la seriedad, pero bebí té porque hizo mucho frío. Para dormir leí la Pasión según San Juan y me dormí.
Desperté bruscamente por el celular, que había programado la noche anterior. Esta mañana fue muy helada, y tenía retiro, pero me levanté 15 minutos después. Iba algo errante y pensante por la calle, y al llegar a la capilla Cristo Resucitado para el retiro espiritual, ví que una delgada figura femenina se acerca corriendo. Reconozco a esa persona, a mi amiga no la veía hace tiempo. Siento como el bolso se me cae de las manos y me tapo la boca, presa de la sensibilidad y ella salta a abrazarme y yo me derrumbo, lleno de emoción. Nunca me habían confortado tanto su manos mientras me abrazaba. Este par de amigos se extrañaban mucho y están unidos, en las buenas y en las malas.
Medité en el retiro un pasaje del Éxodo, que hacía mención de la vocación de Moisés. Es increíble como nosotros ponemos excusas ante cualquier cosa, tal vez por comodidad o paralizados por el miedo: Moisés preocupado por el "que dirán" los judíos, que señales pedirán, cual es nombre de Dios, que no tiene don de palabra (algunos estudios teológicos indican que él era tartamudo), incluso piden que mande a otro. Y precisamente Dios rompe con los esquemas de que todo es imposible para el hombre y las limitaciones de un exceso de racionalismo (soy muy joven para eso, no tengo experiencia, estoy muy viejo, no sé que decir, etc.) y es por eso que Dios solo se fija en los que menos pensamos, no en superhombres sino en hombres y mujeres con virtudes y defectos que estén dispuestos a hacer Su voluntad. Y así, Cristo escogió a sus Doce. He pensado mucho en la fe.
También he fabricado una cruz con palos de helado, en las pegué además un letrero sin nombre (pidieron que anotara la causa de la muerte de Jesús) y el madero en que se clavaba el pie. Marqué con una cruz los lugares en que los clavos se ubican en la cruz y dejé el letrero sin nombre, porque Cristo murió por todos los males del mundo y por cada uno de nosotros que lo negamos, lo vendemos, lo traicionamos, lo ofendemos, lo masacramos, lo condenamos y lo matamos, porque Él amó a cualquiera, a todo el mundo. Dejé el madero de apoyo no porque la crucifixión tuviera algo de piedad, sino que hacia que la muerte fuera más lenta, porque el peso del cuerpo sofocaba los pulmones y la pérdida de sangre provocaba además la pérdida de oxígeno.
Que nadie me diga pues, que Cristo murió en vano, porque ahora hay más indiferencia religiosa, porque ya no se cree en el clero, porque ya no hay programación suficiente de Semana Santa, etc. Sabemos que fue una muerte de lo más cruenta, destinada para aquellos "malditos que no merecen el perdón" pero ha muerto un justo entre los justos que ni siquiera se sienten seguros de su condición de tales. Dios mostró a través de Él su amor por los hombres, aunque sé que muchos criticarán que Dios pudo haber evitado las guerras, las cruzadas, el Holocausto, las hambrunas, las epidemias, los terremotos, las violaciones, los abusos a los niños, los femicidios, etc., diciendo que Él se queda indiferente o acusando incapacidad de intervención (argumento clásico de un escéptico). Es voluntad de Dios acabar con todos los males, pero no es Su voluntad intervenir con gran majestad (salvo en el momento del Gran Día) para que todos crean en Él, porque tanto fue su amor que nos dió y respeta infinitamente el libre albedrío, dando la opción de escoger el bien y el mal (con las ventajas y desventajas que cada opción conlleva). Algunos escogieron el mal, pero otros tenemos la capacidad de amar y Él está en cada uno de nosotros, por algo Él murió por la humanidad, creada por el mismo Padre Dios y lo llevaremos grabada su imagen en nuestros corazones, y los que le busquen encontrarán en Él la fuerza para amar incondicionalmente. Por eso no me cansaré de repetir y lo diré hasta el día que me muera: Su muerte no fue en vano.
Al acabar el retiro, almorcé rápido para emprender marcha a la Catedral y participar en la Hora Santa para la Adoración de la Cruz. Hace una hora que me desocupado. Empezar a ver borroso es inevitable, pero me da una sensación extraña: veía las huellas del templo tras el terremoto de hace casi 2 meses, y pensaba que en cada templo del mundo, enlutecido, sin mantel, sin velas, sin luces, sin flores, sin cantos, sin señal de la cruz, sin "Oremos", sin gloria, sin perdón, sin todo esto se sintiera un ambiente de sacralidad tan profundo que no veo en otros días, ni siquiera en las misas más solemnes y con mucho humo de incienso.
Y es que teniendo claro la causa de la muerte de Cristo, por eso es tan dificil para mí no sentirme triste, algunos han notado mis ojos llenos de lágrimas, y es que sé que Él murió por mí, por mis faltas de caridad, por mis ofensas, mis insolencias, mis irreverencias, mis pecados, y ya que por lo general lo hago no de malo sino de tonto ("hago el mal que no quiero, pero no hago el bien que quiero") y me averguenza tanto que a veces lloro, pero también estoy lleno de gratitud porque Otro ya pagó la cuenta por mí. Todos los años es el mismo día, pero mis tristezas anuales son diferentes (por eso el título del post). Podría acostumbrarme a esto, pero no quiero acosumbrarme al dolor, no quiero que la injusticia sea el pan de cada día, ni los atropellos a los derechos humanos, ni el odio a la Iglesia, ni la discriminación, ni ningún mal, jamás aceptaré que cada calamidad sea parte de la realidad, porque jamás me acostumbraré al dolor y a las injusticias y eso siempre se los digo a mis compañeros y amigos: jamás se acosumbren, reclamen cuando haya que hacerlo. Uno de mis autores predilectos, San Agustín, decía que "Vale más una lágrima en memoria de la Pasión de Cristo que peregrinar a Tierra Santa y estar a pan y agua"... y tiene razón, me hizo mucho sentido apenas leí esta frase.
En un rato después, debo acolitar en el Vía Crucis por las calles de Copiapó. Solo me queda decir: muchas gracias, Jesús, gracias por llevar una cruz que no era Tuya sino la mía. Gracias por tanto amor, que a veces siento que no lo merezco, por amarme y aceptar mis virtudes y mis defectos, por mirarme con amor y confiar en mí, por la familia que me diste, por los amigos que tengo, también por aquellas cosas que me han causado dolor porque me has ayudado a crecer, y por estar siempre conmigo.
DEO GRATIAS!

jueves, 28 de marzo de 2013

Una semana muy especial.


He comenzado esta Semana Santa con una mañana muy helada para el Domingo de Ramos, que comenzó en un liceo femenino que está al cuidado de religiosas. Iba con otro acólito, dos diáconos y el Obispo, acompañando a Cristo aclamándole con los ramos de olivo por las calles de Copiapó. Hasta ahí, todo es alegría y júbilo. Y de ahí, como que el clima de alegría se ensombrece (a mi parecer) porque después de caminar por las calles y llegar a la Catedral hasta llegar en procesión hasta el presbiterio en medio de los ramos y cantos, las lecturas hacen alusión a los anuncios de la Pasión. Personalmente, no puedo escuchar el salmo 21 porque es suficiente como para que mis ojos se llenen de lágrimas y el nudo en la garganta me incomode, y me tengo que aguantar mientras esté en el altar (siendo acólito, debo "ser profesional" y continuar aunque esté triste, alegre o de duelo). Esta misma sensación me sucede apenas escucho la palabra "Pasión" antes de leer el texto del Evangelio que narra el proceso y muerte de Cristo. Leen dos diáconos (uno es el Evangelista y el otro lee los parlamentos del pueblo: apóstoles, personas, Pilato, etc.) y el Obispo lee lo que corresponde a Jesús (un sacerdote siempre hace de Cristo, siendo él "otro Cristo" en la Eucaristía). Es que es chocante que primero se alabe a Cristo y luego pedimos a gritos su muerte (bueno, algunos alaban a Cristo con un ramo de olivo en una mano, y la otra mano en la espalda sostiene tres clavos y un martillo) aunque sé que muchos tienen un doble estándar, pero no deja de ser indignante. El micrófono que estaba en el pedestal para el Obispo comenzó a fallar, y tuve que acercarme a él con el micrófono del altar. Yo me encontraba tranquilo, a pesar de estar sentimental (debo confesar que tengo mi lado romántico), y algo resfriado.
Durante Cuaresma ya preparo el repertorio musical para Semana Santa, y que es el que he compartido en la publicación anterior. El Obispo, además de sacerdote es músico, cuando le conté que adquirí "La Pasión según San Mateo" de Bach dirigida por Karl Richter, él me dijo que estas obras son la oportunidad de evocar a Dios y movernos a la oración (especialmente a Bach, que escribió casi el 90% de sus obras dedicadas a Dios) y que me acerque mucho a él con esta obra, ya que esa es la finalidad de la música sacra.
Ayer en la tarde tuvimos la Misa Crismal (porque la diócesis es algo extensa en parroquias y terrenos y con "escaso personal" como para celebrarla el Jueves Santo en la mañana). Tuve que ser casi "maestro de ceremonias" pues faltaban cosas para la misa, porque el que era maestro de ceremonias era mi párroco, que estaba algo nervioso pues apenas lleva casi 3 meses como párroco de la Catedral, pero me encargué de darles roles a los acólitos apenas llegaban. Los más grandes me ayudaron y me hacían sugerencias. Todo salió bien, salvo pocos detalles que se escaparon (eso sucede siempre) pero por lo demás, no hubo quejas. Después me quedé con un colega amigo y con su párroco, esperando al Vicario, y el mencionado párroco bromeaba sobre el Vicario con las personas que no lo veían hace tiempo porque él estaba antes en otra parroquia. Tuvimos risotadas en el Obispado (mejor dicho, yo las tuve). Después, me dejaron a la puerta de mi casa en camioneta. Salí de casa perfumado, pero regresé con otro perfume, pero que me gusta mucho: a incienso blanco (me encanta ese olor, y no sé como hay gente que no le gusta).
Ahora que es Jueves Santo, en la tarde tengo la misa de la Cena del Señor en Catedral. Al menos cantaré el Gloria por unos momentos siquiera, y luego el movimiento de manos y pies para el lavado de pies para un presbiterio que se hace pequeño por haber 12 hombres rodeando el altar. También es el día que Cristo instituye la Eucaristía dándose al mundo como Pan y Vino, cerrando para siempre la Antigua Alianza (entre Dios y Moisés, todos conocemos esa historia) y acabando todos los sacrificios para ser Él mismo el sacerdote, la víctima y el altar, escandalizando a muchos por esta entrega, por esta Eucaristía fraterna y subversiva (como decía Pedro Casaldáliga). También instituye el Ministerio Sacerdotal al decir "Hagan esto en memoria mía". Al pedir ello, pide que la obra continúe, que consagren hombres para perpetuar el Misterio de la Fe, para ser imagen y semejanza del Buen Pastor y que esto se perpetue no como un recuerdo sino como memorial, en el que Él se sigue dando hasta que llegue el fin de los tiempos. Dichosos los ojos testigos y la cabeza que reclinó en el hombro del Eterno Sacerdote, porque él con otros han presenciado la primera Eucaristía. Después me quedaré para la Adoración al Santísimo Sacramento del Altar en que Él se queda con nosotros, para acompañarle en su agonía en el Getsemaní, no sé si animaré la adoración con otros o lo hará otra persona, pero me quedaré.
El Papa "Panchito" pidió a los sacerdotes de Roma en la Misa Crismal en la Basílica de San Pedro, que todos ellos deben ser "pastores con olor a oveja", que esa unción propia de ellos la transmitan a las personas que busquen ese perfume porque lo necesitan, y que vayan incluso a las periferias y rincones menos pensados. Pastores en medio de la gente, que hable su lenguaje y que sean pescadores de hombres. Muchas veces la gente tiene problemas (a veces muy grandes) y siempre buscan a un sacerdote (he visto mucha gente  en la Catedral que me pide hablar con un sacerdote, incluso llorando) y aunque hay problemas en los que un sacerdote no siempre puede resolver, basta con que esa persona se sienta escuchada, querida, acogida y consolada por ese ministro de Dios. Ese perfume que tiene un sacerdote es ese mismo perfume que no se puede negar a quienes están necesitados de ello. Y precisamente eso es un pastor, un "Buen Pastor": más que escuchar, entender, entender lo que la gente necesita. Y Dios llama a quienes quiere no porque sean buenos, sino que se hacen buenos porque Dios les ha llamado. La foto de la publicación es él, cuando era cardenal, lavando los pies a las mujeres solteras que él tanto cariño les guarda. Un ejemplo de humildad, de servicio a los otros, y precisamente eso consiste la herencia más grande que alguna persona pueda recibir y que es tan corta de decir pero tan profunda y que resume toda la Ley: "Aménse los unos a los otros".
Mañana en la mañana tengo un retiro espiritual, a las 3 de la tarde la Hora Santa por el que debo preparar mis ánimos para este momento de duelo (sin señal de la cruz, sin flores, sin manteles, sin música, sin júbilo) con la Pasión según San Juan, una solemne oración universal y una emotiva adoración de la cruz. Más tarde, es el Vía Crucis por las calles de la ciudad. Y espero publicar el largo post que estoy preparando para hoy, pero es lo más bello que he encontrado para esta fecha tan importante para la humanidad.
Ahora, a prepararse para vivir un momento especial, con algo de tristeza pero también con la esperanza que la muerte no tiene la última palabra. El dicho dice que todo tiene remedio menos la muerte... pero el problema de la muerte Él ya lo ha resuelto.

martes, 26 de marzo de 2013

Un soundtrack para Semana Santa


La música es el arte humano por excelencia, lo único que considero como lo más perfecto de la humanidad, porque es el único elemento de carácter humano que al ser oído adquiere carácter divino. Ha sido nuestra compañera y nuestra sombra en varios momentos: soledad, alegría, tristeza, momentos especiales, noviazgo, oración, etc., o incluso cuando nos estamos bañando (para los que llevamos el celular al baño).
Para distintas fechas siempre dispongo de un repertorio musical, incluso para Semana Santa. Compartiré las obras que suelo escuchar para mover al recogimiento y a la oración si es que estamos llenos de ruido en nuestras vidas (me refiero al ruído espiritual). No pretendo suplir de ninguna manera la no participación a los oficios de Semana Santa que se realizan en estos días, pero sí mover a la oración, al agradecimiento a Dios por salvarnos del pecado y porque Su Hijo nos ayudó a reconciliarnos con Él y a promover la conversión constante y personal.
No ordenaré las obras por estilo, período o compositor, pero son diversas entre sí, desde la música clásica hasta la música litúrgica.
 
 
 
La Pasión según San Mateo (J.S. Bach).
Lejos, una de las mejores obras de la música a nível universal y cumbre de la música barroco, logrando trascender barreras ideológicas y religiosas. Hasta el propio Nietzsche, un convencido escéptico y "deicida" que ha arrancado de sus labios una de las confesiones más sublimes sobre esta obra: "Esa semana he ido a escuchar tres veces la Pasión según san Mateo del divino Bach, y en cada una de ellas con el mismo sentimiento de máxima admiración. Una persona que -como yo- ha olvidado completamente el cristianismo no puede evitar oírla como si se tratase de uno de los evangelios". La obra está basada en los capítulos 26 y 27 del Evangelio de Mateo, cantadas por un solista que hace de evangelista, otros interpretan a Jesús y al pueblo, y los demás cantan las arias y corales que se intercalan a modo de "comentarios". Hace casi 10 años de haber escuchado esta obra, recuerdo como la vista se me borraba hasta aguarse y no evitar emocionarme con algo tan bello. Esta versión de Karl Richter, un organista y director de gran parte de las obras de Bach, llevó a cabo la ejecución de esta obra pero con instrumentos musicales contemporáneos y no de la época barroca, siendo criticada su dirección como muy "sentimental" y carente de técnica. En la música la técnica es muy necesaria, pero no sirve de nada si no hay sentimiento ni emociones, y esta versión está llena de emociones y sentimientos. La obra está en alemán, ya que fue escrita para la liturgia de la Iglesia Luterana (al que él pertenecía y servía como organista, director y compositor de obras religiosas), y fue estrenada para un Viernes Santo.
Para quienes deseen seguir la traducción de la obra mientras la escuchan: http://www.kareol.es/obras/cancionesbach/pasionmateo/texto.htm
 
 
 
La Pasión según San Juan (J.S. Bach)
Siguiendo la misma estructura de la obra anterior, con el mismo director y el mismo estilo de ejecución, se diferencia bastante: Bach la compuso con prisa, pues se retrasó al dedicarse a otras obras, por lo que se distancia bastante de la sublimidad de la Pasión según San Mateo, por eso la sensación de parecer falta de término y ser algo desenfrenada y expresiva, siendo algo "extravagante" para la época. El texto se basa en los capítulos 18 y 19 del Evangelio de Juan.
 
 
 
Cristo en el Monte de los Olivos (L.V. Beethoven)
El compositor pasaba por momentos difíciles, que era de índole económica. Por ese entonces, en un intento por encomendarse a Dios, compone esta obra en 14 días y de pronto, su suerte cambia. Él compuso misas, pero esta obra es su único oratorio (que alguien me corrija si estoy equivocado). La obra, con texto de Gruber, habla de la agonía, dolor y desesperación de Jesús en el Huerto de los Olivos, del que aparece un ángel a consolarle, luego Pedro le dice que escape, y los soldados y siervos de los sacerdotes lo buscan para arrestarlo y los discípulos huyendo. Todos hemos pasado por nuestro huerto de Getsemaní a orar con el rostro en el suelo, postrado de nuestras grandezas y quedar desnudos como un gusano. Por eso es el momento que más sentimental me pone, porque Él se despojó de la divinidad para implorar a Dios siendo Dios Él mismo, y lleno de miedo y tristeza, necesitado de consuelo, como cualquier ser humano. Nunca Dios ha estado tan desamparado y tan lleno de lágrimas. Esta es una obra para quienes estamos pasando por un momento dificil y no tenemos más que abandonarnos en las manos de Dios. El enlace no es un video sino que para ser oída, también incluye la traducción de la obra para quienes quieran seguir el texto: http://airesimpalpables.blogspot.com/2010/05/beethoven-cristo-en-el-monte-de-los.html
 
 
 
La Pasión según San Lucas (K. Penderecki)
Nos encontramos frente a una obra muy vanguardista, que a lo mejor nos choque por estar acostumbrados a cierto lenguaje musical, a lo barroco o clásico o romántico y no a lo dodecafónico. Esta obra del año 1962, tiene la misma estructura de las Pasiones de Bach (un solista hace de evangelista, otros de personajes bíblicos, etc) pero estar intercaladas con oraciones propias del misal romano y de otras propias de la devoción, por lo que se encuentra en latín. Muy expresiva y dramática, pero abundante en textos litúrgicos. Penderecki la escribió cuando su país, Polonia, se encontraba bajo asedio de los comunistas, por lo que esta obra fue considerada un desafío por la dictadura. Para quienes se atrevan a escuchar algo diferente, prometo que no se arrepentirán. Lamentablemente no he encontrado la traducción de la obra, pero les dejo el enlace de la obra: https://www.youtube.com/watch?v=nkqydMUOoEs
 
 
 
 
Utrenja (K. Penderecki).
Esta es otra obra religiosa del mismo compositor polaco, y también dentro del mismo lenguaje musical vanguardista. Pero esta vez, tomando textos de la liturgia propia de la Iglesia Ortodoxa, trata de Cristo puesto en la tumba, el transcurso del Sábado Santo y el momento de la Resurrección. Algunos pocos temas de esta obra se han incluído en películas como El Exorcista, El Resplandor y en alguna que otra película de terror, por ser un tipo de música al que no estamos acostumbrados y que por ello, nos asusta o causa rechazo. Por eso, la música describe perfectamente la oscuridad del sepulcro, la angustia de la espera si es que de verdad Cristo resucitará al tercer día, con sonidos lúgubres pero también gloriosos y llenos del misterio de la fe. Recuerdo que una vez, mientras escuchaba música de Penderecki, mi madre me preguntaba si esa música es de alguna de terror o no, yo le expliqué que es música pero con un lenguaje musical contemporáneo, alejado de otros períodos. Y les reitero que quien se atreva a escuchar musica con otro estilo musical, sigan estos enlaces. El primer enlace es el entierro de Cristo y el segundo es la Resurrección.
 
 
 
Oficio de Tinieblas (Tomás Luis de Victoria).
El Oficio de Tinieblas, caído casi en el olvido, se realiza en algunas iglesias de Europa según el antiguo rezo de la Liturgia de las Horas en los días Miércoles, Jueves y Viernes Santos, y se realizaba en altas horas de la noche, por eso el nombre de tinieblas, ya que se realizaba con las luces apagadas. Este oficio se compone de las Lamentaciones del profeta Jeremías y salmos, siempre habiendo un tenebrario, que es un candelabro triangular con 15 velas que se apagan progresivamente, simbolizando a los 11 apóstoles (no se cuenta a Judas Iscariote), a las 3 Marías y a María Nuestra Madre, representada en el cirio o vela más destacado. Cada vela se apagaba a medida que cada apóstol abandonaba a Cristo, quedándose el templo a oscuras cada vez más hasta llegar a la última vela, y se cantaba el "Miserere mei, Deus" (Salmo 50), ocultando la luz representando la entrada de Cristo al sepulcro y la vigilia de la Iglesia. Y finalmente, sacerdotes y fieles hacían resonar matracas que hacen alusión a las convulsiones de la naturaleza tras la muerte de Cristo. La obra no tiene ninguna doxología (alabanza) ni cantos jubilosos, solo exequias, salmos, lamentos y cantos fúnebres. Ni siquiera terminaba con rito de despedida ni había bendición final. Esta obra, del español Tomas Luis de Victoria, organista y sacerdote, compuso con el lenguaje del canto polifónico, caracterizado por componer obras para la liturgia, sus obras están llenas de misticismo y religiosidad sobrecogedoras. Como es de esperar, la obra se encuentra en latín.
 
 
 
Stabat Mater (G. Rossini)
Chespirito dijo una vez que no se es buen artista si un buen comediante es además un mal dramático. Lo digo porque Rossini, compositor de óperas y comedias, cocinero pero también un hombre de Iglesia muy bonachón, compuso esta obra basada en una antigua oración de la Iglesia durante Semana Santa, que hace alusión al dolor de la Virgen María ante la muerte de su Hijo. Las críticas de la época lo acusaron de falta de sacralidad en la obra, por ser muy teatral y dramático, pero a mi juicio describe a la perfección tan amargo e infinito sufrimiento. Esta versión del director Antonio Pappano, cuenta entre los solistas a la soprano rusa Anna Netrebko, una solista que admiro bastante por su voz, y que no aparenta en nada sus cuarenta y tantos años, aunque muchos la acusan de frívola (¡Vaya, a los divos y las divas les dicen eso desde siempre! ¿Qué esperaban?). La he visto cantar algunas óperas, pero canta maravillosamente las obras religiosas, y lo comprobé con esta ejecución.
Traducción del texto latino con dos versiones, el de Lope de Vega y la traducción literal: http://es.wikipedia.org/wiki/Stabat_mater#Texto_de_la_secuencia
 
 
 
Stabat Mater (Giovanni Battista Pergolesi)
Compositor fallecido apenas a sus 26 años de vida, fue compositor de óperas bufas, pero también escribió obras religiosas (incluyendo este Stabat Mater para orquesta, soprano y contralto). La dirección también corre a cargo de Antonio Pappano, las solistas son Marianna Pizzolato y Anna Netrebko (¡Por supuesto! ¡Esta mujer canta como los ángeles!). Sobre esta obra se corre la leyenda que el compositor tenía la sensación de que moriría luego y que esta obra sería la última (¡Al igual que Mozart!) y lo increíble es que la obra se estrenó 7 días después de la muerte de Pergolesi, una posible víctima de tuberculosis. Él, en su Stabat Mater, más allá de la religión que se profese o no estar de acuerdo con ninguna, logró transmitir el dolor de una madre al perder a su hijo, una obra que conmueve a cualquier ser humano que tenga un mínimo de sensibilidad. Una obra cargada de sentimiento. El enlace de la traducción ya la he dejado en la obra anterior.
 
 
 
Las 7 últimas palabras de Cristo en la Cruz (Joseph Haydn).
De esta obra existen varias versiones: para orquesta (en este caso), oratorio, clavicordio y para cuarteto de cuerdas. El violagambista español Jordi Savall es el director de esta ejecución con instrumentos de la época, por lo que en el video encontraremos imágenes propias de las cofradías de Semana Santa en España. Desde una Iglesia hispana llegó este encargo a Haydn, lo que rápidamente se difundió por Europa. La obra se compone de una obertura, los movimientos siguientes son cada una de estas siete palabras y finaliza con el movimiento más furioso llamado "El terremoto", que como todos sabemos es el sismo que ocurre al morir Cristo según las Escrituras. El compositor indicaba en la primera edición de la partitura: "Hace unos quince años, un canónigo de Cádiz me solicitó que compusiera música instrumental sobre las siete últimas palabras de Cristo en la cruz. En esa época se acostumbraba hacer un oratorio cada año, durante la cuaresma: las paredes, ventanas y columnas del templo estaban cubiertas con telas negras y una lámpara colgada en el centro proporcionaba luz en esta santa oscuridad. Al mediodía, se cerraban las puertas y la música comenzaba. Después de un apropiado preludio, el obispo subía al púlpito, pronunciaba una de las siete palabras y procedía a comentarla. Luego bajaba del púlpito y se arrodillaba ante el altar. Durante esta pausa se volvía a tocar música. De manera similar, el obispo subía y bajaba del púlpito para cada una de las restantes palabras, y la orquesta tocaba en cada pausa". Esta obra también es recomendable para esta fecha.
 
 
 
El Mesías (G.F. Haendel).
Esta es una de sus obras más conocidas, especialmente el tema "Hallelujah" como expresión máxima de alabanza y de júbilo, a veces usada en televisión para expresar momentos de alivio, como diciendo "¡Por fin!" (recuerdo que en la enseñanza media tuve un compañero bastante odioso y que disfrutaba fastidiando al prójimo -incluyendo a este servidor- y el día que no fue a clases, uno de mis amigos cantó los primeros acordes de esta canción). La obra se compone de textos bíblicos que no cuentan la vida de Cristo, sino que lo van anunciando. La obra se divide en 3 partes: Nacimiento; Pasión, Resurrección y Ascensión; y el Juicio Final, Victoria definitiva de Cristo sobre la muerte, finalizando con el "Amén". Se cuenta que mientras Haendel estaba componiendo el "Hallelujah", su criado lo encontró muy emocionado, con los ojos llenos de lágrimas. a lo que el compositor le explicó: "Pensaba que veía delante de mí el Cielo y a Dios mismo" (y si la escuchan, se van a dar cuenta que es verdad). Por eso, esta obra se caracteriza por lo majestuosa. Espero que el día del Juicio Final, esta obra sea la música de fondo para la Alegría Eterna, porque jamás he escuchado algo tan hermoso.
El Hallelujah (ojala la escuchemos para Pascua de Resurrección y no antes): http://www.youtube.com/watch?v=0INu00DmYGM
La traducción de la obra del inglés al español: http://www.kareol.es/obras/cancioneshandel/elmesias/texto.htm
 
 
 
Christus (Franz Liszt)
Este pianista virtuoso, todo un divo en su época, tanto así que se rodeaba de mujeres cada vez que él tocaba el piano, haciendo que muchas se desmayaran. Pero en el último período de su vida, renunció a su condición para ingresar a la vida religiosa (recibió las órdenes menores pero nunca fue ordenado sacerdote, aunque recibía el trato de "abate" que significa "padre"). Esta obra escrita durante su estancia en Roma, tiempo en el que recibió la tonsura, es un oratorio centrado en los principales aspectos de la vida de Cristo, en un esfuerzo por reformar la música litúrgica, sin éxito. Esta obra se interpreta muy poco, pero es bellísima, vale la pena escuchar este largo oratorio. Espero que con las obras que he compartido en esta entrada les ayuden a "hacer ambiente" en esta Semana Santa (y si es posible, instalen el Realplayer, porque este programa es útil para descargar videos online, especialmente los de youtube).

lunes, 25 de marzo de 2013

Dos fechas que tienen en común la vida humana.

 
Hoy, 25 de marzo, es el Día del Niño por Nacer, y el pasado 21 fue el Día Internacional del Síndrome de Down. ¿Y qué tiene que ver ambas fechas? Mucho: en países donde el infanticidio (aborto) es legal, la tasa de personas con Síndrome de Down es baja; y en países dónde tienen conciencia de la vida desde la concepción, dichas tasas superar a los países con aborto legal.
Es obvio que en países con aborto legal se prioriza la mezquindad y caprichos egoístas, propios de la discriminación con un bajo concepto de lo que es sano, con pretextos "filantrópicos" ("que no nazca porque va a sufrir mucho", etc.). Es cierto que muchas familias no tienen suficientes recursos para mantener a alguien que nació con un trastorno que no tiene cura o bien, el coste para el tratamiento es altísimo pero aún así, saben perfectamente que la vida humana no es un error. Los hijos no son escogidos, ni siquiera se escoge si estos nacen con enfermedad o no.
Afortunadamente en Chile el aborto no es legal (después de una reñida batalla por defender la dignidad de la vida humana), además de ser el aborto un motivo para la excomunión automática (aunque hay motivos comprensibles que no la hacen efectiva como la inmadurez o si hubo obligación, etc). En muchas familias hay conciencia de integración de los niños con Síndrome de Down, aunque faltan muchas políticas para lograr una integración plena (pero las hay). Dicho trastorno los hace diferentes pero no desiguales, inferiores o superiores, solamente diferentes.
Conozco a muy pocos niños con Síndrome de Down, pero debo decir que son unos amores de persona. Ayer, después de la misa del Domingo de Ramos, acompañando a Don Gaspar mientras una porfiada multitud insistía en la bendición de ramos cuando estos ya estaban bendecidos, se acerca un niño con dicho trastorno y me saluda con mucho afecto. Yo, también lo saludé con familiaridad, y me dice que quiere saludar a Don Gaspar, por lo que lo llamo enseguida y le aviso. Monseñor Gaspar se alegra y se saludan como grandes amigos. Después de que ambos conversan por un buen rato, él se despide de nosotros.
Y en la parroquia también tenemos a uno de estos ángeles, a Vicente. Es chiquito, pero es nieto de una de las agentes pastorales y es el alma de toda la comunidad parroquial cuando él está presente. Cuando quiere se acerca para darnos cariño. Mientras estaba en un bingo de pastoral juvenil, muy ocupado, él se me acerca y yo lo saludo, creyendo que solo me saludaría y se iría luego, pero alzó los brazos en alto, pidiéndome que lo levantara. Nunca me lo esperé. Lo cargué en mis brazos y me abrazó con mucha ternura, contagiándome y del que casi lloro de alegría.
Con ángeles así que nos llenen de amor y ternura en el mundo, yo pa'que voy a querer aborto en mi país, yendo más allá de lo amoral que la vida y lo inmoral que es juzgar y/o destruir una vida. El concepto que tenemos de lo que consideramos sano y que no, es miserable, reducido a duras penas a factores biológicos. Las enfermedades contemporáneas son cansancio, angustia, penas de amor, destrado (deseo de la autodestrucción), rabia, todo ello que nos agobia y nos roba la esperanza.
¿Hemos pensado que tal vez esta generación de niños, con categoría de "enfermos", son los portadores de la inocencia, la esperanza y la ternura que necesita este mundo al borde del caos y la histeria colectiva? Porque ellos jamás ofenderán a Dios como nosotros, con nuestras maquinaciones e intereses ambiciosos, ni siquiera llegarán a destruir la obra de Dios, llegándonos a recordar aquellos que hasta el último de nuestros cabellos está contado por Dios mismo.
Está muy bien decir no al aborto, pero también hay que decir que no a la discriminación, porque también mata.

Mi Cristo Roto: "¿Quién te partió la cara?"

 
Cristo, yo había oído muchas veces esta amenaza en labios trémulos de odio:
“¡MIRA QUE TE PARTO LA CARA!” Y siempre pensé que todo suele quedar en un puñetazo, un bofetón, una cuchillada en la mejilla. Sólo en Ti se ha cumplido literalmente la brutal amenaza, te han partido la cara de un solo tajo.
Como los soldados que han jugado en la noche contigo antes de Tu Pasión, no toleraron tu mirada y por eso, con un trapo sucio improvisaron una venda. Y entre risotadas y burlas de soldadesca cuartelera te escupían, te daban bofetadas, te golpeaban; y con gestos y muecas de grotesca reverencia, desfilaban por turnos ante tus ojos vendados desafiando tu ceguera: “¡Adivina Cristo, quien te pegó! Pero la luz de tus ojos atravesaba la venda de ese trapo asqueroso y los veía a todos, los reconocía a todos. Sabía los nombres y la historia cobarde y cruel de todos y de cada uno de ellos y en silencio les ponías la otra mejilla… Pero así somos: primero te vendamos y ya después tranquilos te ofendemos. Y aunque machaquemos Tu cara, Tú nos sigues contemplando.
Cristo mío roto, te rompieron la cara pero inútilmente. Así sin ojos, me fulminas con una invisible mirada. No te veo los ojos pero aquí están. Nunca soñé que en un trozo liso e insensible de madera como este, pudieran encenderse tan dulces y tan severos ojos. Eres la imagen de Cristo que más bella mirada tiene, una mirada irresistible, unos ojos tan bellos que me hacen bajar avergonzado los míos porque al tratar de ver a Dios con toda el alma, mi mirada rebota en la madera y me veo a mí y me confronto y vuelvo a ver, vuelvo a mirar y solo veo madera… ¡Un pedazo inerte de madera!
Y entonces me enojo y protesto y me rebelo y grito “¡¿Por qué no te dejas ver, Señor?! ¡¿Por qué me condenas a servirte entre tinieblas?! Pareces un dios ciego, insensible, sordo y mudo. Te pregunto y no contestas, te hablo y no me entero si me escuchas, tienes oídos pero no tienes labios para hablarme ni ojos para verme ¡¡Veme Dios!! ¡MÍRAME, QUIERO VERTE A LOS OJOS! ¡SI YO LOGRARA VER TUS OJOS AUNQUE SOLO FUERA UNA FRACCIÓN DE SEGUNDO, YO SÉ QUE SERÍA BUENO DE VERAS, BUENO DE VERAS PARA SIEMPRE Y QUE NO PODRÍA SER MALO NUNCA!"
-Yo te veo, te veo todos los días. No aparto mis ojos de tu vida. ¿Qué sería de ti si yo dejara de mirarte? Te miro aunque tú no veas que te miro. Yo no te voy a ver con unos ojos de madera, y para verme a Mí no se necesitan ojos. Te veo aunque tú no me veas. Ese es el mérito de la fe: Avanzar a mí de noche, tanteando en las sombras, persiguiendo unas respuestas que parecen no llegan nunca, alargando las manos hacia la nada en la noche de la fe. La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve hasta que un día en recompensa, verás cara a cara a Dios y más aún, podrás verme a los ojos.
Mi Cristo Roto sin cara, sin labios, sin ojos, es el símbolo plástico de la fe. Pero con todo no deja de ser doloroso tener siempre a mi lado a un Cristo sin cara. Por eso siempre la punzante tentación de restaurársela.
¡Yo se la hubiera restaurado! ¡Ustedes lo vieron, pero Él me lo prohibió! Por eso me dedico en un juego de fantasía y cariño, a restaurársela imaginariamente, colocando sobre su cabeza sin facciones, las caras que para mi Cristo ha soñado el arte universal. Consumo en este juego, museos, colecciones, galerías, catedrales, pinacotecas. Ahora comprendo por qué tantos artistas hayan esquivado el compromiso de enfrentarse con el rostro de Cristo, mirarlo a los ojos y retratarlo, imitarlo, porque para pintar la cara de Cristo además de técnica, se requiere amor. ¡Qué difícil dar con la cara de Dios y cuanto más difícil es verle la cara a Dios!
Pero desde hace unos días, he tenido que renunciar también al consuelo de este juego, ¡el Cristo roto es terrible en su exigencia!, no concibe treguas, y me lo ha prohibido también. Yo creí al principio que le gustaba, al menos lo toleraba silencioso, hasta que un día me interrumpió severamente y me dijo:
-¡BASTA! No me pongas ya más caras, he tolerado tu juego demasiado tiempo. ¿No acabas de comprenderlo? No me pongas más esas caras que pides de limosna al arte de los hombres. ¡Quiero estar así, sin cara! Prometiste que jamás me restaurarías.
-Y lo sigo prometiendo, Señor. Yo creí que ese juego de las caras no era restaurarte.
-No me restauras el rostro, pero buscas en el fondo, escapar de esa angustia que te produce mi cara partida. ¿Buscas mi consuelo o el tuyo? Te acongoja mirarme como estoy y fabricas en tu mente, mentirosas caras bellas que interpones entre tus ojos y mi cabeza partida. No aceptas la verdad de Mi Pasión y prefieres el maquillaje de tus fantasías. Acéptame como soy, acepta a Dios como es.
-Quiero aceptarte, Señor. ¡Ayúdame!
-Está bien, vamos a ensayar otro juego. Quiero que me pongas otras caras. Esas… sí las aceptaré.
-¿Cuáles Señor? Te las pondré enseguida. Dime qué caras y yo te las pongo.
-Temo que no lo entiendas, incluso que te escandalices como los fariseos... Me refiero a otros rostros, pero reales, no fingidos como los que inventabas, y que son también míos, como el que me cortaron de un tajo.
-Ahh, ya creo adivinar Señor, te refieres a las caras de los santos, de los apóstoles, de los mártires…
-¿Ves como no aciertas? Esas caras en verdad, son mías. Nadie me las niega ni me las regatea. Pero yo quiero otras, las reclamo, muy pocos se atreverían a ponérmelas…
-Yo sí, Señor ¿Cuáles? –Lo interrumpí sin pensar y…
-Bueno -respondió mi Cristo con calma-, después no te quejes.
Hizo un descanso como para tomar fuerzas. Respiró profundamente. Yo estaba asustado, tenía miedo, pero ya no había más remedio. Y entonces fue cuando me dijo:
-¿No tienes por ahí un retrato de tu enemigo? De ese que te tiene envidia y que no te deja vivir; del que interpreta mal por sistema todas tus cosas, del que siempre va hablando mal de ti, del que te arruinó, del que dio malos y decisivos informes sobre ti, del que te calumnió, del que logró echarte del puesto que tenías, del que te guarda rencor y no te ha podido perdonar, del que te denunció, del que te metió en la cárcel...
-¡Cristo, no sigas!
-Es demasiado, ¿Verdad?
-Es inhumano, es absurdo…
-¿Te has fijado bien en la cara de los leprosos, de los anormales, de los idiotizados, de los mendigos sucios, de los niños de la calle, de los imbéciles, de los locos...?
-¿Y...? ¿Y me vas a decir Cristo, que esas caras son tuyas y… y que te las ponga? No, no, imposible.
-¡Espera! no acabo aún... Toma bien nota de esta última lista y no olvides ningún rostro: Tienes que ponerme la cara del blasfemo, del suicida, del degenerado, del ladrón, del borracho, del asesino, del terrorista, del criminal, del traidor, del vicioso. ¿Has oído? ¡Necesito que pongas todos esos rostros sobre el mío!
-…No, no Señor… -contesté- ¡No entiendo nada! ¿Todos esos rostros miserables y corruptos sobre el tuyo, sagrado y divino?
-¡Sí, así lo quiero! ¿No ves que todos ellos pertenecen a esta pobre humanidad doliente creada por mi padre? ¿No te das cuenta que yo he dado la vida por todos? Quizá ahora comprendas lo que fue la Redención. Escucha: Yo, como hijo de Dios, me hice responsable voluntariamente de todos los errores y pecados de la humanidad. Yo cargué con todas las blasfemias, crímenes, aberraciones y vicios. Todo pesaba sobre Mí, mi Padre se asomó desde el cielo para verme en la cruz y contemplarse en Mi rostro, clavó sus ojos en Mí y su asombro fue infinito. Sobre mi rostro, vio sobrepuesta sucesiva y vertiginosamente las caras de todos los hombres. Desde el cielo, durante aquellas tres horas terribles de mi agonía en la cruz, contemplaba el desfile trágico de la humanidad vencida, mientras tanto Yo le decía: “¡Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen!” Y no era Yo sólo quien moría en la cruz, eran miles y miles de dolientes seres humanos, derrotados muchos por sus propias pasiones, por sus errores, por sus pecados. El desfile era terrible, repugnante, grosero. Mi Padre vio pasar sobre mi rostro la cara del soberbio; la del sectario, la del violador, la del secuestrador, la del asesino frío y desalmado...
Había labios repugnantes, ojeras hundidas marcadas con fuego de lujuria, alientos insoportables de ebriedad, palidez de madrugadas hundidas en el vicio, sórdidos rictus de amargura y desesperación, turbadoras miradas de perversión y delito, de subterráneas anormalidades y desviaciones inconfesables y oscuras. ¡La droga, el veneno, el vómito, la pus! ¡Toda la derrota! Las injusticias, las atrocidades y las lacras de una humanidad pervertida, irredenta. La agonía… la muerte. “Padre mío ¿Por qué me has abandonado?” Y mi Padre Dios las amó a todas y perdonó sus pecados. Yo di la cara por todos mis hermanos, y mi Padre se reconcilió con la humanidad”.
Mi Cristo calló. ¡Qué pobre y ridículo me pareció el arte de los hombres y qué profundo e insondable el amor de Dios! Y desde entonces, enmudeció. No volvió a hablarme más. Consumado es.
No olvidemos nunca esta suprema y difícil lección. No olvidemos nunca la superficie lisa del rostro de mi Cristo tajado verticalmente. Podríamos compararlo con un portarretrato vacío en el que debemos colocar la cara de aquél o aquellos que nos han hecho daño o que odiamos profundamente, haciéndonos más daño a nosotros mismos que a quien es objeto de nuestro rencor.
¡Sí…, sí, seamos valientes! Recordemos el rostro que mayor odio y antipatía nos produzca y acerquémoslo a Cristo, aunque sintamos temblar nuestro pulso. Coloquémoslo sobre el suyo e imaginemos que nuestro enemigo, ese ser que odiamos, ocupó su lugar en la cruz. Cerremos los ojos, acerquémonos al crucificado y besemos reverentes y humildes su figura. ¡Bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian!
Al besar un Cristo, con el rostro de quien no hemos podido perdonar, nos envolverá una voz cálida y musical, paternal y bondadosa. Aquélla que hace muchos siglos nos dejara la más grande y maravillosa herencia que hombre alguno pueda tener, encerrada en sólo seis sencillas palabras:
AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS”.
 
 
Esta fue la última parte de la serie de meditaciones cuaresmales "Mi Cristo Roto". La primera vez que escuché esta obra, hace 6 años, especialmente esta última parte, lloraba desconsoladamente. Nunca había dado con una reflexión tan dura, tan frontal, tan directa, y te desafía sin reparos ni sutilezas. De tal manera fue el mensaje de Cristo: un lenguaje duro, decía la gente de su tiempo, y así todos se fueron y Él a sus discípulos: "¿Ustedes también quieren dejarme?" y Pedro da una de sus confesiones de fe: "¿Hacia quién iremos, Señor? Solamente Tú tienes palabras de vida eterna". Por esa razón me quedo, y aunque diga que libremente escogí seguirlo, la verdad es que yo no lo elegí sino Él a mí, llamándome por mi nombre y yo, incapaz de hacerme el sordo y al mismo tiempo fulminado por una seducción tan fuerte hacia lo eterno, dije que sí.
Cristo nos pide radicalidad, hasta el final, llegando incluso a pedirnos lo que nos duele, incomode o nos desagrade, como llegar a amar hasta a los que nos hacen e hicieron daño alguna vez. Sé de personas que fueron víctimas de bullying, de violencia en su pololeo (llegando incluso a ser abusadas sexualmente por su pareja), personas que fueron difamadas por alguien que la odia, alguien nos jugó una mala pasada, y todas esas historias que nos han dejado cicatrices o tal vez, esas heridas todavía no sanan y por mucho que esquivemos el dolor de esas heridas aún sangrantes, no hay sanación.
Siempre he aconsejado que el rencor es algo tan idiota como beber un veneno y esperar a que la otra persona se muera, y es cierto. El sentir rencor por alguien no daña al que es objeto de nuestro rencor, sino que quien se hace daño es uno/a mismo/a.
Es dificil, yo lo sé, también me cuesta, pero si Él lo dice es porque estamos seguros que Él es el único camino a la verdad que nos lleva a la vida. Y por eso murió Él con una muerte indigna, para enseñarnos lo que es el amor auténtico y el perdón, ya que no le bastaron las palabras y lo demostró con su Pasión.
Antes, en un canal nacional que era católico (ahora es laico), decía durante su programación especial: Semana Santa, una semana para toda la vida. Y yo repito estas palabras, para que esta historia de amor no se quede en un día sino en toda nuestra vida. ¿Qué historia de amor habla de un hombre enloquecido de amor por la humanidad, amando a cualquiera, a conocidos y desconocidos, a buenos y malos, que no le bastó quitarse por un tiempo sus "vestimentas de Dios" para hacerse hombre para ser uno más de nosotros y aceptó ser muerto por lo suyos para que con su muerte destruyera a la muerte?

viernes, 22 de marzo de 2013

Florecillas para nuestra vida.

 
Durante la mañana, en los pasillos de la residencia Santa Marta, un solitario joven de la Guardia Suiza estaba custodiando fuera de la habitación del Papa Francisco. Al poco rato, el Pontífice salió de su habitación y mientras él presentaba sus respetos al Vicario de Cristo, Francisco le invitó a la posición de "descanso" para entrar a su habitación, ofrecerle una silla para tomar desayuno juntos, además de recordarle que lo llame si él necesita de algo. El guardia, asombrado, aceptó gustoso.
Estos momentos que se van contando y recopilando como florecillas, dan cuenta de la humanidad que somos, de la humanidad que no debemos perder sino conservar. El trato amable, cercano, cariñoso, derrochar amor, sonreir a un transeúnte por la calle (yo lo hago, y casi siempre me sonríen), o regalonear con un bebé en el transporte público (eso también lo hago, pero no puedo bajarme luego porque los bebés nunca quieren soltarme el dedo).
El fallecido sacerdote Pablo Dominguez Prieto, teólogo y montañista inmortalizado en "La Última Cima", decía que Dios habla claro, que Dios es para todos, que Dios no pone barreras, que Dios está a nuestro alcance, pero el problema es que nosotros siempre complicamos a Dios, lo hacemos lejano y complejo en vez de describirlo como Alguien muy cercano de mi vida.
Lo malo es que siempre las cosas malas son las que se esparcen luego: los chismes, las guerras, las explosiones, las ondas expansivas de las armas nucleares, las epidemias, el veneno de los maliciosos, los dolores, etc. ¿Por qué no pasa lo mismo con las cosas buenas? Si sonriera a una persona como para que todos se contagien y todos se enfermen de amor y estén sanados completamente del odio. Así, los besos, los abrazos, las risas, las sonrisas, los gestos de cortesía serían pan de cada día y no veríamos malas noticias en los noticieros.
Ser manirrotos con las caricias, derrochar amor, no prestar sino regalar abrazos (cuanto más afusivos, mejor, porque vendrán más a abrazarte o quizás alguien se "repita el plato"), jugar un ratito cuando un niño se te acerque, etc.
La pregunta es: ¿Dios puede estar en un mundo tan lleno de problemas, de los que incluso nosotros no nos podemos librar aunque sea por unos momentos, incluso fuera de un ambiente solemne y rayando casi por lo "barroco" y casi sacro? Pues sí. Basta con que estando en una oficina cerrada y poco iluminada, abra todas las ventanas y dejar que se vuelen todos los papeles y entre el viento y los ruidos de conversaciones y campanadas y trinos de las aves para decir que el mundo de Dios está lleno de bondad, tanto así que las acciones que hacemos son para gloria de Él, actos pequeños y sencillos pero que sean habituales a conocidos (familiares, pareja, amigos) y a desconocidos, cada acto de amor embellecería aún más la Creación. En la casa, a la vuelta de la esquina, en la parroquia, en el laburo, en la universidad, en la calle, en Vallenar, en Santiago, en Argentina, en Londres, en Valencia, en Nueva York, en Taipei, en Tokio, llevarla en todos lados.
Si te cuesta, comienza por saludar a alguien o por llenar tus bolsillos con caramelos. Eso sería el principio de muchas cosas que este blog no abarcaría en una sola publicación.

martes, 19 de marzo de 2013

¿Juan XXIII? ¿Juan Pablo I? No, se trata de Panchito.


 
Lamentablemente me he resfriado, pero ya se ha solucionado el problema que tenía pendiente con el tema del estudio de psicología y la universidad, asunto con un final feliz, del que solo falta saber fecha de matrícula y ya. No todo puede ser tan malo. Resfriado, pero sin fiebre y aún con apetito.
No pude seguir la misa de entronización de Francisco, pero lo ví a las horas después y debo decir que en estos días he visto de manera sorprendente mayor cantidad de personas, llegando a superar la cantidad de quienes fueron a la beatificación de Juan Pablo II.
Mandatarios, príncipes, miembros de la realeza, herederos al trono, delegaciones, embajadores, todos ellos de los más variados países y confesiones religiosas presentaron sus respetos al Papa Francisco... pero él, antes de todo, saludó a la delegación de su patria, que se encontraba en un lugar privilegiado, empezando no por la presidenta Cristina Fernández o por alguna autoridad, sino por un cartonero. Dicha ocupación es muy frecuente en los sectores populares de Buenos Aires, que surgió como respuesta ante el desempleo y la crisis económica. Muchos de ellos son discriminados por su aspecto casi harapiento o por su situación de pobreza, pero su gran amigo y defensor es el Cardenal Bergoglio, quien no tiene reparos en compartir mate con ellos y su alegría es tal al saber que su amigo cardenal es ahora el Papa. Volviendo a Roma, muchos no sabían que hacía ese hombre de aspecto humilde al lado del Sucesor de Pedro, pero ambos lo saben y prefieren ignorar los comentarios mientras el hombre de la sotana blanca lo abraza y lo besa. Si tuviera que hacer una gran pintura de esta escena, el título que le daría a la obra sería un versículo del Evangelio de Lucas "Derribó a los poderosos y exaltó a los humildes".
Antes de la Eucaristía, se dió el tiempo de saludar a los peregrinos que agitaban pancartas y banderas de varios puntos del mundo en el papamóvil y sin barreras, como lo hizo Juan Pablo II en sus primeros años de pontificado, mientras el órgano cantaba solemnidad y alegría mientras los peregrinos y los seminaristas no paraban de sacar fotografías al Papa que besaba a los niños, hasta bajarse del papamóvil por unos momentos a besar a un paralítico que era sostenido por un familiar. Los hombres no paraban de gritar "Grazie, Santitá", las mújeres jóvenes cantaban a viva voz su nombre "Francesco, Francesco", los fotógrafos corrían hasta alcanzar una foto del Papa, pero todos aplaudían.
Miraba esta escena de varios minutos, pero de pronto tuve un miedo terrible. Una persona como el Papa Francisco, que no tiene malas intenciones y no busca nada para sí, que desea hacer limpieza a toda costa, personas bondadosas y desinteresadas siempre son blanco de muchos enemigos. Últimamente se ha hablado de calumnias con la dictadura y presunta misoginia, pero una bala perfectamente podría atravesar la tela de la sotana blanca, al estar expuesto de esa manera ante tanta gente, sin el blindaje del papamovil (aunque eso marcaría distanciamiento). Algo así sucedió con Juan Pablo II, del que afortunadamente se salvó del atentado pero la vida y la muerte se encontraron a tan solo unos milímetros, demasiado cerca, porque una mano hizo el disparo pero otra mano desvió la bala.
Una vez en el interior de la Basílica de San Pedro, luego el coro cantaba el "Tu es Petrus" de Palestrina (cantando el latín lo que dijo Cristo a Pedro "Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré Mi Iglesia"), mientras el Papa ya revestido con sus ornamentos, oraba a solas ante la tumba de San Pedro bajo el Altar de la Confesión, el Colegio Cardenalicio ya estaba ataviado con sus casullas y sus mitras. Luego, cantando la letanía de los santos, la procesión de casullas y mitras, emprendían marcha solemne hasta la Plaza de San Pedro. Ya estando fuera, a Francisco le fueron entregados el Palio Arzobispal (banda de lana que cuelga del cuello, propia de la dignidad de los arzobispos) y el Anillo de Pescador, de las manos respectivas de Jean-Louis Tauran, el Cardenal Protodiácono francés que luchó contra un evidente Parkinson mientras anunciaba el Habemus Papam; y de Angelo Sodano, el Decano del Colegio Cardenalicio.
Hasta el Gloria de la "Misa del Papa Marcelo" de Palestrina lo canté, apenas escuché los primeros acordes del Gloria in excelsis Deo (recuerdo que el canal Mega usaba ese mismo tema para los comerciales de transmisión de la Misa de Pascua o de Navidad desde el Vaticano o cuando quería anunciar la programación especial de Semana Santa).
En lo personal, como acólito, me encanta la solemnidad en la liturgia, porque son las veces que veo una Iglesia tan hermosa, una Iglesia vestida de novia preparándose para el encuentro con el Esposo, aunque también me gusta una Iglesia de "tenida sobria y sin maquillaje" porque también es hermosa.
En el Evangelio, el texto fue de la huída de la Sagrada Familia a Egipto, porque Herodes buscaba al Niño para matarlo y como que esto me recuerda mucho al Papa, porque ambos tienen poco tiempo de vida y ya ni siquiera les dan unos minutos de paz y de respiro. El punto es que Francisco insistió de la custodia del Niño, misma custodia que debemos tener: "Con discreción, con humildad, en silencio, pero con una presencia constante y una fidelidad y total, aun cuando no comprende" para con toda la Creación: los seres vivos, nuestro entorno, los ancianos, los niños, los más frágiles. Preocuparnos por todos, dedicar la misma preocupación por y a cada uno. Y para ser custodios de todos, Francisco llamó a las autoridades a "todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad: seamos «custodios» de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente; no dejemos que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro... Recordemos que el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida. Custodiar quiere decir entonces vigilar sobre nuestros sentimientos, nuestro corazón, porque ahí es de donde salen las intenciones buenas y malas: las que construyen y las que destruyen. No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura". Personalmente me encantó aquello que dijo que el verdadero poder es el servicio a los demás, y es cierto: mientras más poder tienes, más responsabilidad tienes y por tanto, debes hacer un mayor servicio, y no cualquiera es capaz de servir con tanto amor y dedicación, llegando a sacrificar descanso y familia. Esto lo dedico especialmente a quienes he visto servir días y días, llegando a pasar rabia y con "malas pulgas" pero aún así, lo hacen por amor y por amor a Dios.
Y por lo visto, sé que con Francisco van a cambiar muchas cosas, y él ya está dando señales de ello. Mientras hablaba de reformas y cambios en la Iglesia con una amiga durante la Sede Vacante, ella me decía que veía dificil cambios en la Iglesia. Comenzó por romper protocolos y esquemas él mismo. Sabemos que hay cosas que tomarán años, pero hay cosas pequeñas y significativas que pueden cambiar y que son las que parten del corazón, y esa metanoia (conversión profunda y significativa que llega a cambiar de vida) es la que va marcando en la vida de la Iglesia y de cada persona de la humanidad. En Francisco todos vemos un hombre afectivo, cariñoso, amable, cercano, sencillo, jovial, etc., hasta personas de otras confesiones religiosas sienten cariño por quien fue Cardenal Arzobispo de Buenos Aires, lavando los pies de los pobres y de las madres solteras, y sin miedo de llamar hipócritas a sus propios sacerdotes por negarse a bautizar hijos por estar fuera del matrimonio.
Yo sé, siempre supe que otra Iglesia es posible...