No puedo decir mucho de San Agustín, puesto que no conozco en profundidad sus obras. Solo puedo destacar su historia de conversión que conmueve a tantas generaciones... incluso a mí, que estoy convencido que cada uno debe experimentar la conversión día a día. Por eso decidí escribir sobre él, además de ser su día de fiesta.
He leído unas pocas obras de él, y puedo decir que guarda un amor enorme a la humanidad y a Dios, describiéndola como una gran historia de amor. En esas líneas noto lo "enamorado" que estaba de Dios y de la Iglesia.
En su juventud había abrazado el maniqueísmo (doctrina herética que afirma que el espíritu es bueno pero el cuerpo es malo, niega el libre albedría basándose en que la voluntad no existe producto del dominio de Satanás en nosotros) y antes de ello, era el "señor de la noche" llevando una vida sin frenos, pero sin abandonar los estudios de filosofía. Luego, se hizo escéptico. Su madre, Santa Mónica, sufría por el mal comportamiento de su hijo, incluyendo ser dejada a tierra mientrás él no tenía intenciones de que ella lo acompañara a Roma. Para Agustín, su gran espina de dolor y verguenza es haber sido un mal hijo, cosa que critica dura y amargamente en sus "Confesiones": "Me atreví a engañarla, precisamente cuando ella lloraba y oraba por mí". Por esta razón, él llora amargamente su muerte pero no en su presencia (a petición de su propia madre) tras pensar en el cariño de su madre y sus numerosas lágrimas, motivo por el cual se hacía llamar el "hijo de las lágrimas de su madre".
Sobre su dolor él escribió: "Si alguien me critica por haber llorado menos de una hora a la madre que lloró muchos años para obtener que yo me consagre a Ti, Señor, no permitas que se burle de mí; y, si es un hombre caritativo, haz que me ayude a llorar mis pecados en Tu presencia".
El vuelco enorme de su vida es increíble, a tal punto, que gracias a San Ambrosio de Milán, se convierte y es bautizado. De ser sacerdote es ordenado obispo. Actualmente es uno de los Padres de la Iglesia latina, y es patrono de los teólogos. No había leído tal confesión de fe tan hermosa, tan expresiva y tan llena de amor y sabiduría, sobre su tardía conversión que expone en sus "Confesiones":
He leído unas pocas obras de él, y puedo decir que guarda un amor enorme a la humanidad y a Dios, describiéndola como una gran historia de amor. En esas líneas noto lo "enamorado" que estaba de Dios y de la Iglesia.
En su juventud había abrazado el maniqueísmo (doctrina herética que afirma que el espíritu es bueno pero el cuerpo es malo, niega el libre albedría basándose en que la voluntad no existe producto del dominio de Satanás en nosotros) y antes de ello, era el "señor de la noche" llevando una vida sin frenos, pero sin abandonar los estudios de filosofía. Luego, se hizo escéptico. Su madre, Santa Mónica, sufría por el mal comportamiento de su hijo, incluyendo ser dejada a tierra mientrás él no tenía intenciones de que ella lo acompañara a Roma. Para Agustín, su gran espina de dolor y verguenza es haber sido un mal hijo, cosa que critica dura y amargamente en sus "Confesiones": "Me atreví a engañarla, precisamente cuando ella lloraba y oraba por mí". Por esta razón, él llora amargamente su muerte pero no en su presencia (a petición de su propia madre) tras pensar en el cariño de su madre y sus numerosas lágrimas, motivo por el cual se hacía llamar el "hijo de las lágrimas de su madre".
Sobre su dolor él escribió: "Si alguien me critica por haber llorado menos de una hora a la madre que lloró muchos años para obtener que yo me consagre a Ti, Señor, no permitas que se burle de mí; y, si es un hombre caritativo, haz que me ayude a llorar mis pecados en Tu presencia".
El vuelco enorme de su vida es increíble, a tal punto, que gracias a San Ambrosio de Milán, se convierte y es bautizado. De ser sacerdote es ordenado obispo. Actualmente es uno de los Padres de la Iglesia latina, y es patrono de los teólogos. No había leído tal confesión de fe tan hermosa, tan expresiva y tan llena de amor y sabiduría, sobre su tardía conversión que expone en sus "Confesiones":
"¡Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Y tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera te buscaba; y, deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo. Reteníanme lejos de tí aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían. Me llamaste y clamaste, y quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume, y lo aspiré, y ahora te anhelo; gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti; me tocaste, y deseé con ansia la paz que procede de ti".
De lo que he leído de él, hay mucha filosofía pero también mucha pasión. Ha escrito contra el escepticismo y los racionalistas, de como es posible alcanzar a Dios a través de lo material; textos filosóficos, dogmáticos, monásticos, polémicos y pastorales.
Al igual que Santo Tomás de Aquino, llega a la conclusión que la fe y la razón no son elementos que entran en conflicto, sino que se complementan. La única diferencia es que Tomás está influenciado por Aristóteles, y Agustín por la filosofía neoplatónica, por considerarla muy cercana con el cristianismo. Agustín comprendió la complementariedad de la fe y la razón, tal cual el amor y el placer, pero que necesitan equilibrarse. La fe da respuesta cuando no se llega a ella a través de la razón, aunque dicha razón debe reforzar la fe.
La visión del ser humano es que está compuesto por cuerpo (materia) y alma (espíritu): el alma prevalece sobre el cuerpo (idea platónica), el alma es inmortal (no se puede descomponer). Dios se entiende como la verdad absoluta, la plenitud del conocimiento. Una de las evidencias de la existencia de Dios según San Agustín es la complejidad del universidad y de como muchas cultural creen en la existencia de un ser superior. La felicidad es alcanzada mediante el bien y la voluntad de Dios.
"Roma locuta, causa finita": Roma ha hablado, asunto terminado (cuando existen dudas sobre un tema y se recurre a Roma, lo que manifiesta el Vicario de Cristo se da por "Caso Cerrado")."Conócete, acéptate, supérate"."Cuando estés en Roma compórtate como los romanos"."Me parece que lo es injusto no es ley"."Las lágrimas son la sangre del alma"."Si necesitas una mano, recuerda que tengo dos"."Si quieres conocer a una persona, no le preguntes lo que piensa sino lo que ama"."Nemo est tam stultus quin credat Deum esse": Nadie hay tan necio que no crea que Dios existe."Nisi credideritis, non intelligetis": A menos que creas, no entenderás."Si sapientia Deus est, verus philosophus est amator Dei": Si la sabiduría es Dios, el verdadero filósofo es amante de Dios."Si quieres ser amado, ama"."No basta la misericordia del que llama, si no responde con su obediencia el llamado"."Antepón la voluntad de Dios; aprende a amarte, no amándote"."¿Cómo puedes amar a Dios, si aún amas lo que odia Dios?""A medida que el amor crece en ti, crece también la belleza, porque el amor es la belleza del alma"."La belleza es, en efecto, un buen regalo de Dios; pero los buenos no deberían pensarlo como un gran bien. Dios lo concede incluso a los malvados"."Los hombres salen a hacer turismo para admirar las crestas de los montes, el oleaje de los mares, el copioso curso de los ríos, los movimientos de los astros. Y, sin embargo, pasan de largo de sí mismos"."No busques que dar. Date a ti mismo"."Conocerse de verdad a uno mismo no es otra cosa que oir de Dios lo que el piensa de nosotros"."El hombre bueno es libre, incluso cuando es esclavo".
"Credo ut intelligam e intelligo ut credam": Creo para entender, y entiendo para creer (respuesta a los racionalistas y a los fideístas).
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