Hace 15 años, se lloraba fallecía una de las personas que llevaron el Evangelio a todas partes y sin hacer distinción de credos religiosos, fue la Madre Teresa de Calcuta, quien en su nacionalidad albanesa, quiso servir y vivir en la India, contastando enormemente con las comodidades de su familia.
Muchos recordaremos su pequeña y frágil silueta, así como también su sonrisa, su servicio, su amor a Cristo y a la Iglesia, y su amistad con Lady Di y el Papa Juan Pablo II. Fue la fundadora de una orden religiosa que se extendió a todas pates: la Orden de las Misioneras de la Caridad. Actualmente posee el título de Beata y el proceso de canonización (declararla Santa) aún se encuentra en trámite.
Se mostraba muy reacia a aquellos actos y convenciones políticas o filantrópicas en que se discutía la situación actual del mundo o la pobreza, en presencia de grandes y costosos banquetes.
Al ayudar, nunca preguntaba su ideología o religión que profesa, ni siquiera le preocupaba si la otra persona la aborrecía o si estaba llena de moscas o en un charco de vómito, pero ella jamás tuvo reparo alguno en abrazar o dedicarle cariño porque sabía que amor era lo que más necesitaba, junto con los cuidados médicos. A muchos nos repugna estar o presenciar la derrota máxima del ser humano en un ámbiente escatológico (vómito, excrementos, etc), pero el amor de Cristo que reflejaba la fragilidad de una anciana religiosa como la Madre Teresa, derribaba las murallas de nuestros prejuicios o señales del cuerpo y tomando a esa persona "desechada del mundo" y la enaltecía, devolviendo su dignidad y condición de ser humano, bañándolo o dándole la comida en la boca. Sea a quien sea: judío, cristiano, hindú, islámico, joven, adulto, hombre, mujer, sea la nacionalidad que sea, no existen las distinciones, solo hermanos/as de un mismo Papá. También recogía a moribundos en las calles (que no eran pocos), ya que "en vida no pudieron vivir dignamente, al menos mueran como príncipes y sean sepultados dignamente y no en fosas comunes".
Lo que el mundo necesita es comprender que la pobreza no se limita exclusivamente a la carencia de bienes materiales (ni confundir "pobreza" con "miseria") o en los basurales de Calcuta sino que en la carencia de amor en países y lugares de mucha opulencia.
Lamentablemente, como las personas trabajadoras por la paz deben pasar por altibajos, no estuvo ajena a tener enemigos o personajes que le hicieron la vida imposible (seguro que a nosotros también nos pasa lo mismo). Pero ella, hacía caso omiso y continuaba trabajando incansablemente y sin deternerse.
Aunque he escrito sobre algunos aspectos de su vida, quiero destacar su trabajo y dedicación, que no solo usó técnica (primeros auxilios, cuidados, etc) sino también amor.
Muchos recordaremos su pequeña y frágil silueta, así como también su sonrisa, su servicio, su amor a Cristo y a la Iglesia, y su amistad con Lady Di y el Papa Juan Pablo II. Fue la fundadora de una orden religiosa que se extendió a todas pates: la Orden de las Misioneras de la Caridad. Actualmente posee el título de Beata y el proceso de canonización (declararla Santa) aún se encuentra en trámite.
Se mostraba muy reacia a aquellos actos y convenciones políticas o filantrópicas en que se discutía la situación actual del mundo o la pobreza, en presencia de grandes y costosos banquetes.
Al ayudar, nunca preguntaba su ideología o religión que profesa, ni siquiera le preocupaba si la otra persona la aborrecía o si estaba llena de moscas o en un charco de vómito, pero ella jamás tuvo reparo alguno en abrazar o dedicarle cariño porque sabía que amor era lo que más necesitaba, junto con los cuidados médicos. A muchos nos repugna estar o presenciar la derrota máxima del ser humano en un ámbiente escatológico (vómito, excrementos, etc), pero el amor de Cristo que reflejaba la fragilidad de una anciana religiosa como la Madre Teresa, derribaba las murallas de nuestros prejuicios o señales del cuerpo y tomando a esa persona "desechada del mundo" y la enaltecía, devolviendo su dignidad y condición de ser humano, bañándolo o dándole la comida en la boca. Sea a quien sea: judío, cristiano, hindú, islámico, joven, adulto, hombre, mujer, sea la nacionalidad que sea, no existen las distinciones, solo hermanos/as de un mismo Papá. También recogía a moribundos en las calles (que no eran pocos), ya que "en vida no pudieron vivir dignamente, al menos mueran como príncipes y sean sepultados dignamente y no en fosas comunes".
Lo que el mundo necesita es comprender que la pobreza no se limita exclusivamente a la carencia de bienes materiales (ni confundir "pobreza" con "miseria") o en los basurales de Calcuta sino que en la carencia de amor en países y lugares de mucha opulencia.
Lamentablemente, como las personas trabajadoras por la paz deben pasar por altibajos, no estuvo ajena a tener enemigos o personajes que le hicieron la vida imposible (seguro que a nosotros también nos pasa lo mismo). Pero ella, hacía caso omiso y continuaba trabajando incansablemente y sin deternerse.
Aunque he escrito sobre algunos aspectos de su vida, quiero destacar su trabajo y dedicación, que no solo usó técnica (primeros auxilios, cuidados, etc) sino también amor.
"Dios no me eligió para tener éxito, sino para ser fiel".
"El que no vive para servir, no sirve para vivir".
"Nuestra tarea consiste en animar a cristianos y no cristianos a realizar obras de amor. Y cada obra de amor, hecha de todo corazón, acerca a las personas a Dios".
"Prefiero ser una gotita de amor, en un mar de amargura".
"Si tu juzgas a la gente, no tienes tiempo para amarla".
"Haz las cosas pequeñas con gran amor".
"La mayor enfermedad hoy día no es la lepra ni la tuberculosis sino mas bien el sentirse no querido, no cuidado y abandonado por todos. El mayor mal es la falta de amor y caridad, la terrible indiferencia hacia nuestro vecino que vive al lado de la calle, asaltado por la explotación, corrupción, pobreza y enfermedad".
"El que no vive para servir, no sirve para vivir".
"Nuestra tarea consiste en animar a cristianos y no cristianos a realizar obras de amor. Y cada obra de amor, hecha de todo corazón, acerca a las personas a Dios".
"Prefiero ser una gotita de amor, en un mar de amargura".
"Si tu juzgas a la gente, no tienes tiempo para amarla".
"Haz las cosas pequeñas con gran amor".
"La mayor enfermedad hoy día no es la lepra ni la tuberculosis sino mas bien el sentirse no querido, no cuidado y abandonado por todos. El mayor mal es la falta de amor y caridad, la terrible indiferencia hacia nuestro vecino que vive al lado de la calle, asaltado por la explotación, corrupción, pobreza y enfermedad".
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