En la tarde, de "esas para olvidar", porque la fatalidad la agarró conmigo: los vehículos de transporte estaban llenos. Esperando 5, 10, 20, 30... ¡Más de 30 minutos, 40! Y rabiando, se me pasó el tiempo para ingresar a clases. No podía tomar otra línea, también estaban llenas. Y a pie: no llegaría nunca (casi 1 hora). ¿Esperar en otro lugar? Pffff, como si fuera adivino que esto pasaría. En fin, tuve que regresar. La gracia es que antes de salir de casa, me impactó de gran manera la publicación de un sacerdote que ejerce su ministerio como director de apostolado hispano de "Priests for life" (Sacerdotes por la vida). Así que decidí tocar un tema candente que significa ingresar al campo de combate en el que la vida y la muerte aún luchan al máximo entre marchas, consignas, leyes, palacios de gobierno, templos, tiroteos de píldoras y cuentas de rosario, enemigos desertores tras conversiones, homicidas vestidos de blanco impecable como si fueran ángeles, lágrimas de Hipócrates al ver su juramento destruído, inocentes sin un arma y desprotegidos pidiendo ayuda a gritos, laicos y clérigos infiltrados " de incógnito" en la boca del lobo, jaurías de Judas contra la ética profesional, profesionales comprometidos y consecuentes desechados de su círculo, traidores a la condición y vida humanas, bombardeos de leyes y bioética, rescates, represión policial, corbatas y alzacuellos. Una batalla difícil de ganar.
Dicho apostolado es una asociación de sacerdotes católicos que promueven y defienden la santidad de la vida a toda costa, sin dejar diócesis o ministerio o congregación. Ellos, involucrados con el movimiento pro-vida, denuncian y luchan contra la cultura de la muerte, bajo las formas de la eutanasia y el aborto. También ayudan a evitar abortos, organizan rescates y en caso contrario, ayudar y confortar a quien se arrepintió de abortar. Sus dos proyectos son "No más silencio" (campaña en conjunto con "Anglicanos por la vida" que exponen a la luz el dolor físico, espiritual y emocional del aborto) y "El viñedo de Raquel" (junto a una psicóloga con doctorado conforman un grupo terapeútico a mujeres que han abortado, también organizan retiros de fin de semana para ellas y familiares).
El testimonio que compartió el sacerdote de dicho apostolado ocurrió en EEUU, bajo el "gobierno" de Obama que en su intento de promover el aborto en todos los hospitales y clínicas de la nación (incluyendo a los que dependen de la Iglesia) y sin importar aquello, respondió con un documento llamado "Hell with you!" (¡A la mierda con ustedes!). Y en respuesta a ello, sin dejar que se ultraje la libertad religiosa y el abuso de conciencias contra su voluntad, esta lucha se convirtió en una cruzada a favor de la vida, sin más armas que la oración y la denuncia con S.E. Timothy Cardenal Dolan a la cabeza (incluso con la oración, bajo licencia del obispo, un grupo de exorcistas se establecieron a orar en cada esquina de la clínica, haciendo que tiempo después se cerrara).
En el frontis de la Convención del Partido Demócrata, partido al que pertenece Obama, un grupo pro-vida oraba frente a ellos. En ese momento surgió un grupo pro-aborto respondiendo con un canto: "Los bebés no son personas hasta que salen, y eso es el nacimiento". Luego, apuntaron a cada uno de los presentes diciendo: "¡Tu eres persona, tú eres persona, pero los fetos no son persona, ellos no son persona!". Y entre el grupo pro-vida, se encontraba una niña de 11 años llamada Zoe, que rompió a llorar desconsoladamente. Alguien del grupo le entregó un crucifijo al que ella abrazaba apretándolo contra su pecho. Y de manera grosera, los del grupo pro-aborto culparon a los adultos pro-vida del dolor de Zoe... pero ella le contestó con rabia, pero también con dolor y compasión, diciendo: "¡ELLOS NO SON LOS QUE ME ESTÁN HACIENDO LLORAR, ESTOY LLORANDO POR USTEDES! ¡ESTOY LLORANDO POR SUS CORAZONES OSCUROS! ¡ESTOY LLORANDO POR SUS MENTES OSCURAS QUE SE HAN APARTADO DE DIOS!".
Las palabras profetizadas por Jeremías se hicieron notar en la matanza de los Santos Inocentes, pero en esta época resuena más que nunca en estos tiempos turbulentos en que se prioriza más la vida animal que la vida humana, y consideran ilegal asesinar pero buscan legalizar el genocidio en el vientre materno: "En Ramá se han oído unos quejidos y un amargo lamento: es Raquel que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya no están".
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