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domingo, 30 de septiembre de 2012

La noche de un melómano.


El día viernes es un día que muchos aman porque está ad portas del fin de semana. Yo amaba el viernes. Digo "amaba", porque ahora siento algo ambivalente por ese día: lo amo, pero lo odio. ¿Por qué? Porque es el último día de clases de la semana, y porque es el día más pesado y tedioso de la semana. Pero me dí animos para hoy, porque en la noche asistiría a un concierto con la ejecución de la magna Novena Sinfonía de Beethoven.
Al menos, fue una mañana relajada. Mientras en la radio del colectivero sonaba la canción "Loca" de Chico Trujillo, me reía y me acordaba de algunas amigas. En clase anotaba y me reía de las bromas de mis compañeros. Nunca me había reído tanto pero no me permití una distracción. En la próxima clase, el docente notó que tenía otras zapatillas y que me "había refrescado de look". Es que no me gusta usar zapatillas porque me molestan los pies y no puedo mover los dedos, cosa que puedo hacer con zapatos café, pero afortunadamente tengo otras zapatillas que sí permiten la libertad de movimiento de los dedos (algunos se han percatado durante la semana, pero callé porque no me gusta destacar, prefiero mantener un bajo perfil, pasar desapercibido).
El almuerzo de ese día fue el mejor: arroz con pescado frito (a mi me gusta comer pescado). Luego siguieron las clases hasta las 18:30 horas, continuando con la continuación de la cátedra anterior y la exposición de videos que a modo de ejemplo describan los axiomas de la comunicación de Watzlawick. Luego fuí con prisa a Catedral para ir a misa. Suelo ir a misa al terminar una semana de clases a modo de "acción de gracias" por la semana, por lo bueno y por lo malo, así aprovecho de orar por mis compañeros y profesores (aunque algunos son más creyentes que otros, y otros "never"... pero no importa, por ellos también pido).
Al terminar la misa, pasé al Obispado a buscar a Don Gaspar, quien se encontraba muy absorto en el notebook trabajando y enviando corresponencia, lo esperé para que se desocupara y así lo acompañaría al teatro para ir a ver, finalmente, la Novena Sinfonía de Beethoven. ¡Por fin había llegado el momento! ¡Se me hizo eterno el día! Fue una interpretación muy buena, increíble, los solistas cantaron de maravillas, la orquesta tampoco se quedó atrás y el coro, por supuesto, nunca defrauda.
Se me hizo breve el concierto, disfruté cada movimiento. Estuve saboreando el "Allegro ma non troppo, un poco maestoso", vibré con el "Allegro" conocido con "El infierno en llamas", tuve un relajo con el "Adagio molto e cantabile" y me emocioné con el último movimiento coral, pasando de la Naranja Mecánica hasta una batalla de tintes apocalípticos contra el último de los ángeles en el anime Neon Genesis Evangelion.
Al terminar el concierto, un diácono con su esposa dejaron a Don Gaspar a Catedral y a mí a la casa, porque era noche muy helada. Fue una noche musical de la más hermosa, no siempre puedes escuchar en vivo la Novena Sinfonía de Beethoven, una obra muy significativa y muy conocida del romanticismo.
La música es un elemento casi omnipresente en mi vida, aunque muchos antes no me interesaba para nada porque aún no la encontraba a pesar de buscarla. Ahora no puedo despegarme de ella, adonde vaya. Desde que leo, escribo, voy por la calle, hago alguna tarea, rezo, siempre escucho música. Me considero melómano, aunque hay estilos musicales que no me gustan. Por lo general, escucho música clásica, soundtracks (en ella existe diversidad de estilos musicales: rock, pop, electrónica, metal, etc.) y enka (un estilo de música japonesa que consiste en una mezcla de elementos de música folk con algo rock progresivo, de preferencia escucho a Meiko Kaji).
Lamentablemente no sé leer partituras ni tocar algún instrumento, pero no me es ajeno el mundo de los músicos. No sabría dar alguna definición exacta sobre lo que es música, pero me permito la licencia de robar la explicación que dice que es un arte de carácter humano que luego adquiere carácter divino. Repito que no tengo estudios musicales pero sé que en las partituras con sus notas y llaves escritas con detalle y que el menor cambio significa un cambio total de la obra, es música "en blanco y negro" y al ejecutarse y escucharla cobra vida y se llena de colores, dando rienda suelta a toda clase de emociones y sentimientos posibles.
Por eso, me emociono al escuchar la Novena Sinfonía de Beethoven porque al escribirla en su estado de sordera total, había escrito una obra bella, pero lamentablemente no escuchó ni su obra ni los aplausos del público asistente (sino que alguien le indicó)... y esa noche también me emocioné un poco, pero ya me había preparado: en el bolsillo portaba pañuelos desechables por si alguna "lágrima furtiva" se escapa de mis ojos... y así fue.
Ya que me he topado con la música, ya no la puedo abandonar. Es una historia de amor bastante especial.
 
"Movimiento final de la Novena Sinfonía de L.V. Beethoven" (Orquesta Sinfónica Municipal de Copiapó, Coro Sinfónico de Copiapó y Paulo Macías, director).

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Pueblo chico, infierno grande.

 
Giovanni Guareschi hizo realidad este refrán con las historias sobre los conflictos del párroco Don Camilo contra Pepón, el alcalde comunista del pueblo. Como es sabido, el amor de Cristo y la lucha de clases de Marx "no junta ni pega", aunque con tozudez se esfuerzan en decir que sí, en fin... Don Camilo conversa con el Cristo del altar mayor, quien regaña a su servidor por actuar mal o lo detiene cuando está a punto de cometer alguna maldad (entendiendo que Don Camilo, a pesar de ser un ministro de Dios, es algo arrebatado y muy rústico, aunque no es mala persona). Entre él y Pepón, por muy enemigos que sean, no pueden separarse el uno al otro, se necesitan mutuamente, se buscan, se saludan e incluso beben juntos. Las historias de Don Camilo no son de esas historias en que el párroco gana simplemente por ser un cura, sino que como no hay buenos ni malos, la historia termina con el triunfo de uno de los dos, de ambos o de ninguno, puesto que no se valora la idea o el credo sino que el corazón y la humanidad de la persona con un lenguaje sencillo, con ingenio y con bastante sentido del humor. Sus historias fueron llevadas al cine italiano "en blanco y negro" por Fernandel y posteriormente en la década de los 80 por Terence Hill. Ambos personajes no son corruptos, desde la Iglesia o la Casa del Pueblo, ellos dan lo mejor de sí y con desinterés. Don Camilo no es abusador ni siquiera Pepón es un político mentiroso y sinverguenza; Don Camilo anda en bicicleta por las calles y él mismo limpia el templo, y el mismo alcalde Pepón se preocupa por su gente. Ambos son de modales rústicos, pero con un buen corazón. Por esa razón quiero compartir una pequeña historia de Don Camilo con algo que creo que al mundo le hace falta: mirar el corazón en vez de mirar capacidades o ideas con las cuales simpatiza, no ser mezquinos.
 
Entraron en la iglesia de improviso un hombre y dos mujeres; una de ellas era la esposa de Pepón, el jefe de los rojos.
Don Camilo, que subido sobre una escalera estaba lustrando con "sidol" la aureola de San José, volvióse hacia ellos y preguntó qué deseaban.
- Se trata de bautizar esta cosa - contestó el hombre. Y una de las mujeres mostró un bulto que contenía un niño.
- ¿Quién lo hizo? -preguntó don Camilo, mientras bajaba.
- Yo - contestó la mujer de Pepón.
- ¿Con tu marido? - preguntó don Camilo.
- ¡Se comprende!. ¿Con quién quiere que lo hiciera? ¿Con usted? -replicó secamente la mujer de Pepón.
- No hay motivo para enojarse - observó don Camilo, encaminándose a la sacristía. Yo sé algo. ¿No se ha dicho que en el partido de ustedes está de moda el amor libre?
Pasando delante del altar, don Camilo se inclinó y guiñó un ojo al Cristo.
- ¿Habéis oído? - y don Camilo rió burlonamente. Le he dado un golpecito a esa gente sin Dios.
- No digas estupideces, don Camilo - contestó fastidiado el Cristo-. Si no tuviesen Dios no vendrían aquí a bautizar al hijo, y si la mujer de Pepón te hubiese soltado un revés, lo tendrías merecido.
- Si la mujer de Pepón me hubiera dado un revés, los habría agarrado por el pescuezo a los tres y ...
- ¿Y qué? -preguntó severo Jesús.
- Nada, digo por decir - repuso rápidamente don Camilo, levantándose.
- Don Camilo, cuidado - lo amonestó Jesús. Vestidos los paramentos, don Camilo se acercó a la fuente bautismal.
- ¿Cómo quieren llamarlo? - preguntó a la mujer de Pepón.
- Lenin, Libertario, Antonio -contestó la mujer.
- Vete a bautizarlo en Rusia - dijo tranquilamente don Camilo, volviendo a colocar la tapa a la pila bautismal.
Don Camilo tenía las manos grandes como palas y los tres se marcharon sin protestar. Don Camilo trató de escurrirse en la sacristía, pero la voz del Cristo lo frenó.
- ¡Don Camilo, has hecho una cosa muy fea! Ve a llamarlos y bautízales el niño.
- Jesús - contestó don Camilo, debes comprender que el bautismo no es una burla. El bautismo es una cosa sagrada. El bautismo...
- Don Camilo - interrumpió el Cristo, ¿vas a enseñarme a Mí qué es el bautismo? ¿A Mí, que lo he inventado? Yo te digo que has hecho una barrabasada porque si esa criatura, pongamos por caso, muere en este momento, la culpa será tuya de que no tenga libre ingreso en el Paraíso.
- Jesús, no hagamos drama - rebatió don Camilo. ¿Por qué habría de morir? Es blanco y rosado una rosa.
- Eso no quiere decir nada - observó Cristo. Puede caérsele una teja en la cabeza, puede venirle un ataque apopléjico. Tú debías haberlo bautizado.
Don Camilo abrió los brazos.
- Jesús, piensa un momento. Si fuera seguro que el niño irá al Infierno, se podría dejar correr; pero ese, a pesar de ser hijo de un mal sujeto, podría perfectamente colarse en el Paraíso, y entonces dime: ¿cómo: puedo permitir que te llegue al Paraíso uno que se llama Lenin? Lo hago por el buen nombre del Paraíso.
- Del buen nombre del Paraíso me ocupo yo - dijo secamente Jesús-. A Mí sólo me importa que uno sea un hombre honrado. Que se llame Lenin o Bonifacio no me importa. En todo caso, tú podrías haber advertido a esa gente que dar a los niños nombres estrafalarios puede representarles serios aprietos cuando sean grandes.
- Está bien - respondió don Camilo-. Siempre hago mal las cosas; procuraré remediarlo.
En ese instante entró alguien. Era Pepón solo, con la criatura en brazos. Pepón cerró la puerta con el pasador.
- De aquí no salgo - dijo - si mi hijo no es bautizado con el nombre que yo quiero.
- Ahí lo tienes - murmuró don Camilo, volviéndose al Cristo-. ¿Ves qué gente? Uno está lleno de las más santas intenciones y mira cómo lo tratan.
- Ponte en su pellejo - contestó el Cristo-. No es un sistema que deba aprobarse, pero se puede comprender.
Don Camilo sacudió la cabeza.
- He dicho que de aquí no salgo si no me bautiza al chico como yo quiero - repitió Pepón, y poniendo el bulto en un silla, se quitó el saco, se arremangó y avanzó amenazante.
- ¡Jesús! - imploró don Camilo. Yo me remito a Tí. Si estimas justo que uno de tus sacerdotes ceda a la imposición, cederé. Pero mañana no te quejes si me traen un ternero y me imponen que lo bautice. Tú lo sabéis, ¡Esto de crear precedentes!
- ¡Bah! -replicó el Cristo. Si eso ocurriera, tú deberías hacerle entender.
- ¿Y si me aporrea?
- Tómalas, don Camilo. Soporta y sufre como lo hice yo.
Entonces volvió don Camilo y dijo:
- Conforme, Pepón; el niño saldrá de aquí bautizado, pero con ese nombre maldito no.
- Don Camilo - refunfuñó Pepón, recuerde que tengo la barriga delicada por aquella bala que recibí en los montes. No tire golpes bajos, o agarro un banco.
- No te inquietes, Pepón; yo te los aplicaré todos en el plano superior - contestó don Camilo, colocando a Pepón un soberbio cachete en la oreja.
Eran dos hombrachos con brazos de hierro y volaban las trompadas que hacían silbar el aire. Al cabo de veinte minutos de furibunda y silenciosa pelea, don Camilo oyó una voz a sus espaldas.
- ¡Fuerza, don Camilo! ... ¡Pégale en la mandíbula!
Era el Cristo del altar. Don Camilo apuntó a la mandíbula de Pepón y éste rodó por tierra, donde quedó tendido unos diez minutos. Después se levantó, se sobó el mentón, se arregló, se puso el saco, rehizo el nudo del pañuelo rojo y tomó al niño en brazos. Vestido con sus paramentos rituales, don Camilo lo esperaba, firme como una roca, junto a la pila bautismal. Pepón se acercó lentamente.
- ¿Cómo lo llamaremos? - preguntó don Camilo.
- Camilo, Libertario, Antonio -gruñó Pepón.
Don Camilo meneó la cabeza.
- No; llamémoslo, Libertario, Camilo, Lenin - dijo. Sí, también Lenin. Cuando está cerca de ellos un Camilo, tipos de esa calaña nada tienen que hacer.
- Amén - murmuró Pepón tentándose la mandíbula.
Terminado el acto, don Camilo pasó delante del altar y el Cristo le dijo sonriendo:
- Don Camilo, debo reconocer la verdad: en política sabes hacer las cosas mejor que yo.
- Y en dar puñetazos también - dijo don Camilo con toda calma, mientras se palpaba con indiferencia un grueso chichón sobre la frente.


martes, 25 de septiembre de 2012

Un fragmento en el que el dolor, también nos ayuda.

 
Salí temprano de clases, bueno, el grupo en el que estoy trabajando por un estudio de caso, estábamos muy bien avanzados, por habernos reunido un fin de semana antes de Fiestas Patrias y el avance fue significativo. Ahora le entiendo más el modelo para los trabajos, el semestre pasado no entendía nada, solía quedarme atrás y no avanzaba. Pero una de esas conclusiones internas que saqué fue una lección que ya había aprendido, pero que nunca está de más recordar: Si ves errores en tu prójimo, no deberás juzgarlo, ni dejarlo expuesto ante varias personas y ni siquiera, condenarlo a cargar con una categoría casi determinista. Eso ya lo tenía más que claro, porque no me gusta enumerar los errores de los demás, pero suelo hablarlo en privado pero... prefiero que la otra persona se dé cuenta de sus errores, porque quizás la persona que comete errores podría ser yo. Después de todo, nadie nos puso como juez de nuestros hermanos porque solamente Uno es el Juez y con la regla que yo mida, me medirán de igual manera.
Bueno, el punto es que aprovechando esa salida temprana, fuí al centro a realizar un pequeño trámite. Y en eso, preferí pasar unos minutos a la Catedral. Y me encuentro con una amiga que no veía hace un buen tiempo, pero que tiene un problema dificil y en su estado de tristeza, recurrió a rezar. Conversé unos minutos y la abracé.
El fin de semana pasado, recordé que en aquel encuentro de Pastoral Juvenil en la casa de retiros, una hermana religiosa mencionaba que a Dios no solamente se le puede encontrar en las alegrías... sino también en el dolor. Dios no solo está presente en un encuentro de Pastoral Juvenil, sino también en las injusticias, en los atropellos a los derechos humanos (sin politizar, obviamente), etc. Quizás eso confronte con el eterno dilema de la presencia del mal, porque al preguntar si Dios está presente o ausente cuando hay dolores humanos de por medio... y la respuesta es que lo está, pero nosotros no nos damos cuenta muchas veces, y esto no es un misterio novedoso, decía el escritor católico Morris West: ¿Cómo ver a Dios en un criminal crucificado en una horca?
Por esa razón, quiero compartir un fragmento de su obra llamada "Las sandalias del pescador", un libro casi profético que anunciaba la elección de un Papa no italiano que surge de un país dominado por el dolor y el comunismo, la universalidad de la Iglesia, el problema de la ortodoxia y la modernidad, etc. Recomiendo abiertamente el libro, no necesariamente para un público católico porque todos los personajes de West son increiblemente llenos de humanidad, que incluso se les llega a tener cariño. Suele escribir sobre intrigas políticas, eclesiásticas, humanas o simplemente, sobre viajes, pero siempre predomina el tema de moral sobre si es lícito responder mal cuando nos hacen mal o acaso debemos responder con el bien, sin llegar a ser dogmático sino que autocrítico en calidad de miembro de la Iglesia y proponiendo alternativas en torno a sus personajes o las situaciones en las que se ven envueltos.
 
En el tercer piso de un ruinoso edificio, a escasa distancia del Panteón, Ruth Lewin se hallaba atrapada en otro de los dramas cotidianos de la Roma Vieja. Desde el Ángelus de la tarde hasta cerca de la medianoche había estado trabajando junto a una esposa de veinte años, ayudándole a dar a luz su primer hijo. Durante las últimas dos horas habían estado también allí el médico, un joven macilento que parecía demasiado envuelto en el drama para su propio bien o el de la paciente.
Cuando, finalmente, con la ayuda del fórceps sacaron el rorro a la luz, vieron que era un monstruo; un pequeño ser deforme y gemebundo, con cabeza humana y cuerpo de pingüino, con los pies y las manos unidos directamente al tronco.
Ruth Lewin lo miró horrorizada, y el joven médico juró frenéticamente:
—¡Por Cristo! ¡Por el cielo! ¡Mírelo!
Ruth Lewin tartamudeó con desamparo: —Pero, ¿por qué? ¿Cuál fue la causa? ¿Qué...? — ¡Cállese! —dijo el médico con rudeza—. Cállese y deme agua y una toalla.
Ruth hizo mecánicamente lo que se le pedía y contempló fascinada cómo el doctor envolvía el cuerpo deforme y luego vertía algunas gotas de agua sobre su cabeza y murmuraba las palabras rituales: «Te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.»
Ruth Lewin encontró de nuevo su voz.
—¿Qué sucederá ahora?
—Eso es asunto mío. Ocúpese en asear a la madre.
Indignada y próxima a las lágrimas, Ruth se dedicó a su humilde tarea, lavando aquel joven cuerpo desgarrado y reconfortando a la mujer mientras volvía, gimiendo, a la conciencia. Cuando finalmente terminó, y la joven madre yacía aseada y compuesta sobre los almohadones, Ruth Lewin alzó la vista.
—¿Y ahora, doctor?
El médico se hallaba en pie junto a la mesa, dándole la espalda y ocupado con el envoltorio que cubría el rorro. Volvió un rostro pétreo hacia ella y dijo:
—Está muerto. Haga venir al padre.
Ruth abrió la boca para hacer una pregunta, pero no emitió sonido alguno. Escrutó el semblante del médico en busca de una respuesta, pero sus jóvenes ojos brillaban inexpresivos como guijarros, mientras repetía la orden:
—Por favor, llame al padre.
Ruth Lewin fue a la puerta e hizo señas a un muchacho alto y musculoso que bebía un vaso de vino y charlaba con los vecinos en el rellano.
—¿Quiere entrar, por favor?
El muchacho se acercó a ella, perplejo, con los vecinos pisándole los talones. Ruth lo hizo entrar y cerró la puerta en las narices de los rostros curiosos.
El doctor se dirigió con el rorro muy envuelto entre sus brazos.
—Tengo malas noticias para usted, amigo. El niño nació muerto.
El muchacho lo miró estúpidamente.
—¿Muerto?
—Sucede a veces. Y no sabemos con certeza por qué. Su mujer está bien. Podrá tener otros hijos.
El joven se acercó, atontado, al lecho, y se inclinó, murmurando algo a la mujer, pálida y consciente a medias.
—Vamos —dijo de pronto el médico—. Quiero dejar esto en el hospital general.
Y, dirigiéndose al muchacho:
—Tengo que llevarme el cuerpo. Es la ley. Por la mañana volveré a ver a su mujer, y traeré el certificado de defunción.
Ni el joven ni su esposa parecieron oírle, y el médico salió, con el patético bultito, seguido por Ruth Lewin, como acompañante fúnebre procesional. El grupo del rellano los observó silenciosamente al pasar, y luego se apretujaron en la puerta de la habitación, murmurando excitadamente.
Cuando llegaron a la calle, el doctor dejó el cuerpo del niño en el asiento posterior de su automóvil y cerró violentamente la puerta. Luego miró a Ruth Lewin y le dijo bruscamente:
—No haga preguntas. Entregaré el cadáver en el hospital general. Daré un informe.
—¿No habrá autopsia?
—No. Y si la hubiese, no descubrirán nada. El niño murió por asfixia...
De pronto pareció extinguirse su sangre fría; su cuerpo comenzó a temblar, y su joven rostro se crispó en una mueca de intolerable dolor. Y, en el frenesí de su desesperación, suplicó a Ruth:
—No me deje ahora. No me deje, por Dios. Venga al hospital, y luego..., luego iremos a alguna parte. A alguna parte sana. Creo que si me quedo solo esta noche, enloqueceré.
—Por supuesto que lo acompañaré. Pero usted no tiene la culpa. Usted, como médico, sabe que estas cosas suceden todos los días.
— ¡Lo sé! ¡Oh, sí, lo sé! —Trató de sonreír, pero sólo logró un rictus de agonía—. Y le diré algo que usted no sabe. En las próximas ocho semanas debo atender veinte nacimientos, y por lo menos la mitad de esos niños serán semejantes a éste.
— ¡Oh, Dios! —exclamó Ruth Lewin en voz muy baja—. ¡Oh, Dios Todopoderoso! ¿Por qué...?
En casa de Ruth, tranquila bajo las sombras animadas del Palatino, el médico le explicó por qué. Se lo dijo salvajemente, con brutalidad, como si la paradoja del arte curativo, su semi-promesa de continuidad, su derrota última ante la muerte, fuesen demasiado para él.
—...Es una idea absurda..., pero la farmacología parece siempre acudir con el elixir de la vida en una mano y una redoma de veneno en la otra... Hay antibióticos que curan a algunos y matan a otros. Hubo aquella droga francesa que hizo hervir los cerebros de los hombres. Y la talidomida, que brindaba sueño y luego creó monstruos en las entrañas de las madres. Ahora hay otra droga. Salió al mercado hace unos doce meses; una fórmula combinada para evitar las náuseas en el embarazo y reducir el peligro de toxemia... Tres meses atrás comenzamos a recibir de Alemania las primeras advertencias respecto a deformaciones producidas por la droga... Parece que será un caso semejante al de la talidomida, pero ahora están tratando de silenciarlo. —Se estiró en su silla, imagen de la fatiga, el desaliento y la desesperación—. Antes solía creer que era una especie de apóstol médico. Compraba medicinas de mi bolsillo a los pacientes más pobres. Fui yo quien adquirió esa maldita droga para la muchacha de hoy y para todas las demás del pueblo.
—¿Hay alguna esperanza de que el resto de los nacimientos sean diferentes?
—Algunos serán normales. Pero otros... —Extendió sus manos en una súplica apasionada—. ¿Qué debo hacer? No puedo asesinarlos a todos.
—Ante todo, no vuelva a emplear esa palabra. Esta noche no vi nada. No escuché nada.
—Pero lo sabe, ¿no es así?
—Sólo sé esto: que no debe culparse y que no ha de volver a actuar como si fuese Dios. Hay algo de locura en eso.
—Sí, locura. —El médico se pasó una mano temblorosa por el pelo—. Lo de esta noche fue una locura, y sin embargo... ¿De qué dispone esa gente para hacer frente a una situación así? ¿Sabe lo que habrían dicho si hubiesen visto ese feto? Mal occhio! El mal de ojo. Alguien miró a la madre y la maldijo mientras el niño estaba en sus entrañas. Usted no se imagina el poder de la superstición en la mente de esa pobre gente. ¿Qué habrían hecho con el niño? Algunos, muy pocos, lo hubieran cuidado. Otros lo hubiesen sofocado o tratado de lanzarlo al río. Algunos pocos lo habrían vendido a mendigos profesionales, que obtendrían provecho de su deformidad. ¿Y qué será de los demás que deben nacer? ¿Qué hago con ellos? Santo cielo, ¿qué puedo hacer?
De pronto le sacudieron sollozos cansados y profundos, y Ruth Lewin corrió hacia él, le rodeó con sus brazos y le confortó con palabras suaves e impotentes. Cuando, finalmente, se calmó, Ruth le hizo tenderse en su propia cama, le cubrió con una manta y permaneció a su lado, teniendo su mano hasta que cayó en un sueño misericordioso. Y entonces se halló sola, sola en las horas dolorosas, enfrentada con el misterio último de la vida y con el maldito enredo que era el mundo.
Había visto nacer un monstruo como resultado de un acto de caridad y de curación. Había visto cometer un asesinato en nombre de la misericordia, y su corazón aprobaba, en parte, la acción. Aquí estaba, en pequeño, la gran tragedia del hombre, el helado misterio de su existencia y de su destino.
Frente a aquel lastimoso embrión, ¿cómo podía decirse que los engranajes de la Creación no se salían de su sitio, reduciéndolo todo a una monstruosa confusión? ¿Cómo hablar de omnipotencia y omnisciencia y de una bondad siempre presente? ¿Cómo encontrar un alma o un espíritu en esa criatura débil, gimiente, con forma de pez, que nadaba ciegamente desde el fluido del útero para enfrentarse con la luz del día?
¿Dónde estaban ahora los cimientos de la Fe, y la esperanza, y el amor? ¿Dónde encontrar un vestigio de cordura en eso matrimonio de víctimas de la civilización, enfermas, lisiadas e impotentes? Si no existían, entonces era tiempo de abandonarlo todo y partir. La salida era fácil, y Ruth había estado ya muy cerca de ella. Era imposible errar indefinidamente, enloquecidamente, a través de una sala de espejos, sintiéndose confundida, desquiciada, carente de objetivo y atenazada por el miedo. Si no existía una solución para esa discordia, más valía enviar los músicos a casa. Pero si la había, tenía que llegar pronto, antes de que los nervios destrozados gritasen el horror de la ruina.
El cansancio de la vigilia se le incrustó en los huesos, y se tendió en la cama junto al hombre dormido. Pero el contacto de su cuerpo la perturbó, y cuando el joven, en sueños, se volvió hacia ella, Ruth se levantó y fue a la cocina a prepararse una taza de café.
Recordó una noche anterior con otro hombre en aquella misma casa, y cómo por un momento había vislumbrado un destello de luz. Se preguntó lo que aquel hombre habría visto en lo sucedido esta noche, y cuál habría sido su respuesta para el horror que aún estaba por llegar. Y entonces surgió en ella una idea súbita, fría y vivificante. El hombre había dicho que ésta era su ciudad. La había reclamado como propia. Se había calificado de pastor y siervo de este pueblo.
Ruth Lewin permanecía aún despierta cuando el gris del alba reptó sobre el Cerro Palatino. Y antes de que la ciudad se desperezase, escribió una carta pidiendo una audiencia privada a Cirilo el Pontífice.
La carta de Cirilo a la Iglesia estaba terminada, y el manuscrito ruso, en manos de los traductores. Ahora que ya estaba hecho, Cirilo se sentía extrañamente vacío, oprimido por una sensación de futilidad y frustración.
Mientras escribía, se había sentido poseído más que nunca por el poder de la palabra, por la convicción de su inevitable fructificación en el corazón de los hombres buenos. Pero ahora se enfrentaba al hecho descarnado de que sin la gracia de Dios, y sin hombres que cooperaran con la gracia de Dios, la semilla podría yacer fértil, pero sin dar frutos, durante cien años. Entre los millones de creyentes que profesaban obediencia a la Palabra, y a su autoridad como predicador supremo, ¿cuántos habría que se sintiesen impulsados a darle cabal cumplimiento?
Veía con claridad meridiana lo que sucedería con su carta. Dentro de algunos meses se leería en todos los púlpitos católicos del mundo. Recibiría comunicaciones de obispos que expresarían su lealtad a sus consejos y prometerían ejecutarlos en la medida de su capacidad. Pero entre la promesa y el cumplimiento había cien obstáculos: falta de hombres, falta de dinero, falta de visión y, a veces, de valor, y el resentimiento natural del hombre que se halla en el umbral de la acción y que se pregunta por qué se le pide que haga tantos ladrillos con tan poca paja.
Lo más que podía esperar era que allá o acullá la Palabra tomase cuerpo en el alma de algún hombre, iluminase sus ojos de visión y lo lanzara en busca de un divino imposible. En cuanto a sí mismo, Cirilo sabía que no podía dejar de predicar, de enseñar, de impulsar a la acción, y de aguardar, vacío de todo menos de esperanza, confiado en la promesa del Paráclito.
Oyó un golpe dado en su puerta, y el maestro de Cámara entró a preguntar si Su Santidad estaba dispuesto a comenzar las audiencias de la mañana. Cirilo recorrió rápidamente la lista, y vio que el primer nombre era el de Ruth Lewin.
Su carta lo había perturbado profundamente, porque le había llegado en un momento de tentación: la tentación de sumergirse en los aspectos políticos de la Iglesia y de desafiar mediante un despliegue de poder a aquellos hombres que, como Leone, no ocultaban su desacuerdo con el Pontífice. Había algunos, lo sabía, que consideraban su encíclica como una novedad. Opinaban que era demasiado personal, demasiado específica. Criticaba demasiado abiertamente la política anterior. Pedía nuevas modalidades en el adiestramiento del clero v en la dirección de la educación misional. Encontrándose en la cima, le era fácil, demasiado fácil imponer su autoridad y acallar las críticas con un llamamiento a la obediencia religiosa.
La carta de Ruth Lewin le recordó que el verdadero campo de batalla estaba en otra parte: en cuartos desiertos y corazones solitarios, entre gente que no conocía la Teología, pero que conocía íntimamente, con aterradora intimidad, los problemas de vivir y morir. Ruth Lewin representaba un contacto con esa gente. Si podía hacer que la Fe fuese eficaz en ella, entonces, cualquiera que fuese la obra de su Pontificado, no habría fracasado totalmente.
Cuando Ruth Lewin compareció ante él, Cirilo la saludó cordialmente y abordó el tema sin preámbulos.
—La hice llamar con la mayor rapidez posible, porque sé que debe de estar sufriendo mucho.
—Lo agradezco, Santidad —dijo Ruth, con su habitual franqueza—. No tengo derecho a molestarle, pero éste es un asunto espantoso.
—¿Para usted? —preguntó Cirilo curiosamente.
—Para mí significa ponerlo todo en duda. Pero quiero hablarle, ante todo, de los otros.
—¿Qué otros?
—De las mujeres que darán a luz esos hijos. La mayoría de ellas, creo yo, no están preparadas para lo que sucederá.
El rostro delgado de Cirilo se nubló, y en la cicatriz que lo cruzaba palpitó un nervio.
—¿Qué desea que haga yo?
—Nosotros... Es decir, las madres necesitan ayuda. Necesitan algún lugar donde dejar esos niños si no son capaces de cuidarlos personalmente. Esos niños necesitan que se los cuide. Se me dice que seguramente vivirán poco, pero necesitan cuidados especiales..., ternura especial...
—¿Usted cree que la Iglesia puede dárselos?
—Tiene que dárselos —dijo Ruth categóricamente—. Si cree en lo que enseña.
Se ruborizó, comprendiendo que había cometido una imprudencia, y luego se apresuró a explicarse:
—Soy mujer, Santidad. La otra noche me pregunté qué haría, qué sentiría, si fuese la madre de un niño así. No lo sé. No creo que pudiera comportarme decentemente.
Cirilo el Papa sonrió tristemente su aprobación.
—Creo que se subestima. Usted posee más valor del que cree... Dígame. ¿Cuántos de esos nacimientos se esperan en Roma?
—Alrededor de veinte en los próximos dos meses. Puede haber muchos más.
El Pontífice guardó silencio un instante, pensativo. Luego sonrió con un mohín torcido y juvenil.
—¡Bien! Veamos cuál es mi autoridad en la Iglesia.
Cogió el teléfono y marcó el número del secretario de la Sagrada Congregación de lo Religioso.
Explicó con vivacidad la situación, y luego preguntó:
—¿Cuáles de nuestras monjas enfermeras de Roma están mejor equipadas para cuidar a esos niños?
Desde el otro extremo de la línea se escuchó un rumor indescifrable, y Ruth Lewin vio que la boca del Pontífice se contraía de cólera, mientras decía enfáticamente: «Sé que es difícil. Todo es difícil. Pero ésta es una labor de caridad apremiante, y debe hacerse. Si se necesita dinero, lo proporcionaremos. Usted se encargará de encontrar el lugar y las enfermeras necesarias. Quiero que todo quede dispuesto dentro de veinticuatro horas.»
Colgó con violencia el auricular, y dijo irritadamente:
—Esta gente vive en un mundo propio. Hay que hacerlos brincar hacia la realidad... En todo caso, puede usted dar por sentado que proporcionaremos cuidados y hospitalización a los que lo necesiten. Se la informará por teléfono y por carta de los detalles. Luego haré publicar un anuncio en el Osservatore, que circulará también en la Prensa romana.
—Quedo muy agradecida a Su Santidad.
—Y yo le quedo también muy agradecido, jovencita. Y ahora, ¿qué puedo hacer por usted?
—No lo sé —dijo Ruth Lewin desoladamente—. Me lo he preguntado mientras venía hacia el Vaticano. ¿Por qué suceden estas cosas? ¿Por qué permite un Dios que estas cosas sucedan?
—Si pudiese decírselo —dijo Cirilo el Pontífice—, sería Dios mismo. No lo sé, aunque a veces desearía saberlo. No debe usted creer que el misterio de la Fe es más simple para mí que para usted. El Acto de Fe es un acto de aceptación..., no una explicación. Le relataré una historia acerca de mí... Cuando me hicieron prisionero en Rusia, los tiempos eran malos. Había mucha tortura, mucha crueldad. Una noche trajeron de regreso a mi cabaña a un hombre que había sufrido el trato más brutal que yo había conocido. Agonizaba, y gritaba una y otra vez que alguien lo matara para poner fin a tanto sufrimiento. Le digo sinceramente que me sentí tentado. Es horroroso presenciar tanto dolor. Degrada y aterra a quienes lo ven, pero no pueden hacer nada por aliviarlo. Por eso puedo comprender, aunque no perdonar, lo que hizo su amigo el médico. A veces nos parece que dispensamos una misericordia divina con el don de la muerte. Pero no somos divinos, no podemos dispensar la vida ni la muerte.
Por un momento pareció sumirse en una contemplación interior.
Ruth sugirió suavemente:
—¿Cuál fue el final de la historia, Santidad?
—El hombre murió en mis brazos. Me gustaría poder decirle que murió piadosamente, pero no tengo medio de saberlo. No pude penetrar a través de su dolor hasta las fuentes de su voluntad. Murió, simplemente, y tuve que encomendarlo a Dios... Ésa es la única respuesta que puedo darle.
—Es un salto en la oscuridad —dijo Ruth Lewin gravemente—. No sé si podré darlo.
—¿Le es más fácil permanecer donde está?
—Más difícil, creo.
—Pero usted ya ha dado un salto en la oscuridad.
—No comprendo.
—No pudo perdonar ese asesinato, incluso de un recién nacido monstruoso.
—No totalmente, no.
—Y ha acudido a mí buscando ayuda, no para usted, sino para esos niños.
— ¡Me sentí tan impotente...! Necesitaba a alguien que pudiese actuar...
—Tal vez —dijo Cirilo suavemente—, tal vez ése es el significado del dolor: que desafía nuestra arrogante posesión de la vida; que nos confronta con nuestra propia debilidad y nos hace percibir, aunque sea débilmente, el poder sustentador de Dios.
—Ojalá pudiese creerlo. Pero, ¿cómo ver a Dios en un rorro humano que parece un pez?
—No es un misterio nuevo, Ruth. Es uno muy antiguo. ¿Cómo ver a Dios en un criminal agonizante clavado en una horca?
—No basta decirlo —dijo Ruth Lewin con dureza—. Tiene que haber amor en alguna parte. Tiene que haberlo.
—Verdad... Tiene que haber algo de amor. Si el misterio del dolor no es un misterio de amor, entonces todo esto... —sus manos deformadas abarcaron el cuarto ornamentado y toda la Ciudad Santa tras él—, entonces todo esto es un contrasentido histórico. Y mi misión es la misión de un charlatán.
Su rudeza sorprendió a Ruth. Lo contempló fijamente un instante, fascinada por el contraste entre su rostro torcido, curiosamente burlón, y la formalidad religiosa de sus atavíos. Luego dijo:
—¿Su Santidad cree realmente eso?
—Sí.
—¿Por qué, entonces, no puedo creerlo yo?
—Me parece que sí lo cree —dijo Cirilo el Pontífice dulcemente—. Por eso está aquí y quiso verme. Por eso actúa usted dentro de un contexto de Fe, aunque todavía lucha con Dios.
—Si sólo pudiese saber que soy amada..., que soy digna de ser amada...
—Eso es algo que usted no exige de quien quiere... ¿Por qué debe exigirlo de sí misma?
—Su Santidad es demasiado inteligente para mí.
— ¡No! No soy un hombre inteligente. La comprendo mejor de lo que usted cree, Ruth Lewin, porque he recorrido el mismo camino que usted recorre ahora. Le contaré otra historia, y luego deberé despedirla, porque hay mucha gente esperando verme... Mi fuga de Rusia fue preparada, usted lo sabe. Me liberaron de la prisión y me enviaron a un hospital porque había estado muy enfermo durante cierto tiempo. Los médicos me trataban bien, y me cuidaron solícitamente. Después de diecisiete años de sufrimientos, resultó una experiencia curiosa. Fue como si me hubiese transformado de la noche a la mañana en otro ser humano. Estaba aseado y bien alimentado. Tenía libros para leer, y tiempo, y una cierta libertad. Y todo esto me deleitaba. Me enorgullecía de mi apariencia decente... Tardé algún tiempo en comprender que me estaban sometiendo a una nueva tentación. Me sentía querido otra vez. Deseaba que me quisieran. Aguardaba con ansias la llegada de la enfermera, su sonrisa, sus cuidados. Luego llegó el momento en que comprendí que lo que Kamenev, mi atormentados, no había logrado, lo estaba haciendo yo. Estaba pidiendo una experiencia de amor. A pesar de mi sacerdocio, de mi obediencia, me sentía tentado por la atracción de una simple comunión humana... ¿Comprende lo que estoy tratando de decir?
—Sí, lo comprendo. Es lo que siento todos los días.
—Entonces comprenderá algo más. Que recibir y exigir es sólo una cara de la medalla del amor. Dar es la otra cara, y sólo en ella se demuestra la calidad del cuño. Si yo recibía, no hubiera tenido nada que dar. Si daba, el dar renovaba mi provisión, y era esto lo que me había mantenido entero durante diecisiete años de prisión...
—¿Y el pago del amor?
—Usted es parte de él —dijo Cirilo el Pontífice suavemente—. Usted y esos niños a quienes amaremos juntos, y aquellos a quienes llegue yo de vez en cuando en la Iglesia, porque mi voz resuena en sus corazones... También ahora me siento solo a menudo, como usted. Pero sentirse solo no significa que no se es amado, sino que se está aprendiendo el valor del amor, y que éste toma muchas formas, y que a veces es difícil de reconocer. —Se levantó y alzó ambas manos—. Y ahora debo despedirme, pero nos veremos otra vez.
Ruth había rechazado por mucho tiempo la autoridad que el Pontífice representaba, pero dobló la rodilla y posó sus labios sobre el anillo del Pescador, y escuchó con gratitud las palabras de la bendición:
—Benedictio Dei omnipotentes descendat, Patris et Filii et Spiritus Sancti, super te et maneat semper...

lunes, 24 de septiembre de 2012

Un fin de semana movido en una variante del Monte Tabor después de unos días de relajo.

 
Después de Fiestas Patrias, volver a clases con un sansancio y una flojera a más no poder. Fueron unos días tranquilos, ni siquiera la tonterita de la supuesta "esposa de Cristo" me quitó la paz, aunque supongo que algunos teólogos y sacerdotes estarán tirados en el suelo después de tanta risa, mientras Falsate hace de las suyas, mientras ignora el orígen gnóstico de los apócrifos y haciéndoles publicidad y Dan Brown con Dawkins querrán reunirse para beber unas copas por tan "magno" acontecimiento en alguna artimaña para acabar con la Iglesia de Cristo, y alguna que otra persona con afinidad New Age habrá terminado por abrazar alguna herejía cristológica de manera inconsciente. Habiendo festejado los días patrios, en los que fueron días de asado y de relajo, el fin de semana hubo un encuentro de Pastoral Juvenil con chiquillos/as provenientes de la Arquidiócesis de Antofagasta y de la Prelatura de Calama. Fueron días agotadores pero los mejores que he vivido. Además de registrar cada instante con la cámara fotográfica, avisábamos vía face todo lo que pasaba y alguna que otra frase esencial (todas lo eran, pero alguna eran muy potentes).
Me alegró conocer a un grupo que venía de Mejillones... y en ese grupo había una chica de Corea del Sur (aunque lamentablemente en Chile, tildamos de "chino/a" a cualquier persona de rasgos asiáticos), ella es muy sonriente, era el alma de su grupo, su actitud fue la que ganó mi simpatía. También estuvo el grupo de Pastoral Juvenil de la parroquia que pertenezco, y mis amistades extraparroquiales.
Lo malo de estas actividades es que nadie quiere irse (incluyendo a quien escribe, modestia aparte) porque es cada instante compartiendo juntos, que sin necesidad de cámaras por los pasillos y rincones del patio de la Casa de Retiros, es como estar viviendo una especie de Reality Show. Dormir, levantarse, desayunar, orar, reir, conversar, hacer actividad, almorzar, la Eucaristía, cenar, etc, son muchos momentos que se comparten juntos a cada rato que uno termina acostumbrándose y sin querer, vas formando lazos. A lo mejor no has conversado con todos, pero siempre te conviertes en amigo de quien no conoces y se intercambian el número de teléfono, e-mail o facebook para no perder el contacto.
Y son, además, momentos en los que se cae en la cuenta de muchas cosas tras estar casi "aislado del mundo": Dios no solo está en los buenos momentos como la alegría y la amistad, sino también en el dolor, en la duda, el escepticismo, la enfermedad, el rechazo, incluso en momentos de pecado, sea cual sea esa experiencia es cuando se tiene un encuentro de Cristo... pero no todos lo descubrimos de la misma manera por vivir y sentir de diferentes maneras (no todos fuimos criados por los mismos padres).
Es inevitable encariñarse con todos, incluso recordar con cariño los momentos de risa y de conflicto. Yo hubiera querido que esto continuara o también, que fuera para siempre... pero tenemos nuestras vidas: el trabajo, el estudio, la familia, la parroquia, nos están llamando. Pedro desde el Monte Tabor, debió sentir una sensación enorme de asombro, incluso miedo, cuando vió a Jesús pero como que no era Él... estaba transfigurado, en Él todo era brillante, conversando con 2 grandes de la Antigua Alianza: Moisés y Elías. Pedro, sin comprender aún, se sentía tan bien que quiso construir carpas para Él, para Moisés y para Elías... pero el momento duró solo unos momentos y Jesús dejó de brillar y llamó a Pedro, Santiago y a Juan para salir de su estupor. Por esa razón escogí una foto del Monte Tabor, lugar donde ocurrió la Transfiguración.
Así nos pasa: queremos que todo cese para quedarnos en una experiencia, soñar y disfrutar por un buen tiempo, pero la vida tiene su curso. Esto es sólo para recobrar energías y para potenciar nuestra actividad pastoral. Como decía el dicho latino "Satis bibiste, satis ludisti, tempus est abire" (Hemos bebido, hemos gozado, es hora de partir) y además de eso, en un libro de Paulo Coelho decía "Los sueños dan trabajo". Y respecto a lo que hemos visto en esos días, cómo jóvenes y como cristianos, aún queda mucho por hacer por esta Iglesia peregrina y por los demás.
 
P.D: Perdón por el retrato caricaturesco del primer párrafo, pero es que esto me da risa. Perdón por reirme fuerte. Aún así, por muy descabellada que parezca alguna herjía, no subestimarla. El que se cree seguro de no caer, más le vale tener cuidado, que no caiga. Hay que prepararse.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Cristo y el celibato v/s un pequeño papel ¿Nuevo complot?


No pensaba publicar esto sino una crítica con lectura personal de la película "Machuca" pero supongo que deberé posponerla tras esta noticia inesperada y que pondrá en jaque a más de alguien "que esté volando bajo" y que les arrebaten lo más preciado que tienen solamente porque no estaban armados y preparados. Así que disculpen si en algunas líneas soy lo bastante incendiario (espero no serlo) pero un perro cuando siente que hay peligro o se siente atacado, solo atina a ladrar fuerte y a morder. Tampoco me gusta tener que enseñar porque no me gusta sentirme profesor ni alguien superior, pero como corregir al que se equivoca y enseñar al que no sabe son actos de misericordia, por el bien de mis hermanos me daré el tiempo de explicar y corregir algunos puntos (si quedan preguntas, háganlas en los comentarios pero sin insultar. Ofensas, troleos y demás zoquetadas serán eliminadas). Aclaro que no soy teólogo ni seminarista.
¿Dan Brown contraataca con Robert Langdon? ¿O acaso Martin Scorsese vuelve a la carga con otra producción polémica?  Pareciera, pero es la aparición de un documento traducido de un papiro del siglo IV que fue dado a conocer en Roma durante una conferencia del X Congreso Internacional de Estudios Coptos por una docente de la Universidad de Harvard, Karen King, en la que dicho papiro dice: "Jesús les dijo, mi esposa", pero ella afirma que no hay prueba histórica que Jesús estuviese casado. Se dice que fue encontrado en Egipto o en Siria, y está escrito en copto (antiguo idioma cristiano). La finalidad de esta exposición era demostrar que algunos de los primeros cristianos creían que Jesús era casado.
Pero el papiro deberá pasar un exameb en el que se comprobará la data de tiempo, la composisición químico de la tinta, etc.
Desde la Santa Sede, el P. Federico Lombardi, el portavoz, afirmó que "no se sabe bien de dónde viene ese pedacito de pergamino. Pero esto no cambia en absoluto la posición de la Iglesia que se basa en una inmensa tradición muy clara y unánime. No cambia nada de la visión de Cristo y los Evangelios. Este acontecimiento no tiene influencia alguna sobre la doctrina católica". Un profesor de teología protestante, por su parte, explicó que el texto es muy tardío: "Nunca leí textos de épocas anteriores que atestiguaran la veracidad de un casamiento de Jesús", además de explicar que en los idiomas semíticos la época, "mujer no significa necesariamente esposa", basándose en que dicho término podría venir de la célebre frase en la que Jesús se dirige a la Virgen María en las Bodas de Caná, diciéndole: "¿Qué tenemos que ver tú y yo, mujer?" (Consultar Evangelio según San Juan).
Pero algunos historiadores dicen que el pergamino podría provenir de grupos gnósticos (gnosticismo era una herejía en la que salvación no viene de la fe sino del conocimiento, de visión panteísta, una especie de "New Age primitivo", niegan la resurrección y la humanidad de Cristo, porque consideran el cuerpo y todo lo material como malo. Ellos han creado varios textos apócrifos por el que no fueron incluídos en el canon de las Sagradas Escrituras por escribirse siglos después: Protoevangelio de Santiago, Evangelio de la primera infancia de Tomás, Evangelio de Felipe, Evangelio de María Magdalena etc). De hecho, en el Código Da Vinci hay muchas referencias gnósticas (incluyendo el texto de la supuesta relación entre Jesús y María Magdalena). Por eso no se incluyeron en el canon, por no tener inspiración divina, solamente los sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) y el Evangelio de Juan. La Iglesia jamás ha ocultado los apócrifos ni los ha negado, los ha mantenido para su estudio.
Cristo fue célibe, y es ese ejemplo de vida por el que los sacerdotes no se casan ni forman familia y de ahí, la importancia y seriedad de tomar la decisión de vivir célibe (aclarar que el voto de castidad nunca se impone, jamás te "pondrán el cuchillo en el cuello" sino que tu optas ser célibe para servir mejor a Dios, y si no te sientes capaz de sobrellevarlo, es mejor que abandones tu proceso, por tu propio bien y por el bien de la Madre Iglesia). Conviene aclarar que el celibato no es un desprecio al sacramento del matrimonio, sino que también es una vocación. Ambas vienen de Dios, muy tomadas en cuenta por la Iglesia, y una forma de servir a los demás. El celibato consiste en el no ejercicio de la genitalidad (acto sexual), por ello el compromiso de no casarse. El celibato puede ser eclesial (sacerdocio ministerial) o laico (hombres y mujeres que no siendo sacerdotes o religiosos, optan por no casarse). Este último, era el más común en la época de los primeros cristianos: a los hombres célibes les llamaban "continentes" y a las mújeres "vírgenes", también les llamaban los "ascéticos". En cualquiera de los casos, se escoge libremente.
Si hay quienes dicen que el celibato es "contra-natura", se equivocan. Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, recomendó claramente el celibato como entrega total de amor por el Reino: "Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que entienda" (Consultar el capítulo 19 del Evangelio de Mateo). Eunuco significa varón castrado, antes frecuentaban en las cortes reales como guardianes de la reina o de otras mujeres (obviamente, porque no las atacarían sexualmente) y como eran aptos, generalmente los ascendían. Ser eunuco en la Biblia no se remite a la amputación de los genitales sino los que dominan sus pasiones por no ser "esclavos de su cuerpo" y así ser aptos para comprometerse con el servicio del Evangelio las 24 horas de su vida a Dios y a los demás por no tener esposa ni hijos. En el fondo, el matrimonio y el celibato son lenguajes diferentes del amor, por eso Cristo afirma sobre el celibato y el escándalo de dicha práctica: "No todos son capaces de comprender este lenguaje" (en el mismo capítulo del Evangelio de Mateo).
Posteriormente, San Pablo, también célibe, al escribir su primera carta a los Corintios, cuenta que "¿Tienes obligaciones con una mujer? No intentes liberarte. ¿No tienes obligaciones con una mujer? No busques esposa. Si te casas, no cometes pecado, y tampoco comete pecado la joven que se casa. Pero la condición humana les traerá conflictos que yo no quisiera para ustedes... El que no se ha casado se preocupa de las cosas del Señor y de como agradarle. No así el que se ha casado, pues se preocupa de las cosas del mundo y de como agradar a su esposa y está dividido... Al decirles esto no quiero ponerles trampas; se lo digo para su bien, con miras a una vida más noble en la que están enteramente unidos al Señor".
Hasta el boxeador Mohamed Ali practicaba el celibato, no por fe sino para mantenerse en forma. Quizás admiren su compromiso por el deporte, pero si se trata de un joven que desea con todo su corazón ser sacerdote, religioso o laico célibe... por la causa del Reino siempre será motivo de escándalo, escuchando lo clásico: fanatismo, eso es peligroso para la mente, etc. Distintas respuestas ante una misma actitud frente a opciones diferentes: Dios o el deporte, tomados en serio. Para una persona que no pueda dominar sus pasiones, le parecerá antinatural y represivamente peligroso la práctica de la ascesis. Pero si esto se vive en santidad, con fe, con un amor total por Dios y por la humanidad, el celibato es una donación de sí mismo. Así como el hombre casado se entrega a su mujer, el célibe se entrega a Dios y a la humanidad.
Seguramente con toda la polémica del papiro y de los deseos de algunos contestatarios de ver a la Iglesia en ruinas y a nosotros apuntados y acorralados con un arma contra la pared, dirán que el celibato es el causante principal de la creación de monstruos abusadores sexuales. Es cierto que existen sacerdotes que han abusado de niños, niñas y jovenes (Karadima, Geoghan, Maciel, el "Cura Tato", con esto basta), también hay abusadores que no son sacerdotes y son padres de familia (algunos abusan de sus propios hijos, nietos, o si algunos trabajan en donde hay niños, abusan de ellos, o algunos clérigos de otras denominaciones cristianas, hombres casados y con hijos, abusan de muchos infantes y frecuentan a muchas mújeres). Pero claro, el odio a Cristo puede más porque no siempre controlamos nuestras pasiones. Explico por enésima vez que no existe una correlación entre el celibato y el abuso con la adicción sexual, el abuso también ocurre entre hombres casados (Jenkins, 1996), y hay un menor índice de mujeres abusadoras. Por esa misma razón, tampoco sería una solución el matrimonio de los sacerdotes. Un abusador no es apto ni para ser sacerdote ni para ser esposo y padre de familia.
Así, le explico al Sr. Marco Antonio Grez, que en un programa de televisión dejó al descubierto su ignorancia frente a las medidas que tomó el Santo Padre frente al problema de la pedofilia en el sacerdocio ministerial (y me extraña, porque se hizo llamar "católico" ¿No se supone que un creyente comprometido sabe y se informa sobre lo que cree? A menos que se trate de un "infiltrado" ¡Vamos! Estoy exagerando ¿No será esto un producto de Dan Brown?). Después de los 9 días de luto tras la muerte del Beato Papa Juan Pablo II, antes del Cónclave, el Cardenal Joseph Ratzinger se dió el tiempo de contestar una entrevista. Una de esas preguntas formuladas por el periodista era sobre qué debería hacer el nuevo Papa tras su elección y el Cardenal, contestó que debería tomar medidas contra la pedofilia. Y sin imaginárselo, ese mismo cardenal fue elegido Papa. Las medidas se han tomado con dureza en cuanto al ingreso de candidatos al presbiterado en los Seminarios (con el "filtro" que hay ahora, no cualquiera entra) pero habrá que esperar en los próximos años, ya que comprenderán que para ser sacerdote es casi una década de estudios (por lo menos en Chile, para ser diocesano son 9 años). Incluso se ha reunido con las víctima, ha visitado Irlanda para analizar el asunto y reuniéndose con los obispos del país, reuniones con víctimas (reservadas o mediácticas, conforme a la senbilidad de las víctimas), etc. Aunque con el caso Maciel, Juan Pablo II desconocía su "otra vida" y por ello, cierto sector hostil acusaba al Papa Polaco de ser "encubridor" (asunto que se aclaró en el proceso de su beatificación). Pero vamos, los que trabajan por la verdad y la trasparencia, jamás hacen alarde y aunque lo hicieran, a la prensa jamás le interesaría porque no es noticia y por tanto... ¡¡¡NO VENDEEEEE!!!
De un tema nos fuimos a otro, pero hay mucha relación entre sí y puesto que muchos no están de acuerdo con Cristo y lo persiguen. Pero, no bajen la guardia, no se rindan, manténganse firmes aunque los acusen de "cerrados de mente" o "intolerantes" por quienes van en nombre del "respeto humano". Ya son más de 2000 años que la Barca de Pedro va tambaleándose entre tormentas, tsunamis y tifones, con buenos y malos capitanes, buenos y malos tripulantes, uno que otro polizón, y aunque Cristo se duerma en la Barca aunque nos estemos por hundir, el mar y el viento siempre le obedecerán. Ánimo, El ya ha vencido al mundo.

martes, 18 de septiembre de 2012

Fiestas Patrias 2012: Una mañana de nubes y sol, un Chile en la crisis de las instituciones y la esperanza.

 
18 de septiembre. Día de Fiestas Patrias en Chile, un aniversario más de la soberanía de Chile como país libre tras la conformación de la Primera Junta Nacional de Gobierno.
Esta mañana desperté con flojera, anoche estaba viendo una película muy buena, una comedia dramática que toca con mucha humanidad el tema de la tercera edad y la vida después de la jubilación: "El Regalo". Al llegar, hubo un pequeño desorden en cuanto a la puntualidad y compromiso de algunas personas, así que tuve que realizar una actividad en la que yo no tenía previsto realizar.De todos modos, era algo pequeño y al terminar, fuí a la sacristía, me revestí y acompañé a los ministros presentes en el Te Deum. No es mucho trabajo lo que hace un acólito en el Te Deum, pero ante cualquier eventualidad es necesario estar presente, especialmente cuando este fue el último Te Deum de Mons. Gaspar Quintana (tras cumplir 75 años).
 

La homilía de Don Gaspar, al igual que la del Arzobispo Ricardo Ezzati en la Catedral Metropolitana de Santiago, hizo hincapié en la crisis de las instituciones y la desconfianza de la ciudadanía hacia ellas... incluyendo a la Iglesia, tras los presuntos casos de abuso sexual de parte de sacerdotes y que han eclipsado la Iglesia chilena. También imploró la urgencia de que los pobres no pueden esperar, pues ellos son prioridad en los casos de mayor preocupación, pobres como los ancianos, los abandonados, los excluídos, y a quienes son marginados por pertenecer minoritariamente a los pueblos originarios.
En el tema medioambiental, Mons. Gaspar nos invitó a cuidar esta "casa común" y con respecto a los polémicos proyectos de energía en la zona, mencionó la posible impresión de que estos proyectos "parecen ser diseñados sin tener en cuenta todos los aspectos relacionados con un posible impacto negativo en la vida humana", además de la preocupación y seguimiento de la Iglesia en Castilla, Freirina y Pascua Lama.
Don Gaspar, además de recalcar que la Iglesia chilena está viviendo este año la Misión Joven, hizo alusión a la educación como "un vínculo de coherencia en valores para una vida que sea en verdad profundamente humana, abierta a la trascendencia, a la solidaridad y a una propuesta de desarrollo global bien entendido" con tal de que como jóvenes vivamos con un uso recto de la libertad y sin violencia, aceptando la diversidad en búsqueda del bien común. También envío condolencias a Carabineros de Chile por la muerte del cabo Cristián Martinez por su muerte en acto de servicio, convirtiéndose en un nuevo mártir de la institución.
También aprovechó de despedirse de las autoridades por el pronto nombramiento de un nuevo obispo para la Diócesis de Copiapó. Si o sí, este momento es inminente. No sé cuando será, pero sé que llegará pronto. Extrañaré sus narraciones de compromisos pastorales en otros países, sus anécdotas de párroco en el sur de Chile, las conversaciones de música, etc. De todos modos, existe el correo electrónico.
 

Después de este momento de acción de gracias, en la Plaza de Armas se realizó la Parada Militar. Me reencontré con una profesora que me hizo clases en mis años de liceano en la Escuela Industrial Salesiana Cristo Redentor, a la hermana de un amigo, una amiga que también estudia psicología y a un sacerdote que no veía en años (un franciscano muy afectuoso y bueno para hacer bromas). Estuve mucho rato esperando un taxi para irme a casa, mucha gente fue a la Parada Militar y yo no era el único, aunque tuviera mucha hambre.
Por el momento, ha sido una celebración tranquila. De momento, quisiera compartir la homilía de Mons. Gaspar Quintana (Gentileza del Obispado de Copiapó y de Iglesia.cl).

 
“La semilla es el mensaje de Dios” (Lc 8, 4-15)
 
Cuando el Dios anunciado por Jesucristo se manifiesta hablando a la humanidad ilumina a quienes buscan el verdadero sentido de la vida. En la celebración de estas Fiestas Patrias queremos dejarle un espacio al Dios Padre de Jesús y Padre nuestro para que nos hable de su proyecto sobre nuestra vida y sobre la historia humana.
Es esto lo que hacemos esta mañana al escuchar el relato del evangelista Lucas que nos puede iluminar el sentido y el modo de vivir nuestra identidad nacional, enriqueciendo nuestra cultura tan marcada por los valores del Evangelio, aún en tiempos difíciles y confusos.
Como todo pueblo, nosotros vivimos y viviremos “entre los gozos y esperanzas, en medio de las tristezas y angustias de nuestro tiempo” como expresaba el Concilio Vaticano II,(GS 1) hace 50 años.
Con todo, los momentos de alegría o de dolor, de éxitos o de fracasos, nos van ayudando a descubrir nuestra fragilidad pero a la vez que no estamos solos, sino que contamos con el apoyo del Dios de la vida que se manifiesta a través de su Hijo Jesús el Señor.
El mensaje que ofrece Jesús en el Evangelio que acabamos de escuchar es muy significativo y a la vez estimulante como para tenerlo en cuenta.
 
Mirar la historia
Lucas presenta a Jesús hablando, como los maestros judíos de su tiempo, a través de una parábola o comparación tomada de la vida de la agricultura, y con su pedagogía propone a sus discípulos una tarea de gran importancia para un tipo de vida nueva. Los discípulos de este maestro que aceptan lo que se les propone avanzan a través de un camino que transforma la vida personal y social. Los que prefieren quedar fuera no entienden nada y prefieren seguir su rumbo que termina mal, sin un plan que dé sentido a sus vidas.
En el fondo ¿qué quiere decir Jesús con este lenguaje? Significa que la semilla lanzada a la tierra es la palabra o mensaje de Dios que, aceptado por el ser humano, se convierte en un proyecto de vida trascendente, sólido y transformador de la persona y de la sociedad. Para esto hay que tener un corazón abierto, dispuesto a acoger la semilla de lo que Dios para que produzca un buen fruto de vida nueva.
Pero existe el riesgo de que por falta de cuidado, o por los problemas de la vida humana o social no resueltos o desordenados, la semilla muera aplastada y no llegue a producir los resultados que se esperaban de ella.
La historia de nuestra Patria y su proceso de vida como cultura como manera de ser, pensar, sentir y decidir la vida, ha sido marcada por el Evangelio de Jesucristo, y nos invita a contemplar el futuro con sano realismo por un lado, y por otro lado con una esperanza responsable. A pesar de nuestros errores y caídas es consolador saber que “la fe que actúa por el amor se convierte en un nuevo criterio de pensamiento y de acción que cambia toda la vida del hombre.” (PF 6).
Los grandes cambios de la vida nacional que buscamos exigen actitudes nuevas, nacidas de “un corazón nuevo” que debe ser preparado, cultivado y atendido, como un campo, para que nazca un nuevo Chile.
Mirar hoy la situación del país nos permite ver que en la dinámica de los cambios sociales, políticos o económicos, preocupa seriamente el descrédito o desconfianza en que han caído diversas instituciones, entre ellas la misma Iglesia. Somos todos testigos de un notorio descontento frente a los actores sociales, que de un modo u otro, nos van mostrando un tipo de ciudadanos “indignados” que se movilizan frente a situaciones al parecer injustas que, de algún modo, atentan contra los derechos básicos de la gente. No hay duda de que estas movilizaciones sociales tendrían que hacer pensar, a las autoridades y a la ciudadanía en general, dónde está la raíz de nuestros problemas.
Como Iglesia vemos necesario pedir de nuevo perdón por las fallas cometidas y a la vez expresar nuestra voluntad de cambio mediante medidas que nos hagan superar los errores cometidos y mantenernos en nuestra tarea de ser fieles al Señor de la vida y a su pueblo. Esto parece especialmente necesario en el campo de la vida política, en la que se echa de menos aceptar con inteligencia las diferencias y tentar un proyecto que siendo común favorezca al país, en especial a los más débiles y desfavorecidos.
Pero, por otro lado, hay que ver con serena alegría cómo va madurando en el alma nacional, entre aciertos y errores, el respeto irrestricto por la dignidad de cada persona humana. Hemos fallado en varias cosas, por ej., por injustas discriminaciones en nada relacionadas con los valores del Evangelio, y esto nos exige estar atentos a nuestras formas de tratar a los demás. Sabemos que “nada de lo que está relacionado con la dignidad humana nos es ajeno” para los que tratamos de ser discípulos de Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre. Su principal mandato es que nos amemos y nos respetemos desde dentro de nuestras personales opciones.
No puedo dejar de hacer una pregunta: ¿qué significa que hayamos levantado un Memorial junto a la Mina San José por el éxito de la operación rescate de los 33 mineros? Bendecido este Memorial hace poco más de un mes en el nombre del Dios Uno y Trino, quisimos expresarle nuestro agradecimiento al Señor de la vida y de la historia, por todo lo que significó este rescate. Recordamos la intervención positiva de las autoridades, el aporte eficiente de los profesionales, el apoyo generoso del voluntariado, la oración paciente y fervorosa de las familias y de tanta gente de Chile y del mundo. No hay que olvidar esta epopeya que revela el alma de Chile para afrontar unidos, bajo la amorosa Providencia de Dios, los avatares que va presentando el paso del tiempo y de la vida del país.
Por último es necesario advertir que la avidez de poder y de ganancia que despierta “el dios mercado” no favorece para nada el sentido del respeto a la dignidad de los demás, los valores de la solidaridad, el derecho a una remuneración justa por el trabajo cotidiano, a veces humanamente muy duro y asfixiante.
 
La siembra cotidiana
No está de más revisar la concepción del desarrollo que pueden tener los gobernantes, los empresarios, los políticos o dirigentes sociales, sea en tiempos de elecciones o después de ellas. El Papa Paulo VI decía que el verdadero desarrollo consiste en “pasar de condiciones de vida menos humanas a una vida humana realmente digna en todos los aspectos”.
Hoy han aparecido nuevos tipos de pobreza que hay que atender y combatir con un sentido realista y un compromiso inteligente y solidario. No pensar que basta con tener una casa, comida y educación para sentirse dignificado. No, hace falta atender, con el corazón del buen samaritano del que habla Jesús, a los ancianos, a los que están solos, a los abandonados, a los excluíos, a los que son minorías pasadas a llevar o pertenecen a pueblos originarios mirados en menos. Para San Alberto Hurtado este tipo de preocupación solidaria debe existir “mientras haya un dolor que mitigar”, y no sólo en tiempos de grandes campañas sociales o publicitarias. No debemos permitir que la polémica surgida a propósito de la encuesta Casen nos haga olvidar lo más importante: que los pobres no pueden esperar. Ellos deben ser la preocupación principal.
Cuando uno ora y asume el Evangelio con sentido realista se da cuenta de que conocer y seguir a Jesús que vive con un estilo de vida sobrio, modesto y fraterno, nos hace valorar la austeridad y la sencillez en la vida personal, familiar, laboral, en el buen uso del tiempo libre.
La crisis por la que está pasando la vieja Europa nos tiene que hacer pensar en los grandes riesgos que traen el desenfrenado afán de lucro, el consumismo irresponsable, la acumulación de bienes no necesarios, y la desmedida preocupación por el bienestar fácil. Esto es más lamentable aún cuando al lado nuestro hay gente que está viviendo todavía en condiciones de marginalidad en aspectos básicos de la vida.
Va siendo una tarea urgente el recordar lo grave que es para los gobernantes, empresarios, trabajadores y dueñas de casa, cuidar “la casa común,” que es el planeta Tierra. Para la Doctrina Social de la Iglesia “la tutela del medio ambiente constituye un desafío para la entera humanidad, ya que se trata del deber común y universal de respetar un bien colectivo.” (DSI 466) No hay más que mirar el paisaje y el tipo de supervivencia de los que vivimos en Atacama, para darnos cuenta de que nos hace falta una conciencia social en este campo.
El Papa Benedicto XVI con su lúcido enfoque de los problemas de nuestro tiempo hace una aguda afirmación sobre las políticas públicas en cuanto al problema energético cuando dice que “es contrario al verdadero desarrollo considerar la naturaleza como más importante que la persona humana misma” (Caritas in veritate, n. 48).
Nuestras autoridades, empresarios, trabajadores y las familias en general, cada uno en su nivel , deben estar atentos a que el agua limpia y suficiente, el aire puro y no contaminado, y el ambiente tranquilo y acogedor, son derechos humanos a los que cada uno de los chilenos y chilenas debemos tener acceso para disfrutarlos como parte de la dignidad integral que nos corresponde.
Los hechos recientes sobre problemas energéticos en nuestra Región y en otras partes del país, nos señalan que, aunque parezcan intocables, pueden causar perjuicios en la salud o el bien vivir de la población. Por esto deben ser siempre planificados y controlados por la autoridad pertinente. Me parece que en sectores importantes de la opinión pública existe la impresión de que muchos macroproyectos económicos que se ven de gran utilidad para el país, parecen haber sido diseñados sin tener en cuenta todos los aspectos relacionados con un posible impacto negativo en la vida humana.
No es ningún secreto que seguimos con gran interés y preocupación el desenlace de los acontecimientos que han sucedido en nuestra Región, como Freirina, Punta Alcalde, Castilla y Pascua Lama.
 
Mirando hacia un mejor futuro
Cuando este año la Iglesia está realizando la Misión Joven, como instancia de encuentro de nuestros muchachos y muchachas con la persona de Jesús y su Iglesia, es bueno recordar que el camino de los jóvenes es el de crecer cada día en dignidad y en calidad humana de vida integral. Sabemos todos que el tema de la educación es un banco de prueba para ver que no sólo interesa el financiamiento económico sino además el proyecto de una educación integral que está en juego. La educación exige un vínculo de coherencia en valores para una vida que sea en verdad profundamente humana, abierta a la trascendencia, a la solidaridad y a una propuesta de desarrollo global bien entendido.
En este sentido la tarea del padre y la madre, de cada familia, de las autoridades de gobierno, de las escuelas y universidades, de los lugares de trabajo o de sana diversión, es colaborar con la comunidad educativa para que nuestra juventud aprenda a vivir con un recto uso de la libertad, sin ningún tipo de violencia, aceptando la diversidad de personas y opciones, en la búsqueda del bien común.
De este modo la semilla sembrada por el Dios de la vida en el corazón mediante las mediaciones sociales como la Iglesia, la familia, el gobierno, la empresa, los compañeros del colegio, del trabajo o del barrio, etc. producirá sabrosos frutos que hagan palpable el reino de Dios en la calidad de la vida personal, familiar y social.
En este contexto de un país que queremos integrado, dialogante, respetuoso de la vida humana, desde su inicio hasta el final, quiero expresar mis sentidas condolencias a Carabineros de Chile por el nuevo mártir de la institución, el cabo Cristián Martínez Badilla, a quien el Dios de la vida acoja en la gloria de su reino en el cielo.
En esta perspectiva de valorar la vida, desechando toda violencia y agresividad social en nuestros jóvenes, deseamos que este tiempo de la Misión Joven, nos ayude a todos, niños, jóvenes y adultos, a trabajar mancomunadamente en construí un estilo de vida personal y social que esté marcado por el respeto mutuo, por el amor que acepta las diferencias y la opción que rechaza toda violencia.
 
Conclusión
Al terminar este mensaje permìtanme aprovechar esta ocasión para despedirme de Uds., y de todo el pueblo de nuestra Región, ya que dentro de poco será nombrado por el Santo Padre Benedicto XVI el nuevo Obispo de esta querida Diócesis de Copiapó.
Doy gracias a todos Uds. por los servicios ofrecidos generosamente a la Iglesia Católica que peregrina en Atacama. Ella, enviada por Jesús el Señor, en medio de sus debilidades y aciertos, a través de sus pastores y fieles, siguiendo las orientaciones del Concilio Vaticano Segundo, va tratando de ser una comunidad de discípulos misioneros del Señor.
De modo especial quiero animarlos a Uds., autoridades y demás responsables de los servicios públicos, a que sigan prestando su generoso y cualificado aporte a los hombres y mujeres de esta Región, especialmente a aquellos que están con mayores necesidades de vivir dignamente.
A los sacerdotes, diáconos permanentes, religiosos y religiosas y agentes pastorales les agradezco su colaboración en la tarea de conducir, enseñar y santificar a los que son pueblo de Dios a través de su palabra y testimonio de vida.
A la ciudadanía de Atacama, familias, niños, jóvenes, adultos y ancianos, a los profesionales y trabajadores, a los pobres y enfermos, a los que están privados de libertad, agradezco de corazón su acogida. Pido de corazón su comprensión frente a mis errores o fallos durante los once años que el Señor me regaló en estos hermosos valles y desiertos.
Que María de la Candelaria, Madre del Señor y de este pueblo de Atacama, les bendiga y acompañe siempre, para que todos unidos hagamos de Chile “una mesa para todos” en el amor solidario, en el respeto dialogante y en la solidaridad generosa.
A Cristo el Señor de la historia, todo el honor, el poder y la gloria, por los siglos de los siglos.
Amén.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Acto de gratitud en medio del festejo.

 
En medio del ambiente dieciochero en Chile entre fondas, parrillas llenas de carne asada, chicha, choripanes y empanadas para este 18 de septiembre para festejar el día en que Chile se convierte en un país libre con la formación de la Primera Junta Nacional de Gobierno un 18 de septiembre de 1810, me doy el lujo para no exluir a Dios en cada momento y lugar (incluso en Fiestas Patrias). Pero, por ser domingo, dedicaré esta publicación a Él.
¿Qué tiene que ver Él y las Fiestas Patrias? Pues mucho, en Chile cada 18 de septiembre se acostumbra celebrar un Te Deum ecuménico para orar por Chile y sus gobernantes y dar gracias a Dios, con participación de las autoridades (encabezadas por Su Excelencia el Presidente de la República). En sus primeros años, el Te Deum se celebraba al finalizar la Eucaristía pero en 1870, comenzó a celebrarse sin Eucaristía (antiguamente al comulgar, se debía permanecer en ayuno por varias horas y no una hora antes sin comer como se hace actualmente). Pero en 1971 comenzó a tener carácter ecuménico, cuando el Card. Raúl Silva Henríquez (Arzobispo de Santiago en ese entonces) invitó a pastores y clérigos de otras denominaciones cristianas y confesiones religiosas a participar con sus plegarias, respondiendo así a la petición del Presidente a que el Te Deum fuera ecuménico. En las Catedrales de otras diócesis también se celebra al Te Deum a la misma hora que la que se hace en la capital en la Catedral Metropolitana de Santiago de Chile.
 

El Te Deum es un himno tradicional de acción de gracias, del que se cuenta la tradición que dicho himno fue compuesto por los Santos Ambrosio y Agustín de Hipona por la conversión y posterior bautismo de este último. La oración debe su nombre a las primeras palabras en latín con las que se da inicio "Te Deum laudamus" ("A Tí, oh Dios, te alabamos").
A pesar de los problemas que existen en Chile y en el mundo, hay muchas cosas por las que quiero agradecer al Señor: mi vida, mi familia, mis amigos, mis compañeros, su eterna e incondicional compañía a la Madre Iglesia, por el país en que nací, por sus rincones, sus paisajes, su gente, sus tradiciones, su música, su fauna, su flora, sus montañas, sus desiertos, sus campos, sus lagos, sus ríos, sus costas, por la gente trabajadora, por los niños, por las mujeres, por los jóvenes, son muchas cosas por las que quiero agradecer este martes 18 de septiembre en la Catedral de mi ciudad. Además quisiera implorar por la paz, el respeto y la unión de todos, es lo que más necesitamos en estos momentos. De esa manera, reconocemos al otro como hermano nuestro y hacemos posible los puentes de diálogo entre personas de otro país, de otra religión, de otra cultura, de otra postura política o también, de otro equipo de futbol.
El Te Deum que se canta actualmente es la obra compuesta por Fernando Carrasco en el año 2001 (con texto del P. Joaquín Alliende) por la Orquesta Filarmónica de Santiago y el coro del Arzobispado de Santiago.
Después del Te Deum, doy comienzo al festejo de Fiestas Patrias en familia.
 
 
1.- Te honran en coro los ángeles,
te adoran profetas y apóstoles,
te besan el mar y los mártires,
son tuyos abismos y soles.
Origen de todo principio,
Dios Padre, de amor, Rey eterno,
poder Creador infinito,
hogar al final del sendero,
hogar al final del sendero.
Te alaba Señor todo el orbe
a ti toda gloria y el canto,
la patria revive tus dones
Dios Santo amor, Santo, Santo
Dios, Santo amor, Santo.
 
2.- Palabra del gozo sin tiempo,
hermano al nacer de María,
Pastor que rescata muriendo,
Jesús manantial de la vida.
Abrazo entre el Padre y el Hijo
Espíritu Santo de encuentro
fervor de la esposa de Cristo,
ternura en paloma de fuego,
ternura en paloma de fuego.
Te alaba Señor todo el orbe
a ti toda gloria y el canto,
la patria revive tus dones
Dios Santo amor, Santo, Santo
Dios, Santo amor, Santo.
 
3.- Hermosa la hizo tu gracia,
ciudad sobre el monte, tu iglesia,
a pueblos naciones y razas
su joven entraña congrega.
Estas Jesucristo viniendo
en toda obra justa del hombre
es don y combate tu reino
perdón y verdad son sus torres
perdón y verdad, son sus torres.
Te alaba Señor todo el orbe
a ti toda gloria y el canto,
la patria revive tus dones
Dios Santo amor, santo, santo
Dios, santo amor, santo.
 
4.- Caminas la tierra en los pobres,
los miras en todos los rostros,
tu cuerpo es pan en la noche
preparas la paz y el retorno.
Refulge, Emanuel, tu corona
primer peregrino a la casa,
al Padre de misericordia,
nos abres las puertas del alba,
nos abres las puertas del alba.
Te alaba Señor todo el orbe
a ti toda gloria y el canto,
la patria revive tus dones
Dios Santo amor, Santo, Santo,
Dios, Santo amor, Santo,
Dios Santo amor Santo, Santo.
Amén.
 


sábado, 15 de septiembre de 2012

Una excusa de días y el tesoro de las diferencias.

 
Han sido unos días en los que he pasado sin escribir. Me sentía indispuesto, además de ocupar buena parte del día de hoy en avanzar en un trabajo grupal. No quería salir, porque se me había "echado la burra", pero era mejor avanzar luego en el trabajo para no acumular tarea, me pareció que era indispensable así que me motivé. Y ahora, en estos días de relax por Fiestas Patrias, algo de tiempo para estar en familia.
Después de recuperar mi e-mail y mi blog, quedé muy feliz. Además, porque ese mismo día había comida china y porque una amiga de mi hermana se convirtió en madre de una hermosa bebé. He estrenado unos "zapatos-zapatillas" que me gustaron mucho. También tuve una instancia para relajarme, afortunadamente hubo un concierto en la Catedral, todos los niños que participaron eran muy talentosos (además de los docentes).
Ahora que vuelvo a escribir, este pequeño cuento es sobre la amistad y las diferencias entre amigos. Quiero compartir el relato porque sé que en ocasiones nos cuesta aceptar las diferencias del otro "porque no es como yo", y creo que eso es lo que necesita el mundo: además de la amistad, el respeto por lo diferente. Lamentablemente, un pelmazo está en vías de arruinar las relaciones diplomáticas entre 2 países del Medio Oriente por burlarse de Mahoma en un film, en una zona en la que el Islam es la religión predominante. No digo que seamos amigos, no siempre se puede ser amigo de todo el mundo (aunque me gustaría) pero aún así, existe el respeto. Y lamentablemente, esta lamentable ofensa hacia un grupo de personas con creencias religiosas diferentes, muy molestos algunos de ellos, han cobrado la vida de algunas personas. Nadie quiere llegar a estas instancias.
No comparto sus creencias religiosas, pero respeto profundamente su celo por Dios (al que ellos llaman Alá cuando lo invocan). Son muchas cosas que no nos gustan de otros, pero no significa "arruinar la convivencia"... quizás se debe conocer más a la persona, dar el primer paso con hablarle primero, o hacerle un pequeño regalito (unos dulces en los bolsillos siempre ayudan, pastillas o chocolate) y ya verás, te caiga bien o te caiga mal. Ahora, si te habla, bien; y si te rechaza, al menos lo intestaste, pero habrás hecho bien.
Se cuenta que una vez un gusano y un escarabajo eran amigos, y pasaban conversando horas y horas. El escarabajo estaba consciente de que su amigo era muy limitado en movilidad, tenía una visibilidad muy restringida y era muy tranquilo comparado con los de su especie. El gusano estaba muy consciente de que su amigo venía de otro ambiente, comía cosas que le parecían desagradables y era muy acelerado para su estándar de vida, tenía una imagen grotesca y hablaba con mucha rapidez. Un día, la compañera del escarabajo le cuestionó la amistad hacia el gusano.
-¿Cómo era posible que caminara tanto para ir al encuentro del gusano?
A lo que él respondió que el gusano estaba limitado en sus movimientos.
-¿Por qué seguía siendo amigo de un insecto que no le regresaba los saludos efusivos que el escarabajo hacía desde lejos?
Esto era entendido por él, ya que sabía de su limitada visión, muchas veces ni siquiera sabía que alguien lo saludaba y cuando se daba cuenta, no distinguía si se trataba de él para contestar el saludo, sin embargo calló para no discutir. Fueron muchas las respuestas que en el escarabajo buscaron para cuestionar la amistad con el gusano, que al final, éste decidió poner a prueba la amistad alejándose un tiempo para esperar que el gusano lo buscara. Pasó el tiempo y la noticia llegó: el gusano estaba muriendo, pues su organismo lo traicionaba por tanto esfuerzo, cada día emprendía el camino para llegar hasta su amigo y la noche lo obligaba a retornar hasta su lugar de origen. El escarabajo decidió ir a ver sin preguntar a su compañera qué opinaba. En el camino varios insectos le contaron las peripecias del gusano por saber qué le había pasado a su amigo. Le contaron de cómo se exponía día a día para ir a dónde él se encontraba, pasando cerca del nido de los pájaros. De cómo sobrevivió al ataque de las hormigas y así sucesivamente. Llegó el escarabajo hasta el árbol en que yacía el gusano esperando pasar a mejor vida. Al verlo acercarse, con las últimas fuerzas que la vida te da, le dijo cuánto le alegraba que se encontrara bien. Sonrió por última vez y se despidió de su amigo sabiendo que nada malo le había pasado. El escarabajo avergonzado de sí mismo, por haber confiado su amistad en otros oídos que no eran los suyos, había perdido muchas horas de regocijo que las pláticas con su amigo le proporcionaban. Al final entendió que el gusano, siendo tan diferente, tan limitado y tan distinto de lo que él era, era su amigo, a quien respetaba y quería no tanto por la especie a la que pertenecía sino porque le ofreció su amistad. El escarabajo aprendió varias lecciones ese día. La amistad está en ti y no en los demás, si la cultivas en tu propio ser, encontrarás el gozo del amigo. También entendió que el tiempo no delimita las amistades, tampoco las razas o las limitantes propias ni las ajenas. Lo que más le impactó fue que el tiempo y la distancia no destruyen una amistad, son las dudas y nuestros temores los que más nos afectan. Y cuando pierdes un amigo una parte de ti se va con él. Las frases, los gestos, los temores, las alegrías e ilusiones compartidas en el capullo de la confianza se van con él. El escarabajo murió después de un tiempo. Nunca se le escuchó quejarse de quien mal le aconsejó, pues fue decisión propia el poner en manos extrañas su amistad, solo para verla escurrirse como agua entre los dedos.
Si tienes un amigo no pongas en tela de duda lo que es, pues sembrando dudas cosecharás temores. No te fijes demasiado en cómo habla, cuánto tiene, qué come o qué hace, pues estarás poniendo en un saco roto tu confianza. Reconoce la riqueza de quien es diferente a tí. Tal vez seas gusano o escarabajo, pero estás seguro/a que somos distintos y que transitamos por veredas diferentes pero vamos en la misma dirección.
Si yo fuera gusano, te buscaré día tras día; y si fuera un escarabajo, entonces no prestaré mi atención a juicios o críticas, vengan de quien vengan.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Battle Royale: Reflejos de una crisis.

 
¡Menudo susto pasé hoy! Al parecer se desconfiguró mi e-mail (o alguien tuvo malas intenciones, no lo sé) y no podía ingresar, ni siquiera pude hacer lo mismo en el blog... porque figuraba que no existe, que había sido eliminado. Después de una serie de procedimientos con ayuda (¡Gracias papi!), logré recuperar mi e-mail y mi blog. No sé si es un error de quienes manejan internet o si a alguien no le hizo mucha gracia mis escritos y mi forma de ver la vida y contárselo a todo el mundo. De todos modos, como el mensaje que describe perfectamente mi actitud en el blog: "Ámenme, odienme, apóyenme, critíquenme: de todos modos, seguiré escribiendo". Pero en horas de la tarde en la universidad, le contaba a una compañera que desperté con el pie izquierdo por las razones que expuse, y ella dijo que por hoy no iban a pasar más cosas (después de no poder conectarme con el wifi de la universidad) y tenía razón: no pasaron más cosas de fatalidad XD (¡Gracias Marce!).
Bueno, ahora podré escribir una nueva publicación por un tema que me ha dado vuelta en este tiempo, en relación a una película japonesa de género indefinido (¿Drama, terror, ciencia ficción, suspenso?). Battle Royale, una historia distópica, constituye Una película japonesa muy polémica en su tiempo (el manga es del año 1999, pero la película del año 2000), censurada en algunos países (EEUU, Alemania, etc.), prohibida en Singapur y considerada actualmente como una "película de culto". Aunque el director no era de andar filosofando sino de entretener con historias violentas, en esta película hay material como para filosofar.
 

En esta época de crisis en las instituciones, como nunca hubo una crisis tan fuerte, especialmente en la educación, hay descontento en la ciudadanía. De manera ficticia, en Japón existe un régimen totalitario y policíal conocido como la "Gran República de Asia Oriental", una sociedad bastante dominada por la delincuencia. Los jóvenes ya no respetan a los adultos y de manera violenta, no solo se burlan sino que los desafían y agreden. También hay una preocupante tasa de cesantía. Así, han logrado boicotear masivamente la educación y otras instituciones del sistema. Los adultos dejaron de confiar en los jóvenes. Por ello, el gobierno aprueba la Ley de Reforma Educativa del Milenio (o Ley B.R.). Dicha ley se basa en estos artículos:
Artículo 1: Objetivo de Battle Royale.
Se instituyó con el fin de formar una nación sana de cuerpo, mente y espíritu.
Artículo 2: Quiénes van a participar a Battle Royale.
Va destinada, una vez al año y aleatoriamente, a una clase elegida entre tercero o cuarto de secundaria o bachillerato. Es decir, la fase final de la educación. Esta ley se aplica a toda la población total, sin hacer distinción de raza, sexo, condición social, ideologías políticas, religión u orientación sexual.

Artículo 3: Orientación general de Battle Royale.
Todos los estudiantes sujetos a esta ley deben alegrarse, divertirse y apreciarla. El combate debe ser con ganas y apreciando esta inmensa oportunidad que les ha tocado de poder participar en Battle Royale.
Artículo 4: Obligación de los participantes de Battle Royale.
Todos los participantes de Battle Royale tienen el deber de matarse los unos a los otros. Ninguno de los participantes debe negarse o rechazarlo. Ni siquiera intentar obstaculizar el juego.
Artículo 5: Medidas judiciales únicas y especiales para los participantes de Battle Royale.
Todos los participantes de Battle Royale están exentos de cualquier delito judicial como asesinar a sus compañeros de clase; causar incendios; utilizar armas de cualquier clase; robar las armas a sus compañeros; violar la intimidad y los derechos de los demás compañeros; incluida la utilización ilegal de medicamentos. Sin embargo, les está prohibido rebelarse contra el profesor supervisor, contra los militares y contra los miembros del comité, impedir su acción o vengarse. Se les castigará severamente a los que se atrevan a cometer tales actos convirtiéndose en fugitivos de la justicia.
Artículo 6: Ganador de Battle Royale.
Battle Royale concluye con la victoria de un único y solo ganador, el único superviviente de todo el juego. Ninguna derogación a esta norma es posible.
Artículo 7: La vida del ganador después de Battle Royale.
El Estado subvencionará la vida del ganador de Battle Royale durante toda su vida. Tendrá un estatus de ciudadano modelo y será un ejemplo a seguir para formar una nación sana de cuerpo, mente y espíritu. Todo el pueblo, pues, será partícipe de la financiación de la vida del ganador o ganadora.
Artículo 8: Supervisor de Battle Royale.
Se coloca a los responsables administrativos de Battle Royale bajo la autoridad del supervisor o supervisora. Éste o ésta se elige en el seno del Comité de promoción de la ley BR (Battle Royale), sobre recomendación de sus miembros. Está habilitado o habilitada para infringir todas las leyes con el fin de hacer progresar eficazmente el juego. Aunque, ni el Estado ni el Comité se hacen responsables de la supervivencia del profesor o profesora.
Artículo 9: Indemnización a las familias de los perdedores.
Las familias de los perdedores del juego recibirán una indemnización de compensación por la pérdida del estudiante. Esta medida se presenta bajo una norma específica.
Artículo 10: Disposiciones complementarias al reglamento de Battle Royale.
Con el fin de garantizar el buen desarrollo de Battle Royale, algunas disposiciones complementarias podrán publicarse en caso de necesidad
.
 
Por esa ley, se escogen al azar varias clases y una de ellas es escogida para participar. La clase escogida es aislada en un lugar lejos de la civilización, para luchar a muerte. Pero para que los estudiantes cumplan las reglas, a cada uno se les pone un collar en el cuello, sumergible, resistente a golpes y capaz de monitorear a quien lo use, y explotará si se intenta quitarlo, romper las reglas del juego o escapar, ya que dispone además de un pequeño micrófono. El juego dura aproximadamente 3 días, y los collares explotarán si aún no hay ganadores. También explotarán todos los collares de los participantes si a las 24 horas después no muere alguien. Así que para hacerlo más rápido, las "zonas de peligro" se acortan para acercar más a los estudiantes ya que al ingresar a dichas zonas, significa la muerte con la explosión del collar. Cada 6 horas se anunciarán las muertes ocurridas en el lapso de tiempo. A cada estudiante, además de su equipaje, se les entrega agua, comida, linterna, brújula, mapa, lápiz, y un bolso con un elemento al azar para el juego. Dicho elemento puede ser un arma (navaja, revolver, uzi o fusil), un utensilio inútil (un abanico, binoculares, o una tapa de olla) o una herramienta de utilidad (un GPS, veneno, megáfono o chaleco antibalas). Al morir alguien, es válido coger las armas. Se puede luchar en solitario o en alianzas libres, pero todos morirán hasta que quede una persona. El juego termina cuando sobreviva una persona.
Battle Royale supone ser un experimento al que nadie puede ingresar, un elemento para mantener atemorizada a la población, o un estudio militar. Sea cual sea la razón, el creador del manga y la novela escrita, se basó en un documento nazi que escoge personas de la misma manera (aislando, un arma, asesinando, etc).
 

Ahora que en estos días han matado a un carabinero por culpa de un conflicto que parece no terminará en el "Día D" (Yo lo llamo así por ser el "Día de la Discordia") es cuando "me rayé un poco" con filosofía y pensando sobre la falta de respeto y la agresividad hacia los adultos, la crisis y la incapacidad de las instituciones de justicia en aplicar sanciones. Y son varios elementos de la película que se ven en la vida: la muerte. Hay muertes que son causadas por el solo hecho de matar, o son causadas por temor. Al estar entre la espada y la pared, lamentablemente los valores no salvarán la vida y mucha gente se ve en la necesidad de portar un arma, nihilistamente hablando, porque vive insegura, vive con mucho miedo porque las instituciones no son eficaces, y los valores o se pierden o se confunden porque no dudarán en matar antes que morir: un juego de sobrevivencia descarnada. Algunos matan a sus amigos, conocidos o incapaces de sobrellevar esta actitud de sobrevivir y no vivir, terminan suicidándose (como el caso de una joven parvularia que se quitó la vida porque sus dos violadores han sido puestos en libertad).
Ambos mundos, de jóvenes y de adultos, son muy diferentes... pero ni el uno ni el otro han hecho esfuerzos para comprenderse. Unos buscan la "competencia" de los otros, y ellos piden que no se les exija tanto para "figurar" en los primeros lugares, porque los primeros quieren competir entre sí quienes tienen al más capacitado, al más talentoso, al de las mejores calificaciones... bajo pena de ser categorizado como un "fracasado". Con todo ello, la complejidad del ser humano se refleja en cada personaje de la historia (el protagonista que perdió a su madre y que en los últimos días su padre se suicidó por cesantía, su amigo huérfano con sus problemas académicos y de comportamiento, un profesor que "no tiene hogar" porque su esposa y su hija lo odian y se siente solo, la joven enamorada del protagonista, la atractiva y calculadora "roba-novios" que busca lograr sus objetivos con físico, el enamorado que por temor guarda silencio, etc).


Los medios de comunicación masifican los eventos, generalmente desafortunados, tanto así que genera alarma colectiva, mucho pánico, morbosidad y mucho circo con tal de generar muchos puntajes de rating para competir con otras cadenas televisivas. En situaciones de peligro o de miedo, no muchos mantienen intacta su moral; conflictos históricos que además de dividir a la población, generan una especie de "cicatrices de guerra" en la mente de los seres humanos, y la pérdida de la dignidad humana con tal de sobrevivir... esto no es vivir, es sobrevivir (aunque no me guste decirlo, es verdad).
A pesar del contenido violento de la película (que no es tan crudo como algunos consideraban que esto se acercaba al gore, pero no es así), más allá de la controversia, es la compresión de la crítica que manifiesta el nihilismo del fallecido director Kinji Fukasaku en su adaptación del manga al cine. Fukasaku, quien vivió en carne propia la II Guerra Mundial a sus 15 años, trabajaba por obligación en una fábrica de municiones con sus compañeros de curso. Tras ser sorprendidos por el bombardeo de los estadounidenses, se protegieron bajo los cadáveres de sus compañeros. Tras escuchar que Japón estaba ganando la guerra, entendió que el gobierno engañaba a la nación sobre la situación de la guerra en ese entonces, llevando a tener una visión pesimista de la realidad y que plasmaría en sus películas. Tal vez sea eso, aunque en el "detrás de cámaras" disfrutó haciendo la película y compartir con los jóvenes actores, participando con ellos de sus actividades y alegrías o además, celebrar algunos cumpleaños (incluyendo el de la actriz principal). El punto es que además de las traiciones entre amigos, la matanza entre compañeros de curso (jamás se me pasaría por la mente disparar a mis compañeros/as de universidad) o la desconfianza, o el prevalecimiento de la fatalidad sobre la amistad y el compañerismo (así de pesimista), me quedo con el mensaje final de la película. Aunque todo es pesimismo en la película, hay un pequeño destello de esperanza. Es un mensaje bastante universal, es como un consejo (además de la frase que dice el profesor que "la vida es un juego"), el monólogo después de la experiencia del Battle Royale, un mensaje que no te promete bienestar o ausencia de problemas sino a que continues y sigas luchando por tu vida:
"Cada uno de nosotros tiene ahora un arma. Aunque se dé el caso de volver a utilizarlas, no será nada fácil. Pero no nos queda otro remedio que seguir hacia delante. No importa hacia adonde, corre por todo lo que te importa. ¡Corre!".