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lunes, 3 de diciembre de 2012

¿3 días de oscuridad y desastres antes del fin del mundo? No, gracias: un mensaje con desenfado.

 
Ahora que es diciembre, comenzando la cuenta regresiva con el tiempo de Adviento, coincidiendo además con la PSU para aquellos chiquillos egresados de la enseñanza media y que con esta prueba de dos en los ramos principales buscan alcanzar puntaje para ingresar a la universidad y estudiar lo que ellos desean (ánimos para mi amiga que está dando la PSU, sé que ella lo logrará) pero lamentablemente el lunes se encargará de querer arrebatarme los ánimos.
Justamente, el tiempo de Adviento comenzó con avisos de desastres en el Evangelio de San Lucas, lo cual no es una invitación al caos desenfrenado sino a volver la mirada a Él, con esperanza y alegría. El sentido profundo de Adviento va más allá del celebrar el cumpleaños de Cristo, sino que va con vista a la esperanza de su Gloriosa Segunda Venida.
Tal vez siga con flojera todos los lunes en la mañana, pero doy por avisado que no permitiré que nadie arruine mi espíritu navideño: ya sean los trabajos, la universidad, el exceso de cosas para poco tiempo como si no tuviéramos vida (tengo amigos con los que debo juntarme, tengo una familia con la que debo compartir, tengo una parroquia en la que debo participar y asistir), las protestas, los sismos, los accidentes de tránsito, las termoeléctricas, el tribunal de La Haya, los corruptos responsables del lucro universitario, los zoquetes que fastidian al prójimo con espíritu de Grinch durante los 365 días del año (sean escépticos de espíritu insolente, amargos, refunfuñones, o lo que se parezca), los de la oposición, nadie. Ni siquiera los mayas me van a arruinar mi Navidad, ni los falsos profetas, ni siquiera el caos colectivo que han desatado en la pobre gente que ha pecado de ignorante con su credulidad en esos tipos, porque yo no permitiré que llenen de calamidades un hecho del que no sabemos ni el día ni la hora pero que sabemos que tal día será glorioso como nunca (esto será en el momento de la Parusía, entendido como Segunda Venida). Así que: ¡No se saldrán con la suya!
Total, no va a pasar nada el 21 y celebraré Navidad como corresponde, sin que nadie me joda. Y después, para el próximo año veré la película "2012" y me reiré a carcajadas.

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