Don Gaspar suele contar una anécdota que tuvo con el Papa Benedicto XVI, y que justamente esta hace mención a la humildad, actitud últimamente controvertida frente a la renuncia del Pontífice, criticada pero también alabada, como cualquier actitud o gesto humilde.
En noviembre del año 2008, los obispos de Chile hicieron su visita "ad limina apostolorum", que consiste en la visita que hacen los obispos del mundo al Santo Padre para dar cuenta de la situación en sus respectivas diócesis, dando un reconocimiento hacia su jurisdicción universal del Vicario de Cristo, además de recibir consejos y alguna advertencia para una relación estrecha entre los pastores de la Iglesia de Cristo con el Sucesor de San Pedro. Estas visitas se realizan cada 5 años.
Y bueno, para la audiencia con el Papa llamaban por diócesis (algunas tienen 2 obispos, uno de ellos auxiliar, por lo que entran ambos), siendo ingresados a su despacho para mantener una conversación de 15 minutos de duración. Y al tocar el turno del P. Gaspar, ingresa al despacho del Santo Padre y luego de los saludos formales, él "rompe el protocolo" diciéndole que lo admira mucho. Y el Papa Benedicto, con cara de asombro le pregunta.
-¿Por qué dices que me admiras tanto?
-Bueno, porque ud. toca piano, y yo también sé tocar piano.
El Papa solo sonríe tímidamente, y conversan sobre la diócesis. El P. Gaspar, como obispo, da cuenta de su trabajo pastoral y recibe consejos del Papa, además de recibir una bendición especial de él para toda la diócesis. También conversaron sobre otros temas de contingencia nacional, asuntos eclesiásticos, y porque no, también de música.
Antes de finalizar la breve audiencia, Mons. Gaspar pregunta inocentemente si en alguna disquería musical de Roma tendrán a la venta algún disco musical o DVD del Papa Benedicto tocando el piano, o alguna grabación furtiva por ahí. El Papa, en un gesto sencillo, le muestra sus manos al P. Gaspar y solamente le dice:
-Mira mis manos. Están viejas, así que no esperes mucho de ellas. Y será mejor que te conformes con comprar otro disco musical, otro que no sea yo.
Esta respuesta, más que desilusionar a Don Gaspar, no hizo más que corroborar una vez más la sencillez de esa persona. Él ya lo conocía cuando vivió 6 años como Secretario General de la congregación de los claretianos (orden religiosa a la que pertenece), cuando en ese entonces era Cardenal y Prefecto para la Congregación para la Doctrina de la Fe. Se han topado unas cuantas veces a conversar por unos momentos.
Y ahora, la humildad del Papa se ha hecho notar en estos días, y pronto se notará más, al mencionar en su encuentro con los sacerdotes de Roma que él estaría oculto al mundo y desaparecido de la vida pública pero que siempre estará cerca de todos nosotros.
En noviembre del año 2008, los obispos de Chile hicieron su visita "ad limina apostolorum", que consiste en la visita que hacen los obispos del mundo al Santo Padre para dar cuenta de la situación en sus respectivas diócesis, dando un reconocimiento hacia su jurisdicción universal del Vicario de Cristo, además de recibir consejos y alguna advertencia para una relación estrecha entre los pastores de la Iglesia de Cristo con el Sucesor de San Pedro. Estas visitas se realizan cada 5 años.
Y bueno, para la audiencia con el Papa llamaban por diócesis (algunas tienen 2 obispos, uno de ellos auxiliar, por lo que entran ambos), siendo ingresados a su despacho para mantener una conversación de 15 minutos de duración. Y al tocar el turno del P. Gaspar, ingresa al despacho del Santo Padre y luego de los saludos formales, él "rompe el protocolo" diciéndole que lo admira mucho. Y el Papa Benedicto, con cara de asombro le pregunta.
-¿Por qué dices que me admiras tanto?
-Bueno, porque ud. toca piano, y yo también sé tocar piano.
El Papa solo sonríe tímidamente, y conversan sobre la diócesis. El P. Gaspar, como obispo, da cuenta de su trabajo pastoral y recibe consejos del Papa, además de recibir una bendición especial de él para toda la diócesis. También conversaron sobre otros temas de contingencia nacional, asuntos eclesiásticos, y porque no, también de música.
Antes de finalizar la breve audiencia, Mons. Gaspar pregunta inocentemente si en alguna disquería musical de Roma tendrán a la venta algún disco musical o DVD del Papa Benedicto tocando el piano, o alguna grabación furtiva por ahí. El Papa, en un gesto sencillo, le muestra sus manos al P. Gaspar y solamente le dice:
-Mira mis manos. Están viejas, así que no esperes mucho de ellas. Y será mejor que te conformes con comprar otro disco musical, otro que no sea yo.
Esta respuesta, más que desilusionar a Don Gaspar, no hizo más que corroborar una vez más la sencillez de esa persona. Él ya lo conocía cuando vivió 6 años como Secretario General de la congregación de los claretianos (orden religiosa a la que pertenece), cuando en ese entonces era Cardenal y Prefecto para la Congregación para la Doctrina de la Fe. Se han topado unas cuantas veces a conversar por unos momentos.
Y ahora, la humildad del Papa se ha hecho notar en estos días, y pronto se notará más, al mencionar en su encuentro con los sacerdotes de Roma que él estaría oculto al mundo y desaparecido de la vida pública pero que siempre estará cerca de todos nosotros.
Seguro deber haber más anécdotas de él, pero solo Dios sabe de todas las florecillas de este santo en vida, y de nuestro tiempo.
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