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martes, 31 de marzo de 2015

Un Domingo de Ramos vivido como Viernes Santo.


Después de las lluvias, que no teníamos desde hace tiempo, llovió tanto que hubo aluvión y arrasó con todo: ciudades, poblados, calles, casas, personas, animales, etc. El flujo acuoso inmisericordemente no perdonaba, solo arrasaba con todo a su paso, desde las alturas de El Salvador hasta la costa de Chañaral. Insaciable hasta el final.
Al menos, en donde vivo no se metió el agua, pero las calles cercanas quedaron con barro, tanto así que costaba caminar y no podías levantar un pie. Así perdí mis dos pares de sandalias. Ahora hay polvo después que se seca el barro.
Ese domingo de ramos inicié un éxodo personal hasta la Catedral, caminando por una calle seca pero polvorienta, con las botas de agua. Locomoción no había, porque había barro en el centro. Antes de llegar, alguien me llevó amablemente hasta la Catedral. Ingresé descalzo al templo, guardando mis botas en una bolsa, cambiando mis pantalones cortos por unos largos, me calcé otros zapatos, y me revestí con la sotana negra para luego vestir la sobrepelliz para ayudar en la celebración del Domingo de Ramos.
Si bien no falló el coro, la guitarra, y los fieles, no hubo procesión por las calles ni dentro del templo, solamente con los ramos en las manos. Nadie los agitó tampoco, y tampoco se leyó el largo texto de la Pasión. Había coro, pero se vivía como si fuera la Hora Santa del Viernes Santo (día sin coro, ni música, ni señal de la cruz, ni cirios encendidos, ni flores, ni manteles en el altar, un día de duelo).
El salmo 21, en el que nunca me faltan las ganas de llorar cuando escucho el estribillo "Dios mío, Dios mío ¿Por qué me has abandonado?" me taladraba fuertemente el corazón. Pensé en aquellas personas que lo han perdido todo, en aquellas que han sufrido la pérdida de sus seres queridos, en quienes se han inundado de agua y lodo, en los cadáveres que se encontraban y en los que esperaban ser encontrados, pensaba en una ciudad completamente irreconocible. Una ciudad que de la noche a la mañana lucía como un campo de batalla de la II Guerra Mundial: personas embarradas caminando descalzas por la calle, vehículos y negocios abandonados, tiendas cerradas, militares vigilando en las calles y paseando, helicópteros que no cesaban de rondar los cielos de la ciudad, perros que buscaban algo de comida en medio de la inmundicia y la miseria, etc. Cristo presente en las calles de una ciudad en catástrofe, pobre Cristo que prefirió ser desamparado por su Padre de los Cielos para que no sufriéramos el desamparo del mismo Padre que sufrió aceptar el desamparo de Su Hijo, casi clamando a un Dios ausente como si no existiera. Si Dios se sintió tan desamparado al sentir el abandono de Su Hijo, realmente no nos ha abandonado, tal como dice los versos finales del mismo salmo. La contradicción de sentirse abandonado por Dios y al mismo tiempo, expresar su confianza en Él, son las dos caras de una misma moneda. Por esta razón, Cristo recitó este salmo, comenzando con su inicial "Elí, Elí, lama sabactaní".
La homilía del Obispo fue el llamado a ser otro Cireneo para Cristo en medio de las calles, siendo el consuelo y el aliento para quienes nos necesitan, así también como compartir su experiencia al visitar las localidades afectadas por las lluvias y el posterior aluvión. La celebración continuó con mucha sobriedad y sosiego. El silencio de la Adoración a Cristo Cordero de Dios ya inmolado por Cristo mismo en las manos de su siervo en el Altar que también es Cristo, era de un silencio de tal manera que solo se escuchaba la campanilla casi como si anunciara un duelo, mientras ese silencio sacro era interrumpido a lo lejos por los helicópteros sin rasgar la sacralidad de aquel memorial incruento y siempre nuevo que traspasa los siglos y fronteras de todo tipo.
El obispo pensaba que tal vez no tendría diáconos ni acólitos que lo asistieran por lo que amablemente agradeció la presencia de cada uno al final de la celebración ya en la intimidad de la sacristía, después de un breve momento con un periodista de El Mercurio, para luego viajar a otra localidad afectada.
De vuelta a casa, mientras otro chofer me transportó en una calle apta para caminar, caminaba intentando ignorar la sed y el polvo. Pensaba que ya le habíamos hecho bastante daño a nuestro hogar, que tarde o temprano el río "despertaría" por muy seco que estuviera. Una mala comprensión de lo que significa realmente el progreso ha llevado a que nos purifiquemos no solo con agua sino también con penitencia. Y realmente, esta negligencia nuestra en construir y desafiar a la naturaleza hace que como en otro tiempo, entonemos el salmo 50 ("Ten piedad de mí, Dios mío") con ropas en mal estado y nuestras cabezas cubiertas con ceniza: desde el niño más pequeño hasta la persona con mayor autoridad en la localidad.
Y esta, será una Semana Santa muy especial. Si hubiera sabido que esto pasaría, me hubiera preparado más, pues extraño a mis seres queridos (a mi querida amiga y a mis amigos), quiero decirles que los quiero, que los extraño, que quiero sentir su presencia, que quisiera un abrazo... pero tal vez Dios quisiera decirnos otra cosa, y tal vez no me las quiso decir en un retiro apartado en un monasterio casi en las afueras de la ciudad como yo quería. Pero bueno, Oseas dijo que "los caminos de Dios son rectos, y por ellos andarán los justos".
Aprovecho de compartir una obra de Tomás Luis de Victoria llamada "Lamentaciones del Profeta Jeremías". De aquel profeta conocido como "el profeta de los lamentos" o "el profeta llorón" por los anuncios de la destrucción de Jerusalén cargados de mucha emotividad al sufrir por su pueblo que no se convertía a pesar de las advertencias de Dios, de sus textos se han compuesto obras sacras que antiguamente se interpretaban durante el antiquísimo Oficio de Tinieblas en Semana Santa. Se usaba un candelabro enorme llamado Tenebrario, se apagaban las velas una por una después de cada canto, indicando que a Jesús lo estaban abandonando uno por uno: los 11 apóstoles (no se contaba a Judas Iscariote), María Salomé, María de Cleofás, María Magdalena y la Virgen María (una vela en el sitio más alto) por lo que no se apagaba sino que se ocultaba, a modo de la espera de la resurrección de Cristo.
Y para este himno, nos hace falta un mea culpa colectivo por nuestra indiferencia, indolencia y negligencia (por no cuidar nuestro entorno, por cobrar por servicios que se supone son para reconstruir nuestra ciudad, y por la injusticia de subir los precios y vivir a costa del prójimo, robando a los pobres).
Y este servidor, como un Jeremías sensible y emotivo, escribiendo una vivencia casi lamento y aunque no se note, con la confianza puesta en Dios.


Lamentaciones del Profeta Jeremías (Tomás Luis de Victoria).
Lectio Prima.
Comienzo de las lamentaciones 
del profeta Jeremías.
Aleph.
¡Qué solitaria está la ciudad antes populosa!
Se ha quedado como una viuda
la grande entre las naciones,
la princesa de las provincias
se ha hecho tributaria.
Beth.
Pasa la noche entera llorando,
las lágrimas le corren por las mejillas. 
Jerusalén, Jerusalén,
vuélvete hacia el Señor tu Dios.

(Lamentaciones 1, 1-2)

jueves, 19 de marzo de 2015

Masculinidad a prueba de fuego.


Hace 2 años, en un día como hoy, Papa Francisco quiso dar inicio a su pontificado consagrándose a San José. Incluso aprobó un cambio en la misa: mencionar a San José (después de la Virgen María) en las intercesiones durante la Plegaría Eucarística. Este santo poco recordado de la Sagrada Familia, es modelo no solo de esposo y padre, sino también de masculinidad.
Las escrituras dicen poco de él, ni se le atribuyen frases. Él, que al principio tuvo miedo de tomar a María por esposa tras quedar embarazada antes del matrimonio, tampoco desea repudiarla públicamente sino en privado. ¿Por qué? Según la ley judía, el hombre podía repudiar públicamente a una mujer, para que esta muera lapidada. Y José no lo deseaba para María. Aunque sabemos que fue avisado en sueños por el Ángel Gabriel con un "no temas", contándole que ella está embarazada sin conocer varón y bajo la acción del Espíritu Santo, por lo que él debe tomarla por esposa. Y así, contra viento y marea, se desposa con María. ¿Les parece poco casarse con una mujer embarazada en una sociedad machista, en la que a José le dijeron "que le pusieron los cuernos"? Según los apócrifos, hubo una discusión en torno a su familia, y José defendiendo a María, hasta que el ángel Gabriel se les apareció y dio el mismo mensaje, por lo que María se salvó de ser lapidada. Aquí vemos en José un ejemplo de ternura, que se compone de: amor, compasión y apertura al otro.
Hasta ahí, bien. Pero ¿Por qué se considera la ternura como sinónimo de debilidad en nosotros los hombres? Se nos dice que debemos ser el pilar de la familia, el proveedor, el que resuelve los problemas, etc. Un hombre puede usar esta máscara por mucho rato, pero si se siente asfixiado quiere quitársela de encima, pero no le dejan hacerlo. ¿Por qué se nos prohíbe llorar (yo lo hago y no me importa que me vean llorar)? ¿Por qué se nos prohíbe fallar, si nosotros no somos perfectos? ¿Por qué no aceptar que no siempre tenemos la solución o la respuesta a todo? ¿Por qué ese afán de reprimir nuestra afectividad? Si trabajamos, nos cansamos y ya, no podemos fingir que todo está bien. Y aquí la mujer entra en escena, quien también con ternura lo abraza y deja que él la abrace o se reclina en su hombro y se desahogue. Y es así como tristemente, se confunde la ternura o la expresión de emocionalidad con ser "amanerados" o "afeminados", y se confunde la virilidad con la ausencia o indiferencia de emociones y sentimientos. Vale aclarar que no es el sentimentalismo propio de las telenovelas (aunque las veo XD), sino sentir con el otro y movernos para acercarnos a quien nos necesita (por lo que tampoco es flojera), y reitero que la masculinidad no es la ausencia de misericordia.
Con todo ello, José pudo sentirse mal o frustrarse momentáneamente por no lograr hallar una habitación disponible para que María tenga a su Hijo, pero no cesó de buscar y rebuscársela. Y con la discreción que describí anteriormente al pensar en repudiar a María en privado, fue la misma discreción y calma (gracias al aviso en sueños del ángel Gabriel hasta que él diga el momento de regresar) con la que tomó a María y a Jesús para protegerlos y huir de los tentáculos de Herodes, temeroso que el rey de los judíos anunciado por los profetas le "quitaría su poder político", mandó a matar a los varones menos de 2 años. Es la discreción y humildad que se contrapone frente al modelo de "virilidad" que se nos quiere ofrecer: presumir de las conquistas que tuvo, las posiciones sexuales para llevar a una mujer al orgasmo, hacernos creer que Christian Grey es el "galán de moda", vestir con las mejores ropas, tener posesiones materiales, hasta lo kafkiano (ridículo) de presumir por el tamaño de su pene para ganar atención y aprobación de sus cercanos, aun cuando ello significa pisotear a los otros. Y de esto, he escuchado mucho, ya sea en la calle o en los pasillos de la universidad. Y la masculinidad no es precisamente conquistar a la primera mujer que se atraviesa en el camino y presumir de cuánta banalidad pueda decir. La virilidad consiste precisamente en esa discreción y humildad que no necesita presumir pues sus actos dicen mucho más de lo que las palabras quieren expresar, seguros de lo que hacen, esa misma seguridad para hacer frente a los problemas con la fortaleza que viene de Dios. Los actos de caballerosidad, cortesía, modales y modestia hablan de ello: abrir la puerta del auto a una mujer, esperar que ella sea la primera en pasar o subir, escucharla cuando quiere hablar, ofrecerle un pañuelo o secarle sus lágrimas si quiere llorar, abrazarla cuando no se sienta bien, actos que no necesitan de palabras de parte de aquellos que son silenciosos y que no necesitan ser autorreferentes. Tal como dice el dicho: Dime de qué presumes, y yo te diré de qué careces.
Otro aspecto de la masculinidad es la integridad, que no significa ser inflexible o no dar el brazo a torcer, sino mantenerse sólido en cuerpo y alma a través de los principios y valores según lo que Dios nos pide. José, descendiente de la familia del Rey David, no era "cualquier cosa" sino que "de la alta", pero trabajaba y se esforzaba. Fue un hombre inquebrantable, incluso en situaciones menos imaginadas como tomar por esposa a una madre soltera a pesar de las opiniones y reacciones de la sociedad en aquel entonces. Y lo que nos quieren vender es ir con la corriente y no ir contracorriente, renunciar a sus principios por otros y traicionarlos por si llega a ser necesario, aceptando cualquier idea de moda. La integridad implica resistirse a estas ideas y circunstancias que implican renunciar los ideales que nos iluminan, defender la dignidad de la persona humana y apoyar lo bueno siempre, sin importar si es popular o no (la verdad no conoce la democracia, por lo que no se basa en números).
Y finalmente, José fue ejemplo de fidelidad. Los hombres debemos ser fieles en las buenas y en las malas (con nuestras familias, novias, esposas, amigas, amigos, etc.). Ojo que la fidelidad no significa como decía un profesor "mucho beso y toqueteo pero nada de entrometerse con estos 'centímetros cuadrados' que están entre las piernas", sino que la fidelidad significa vivir en consonancia con la opción de vida que hemos elegido. José fue fiel a María en todo momento, a Jesús, los amó hasta el fin, no se desentendió sino que huyó junto a María y Jesús a Egipto. La fidelidad exige fe en acción las 24 horas del día en los grandes y pequeños momentos de la vida, sin esperar reconocimiento alguno.
Me extendí mucho, lo sé, pero la masculina significa: ternura, fortaleza, integridad y fidelidad. Y todo esto no es debilidad, sino ser hombres honestos que no temen tomar a un niño en brazos, acariciar a una mujer, llorar cuando ya no pueda más, saberse limitado e imperfecto, no ser el galán que el colectivo pide pero ser consecuente consigo mismo, etc.
Y agradezco esos saludos por el día de San José que he leído en las redes sociales, de verdad que de alguna manera tenemos nuestro "Día del Hombre". A ustedes, mujeres, ayúdennos a ser mejores hombres.

P.D.: Los hombres no somos iguales solamente por una mala experiencia, es solo que algunos no saben ser hombres y avergüenzan nuestro género. Y si nos olvidamos de cerrar la tapa del W.C., perdónanos por no ser perfectos, también tenemos defectos. Danos paciencia y cariño por favor.

martes, 17 de marzo de 2015

El dilema del general degradado que usa sotana.


Sí o sí, el obispo electo de Osorno Mons. Juan Barros Cruz, tomará posesión de la Diócesis de Osorno. Como creyente, temo que se avecine una catástrofe eclesial de proporciones, si es que una de las partes decida poner un pie atrás... y veo un panorama dificil: protestas masivas, misivas (que ya las hay, incluso del padre provincial de la Congregación de los Sagrados Corazones), boicoteo de celebraciones en las que se invitará a no asistir, si es que no termine en cisma. 
La Nunciatura Apostólica respaldó a Mons. Barros en su elección con un comunicado y a su vez, el obispo electo se dirigió a la feligresía de Osorno. En mi opinión, alguien "pintó" y "decoró" la situación "un poco por aquí y por allá" al Papa Francisco para obtener un nombramiento inducido, o alguién está encubriendo al obispo (para los que creemos que Mons. Barros fue cómplice y testigo de Karadima, aunque no sé si se arrepintió personalmente). Lo digo porque no va con el estilo del Papa Francisco el nombrar a personas cuestionadas en sedes episcopales o en algún servicio en el Vaticano. Esta situación huele a pañales usados.
Este nombramiento como obispo de Osorno data desde el año 2010 al destaparse el escándalo del Caso Karadima cuando algunos ex seminaristas denunciaron los abusos de parte de aquel que llamaban "santito", con el que estaban presentes cuatro obispos (todos ellos formados por Karadima: Arteaga, Koljatic, Valenzuela y el propio Barros). Y en ese tanto, Mons. René Rebolledo fue destinado a la Arquidiócesis de La Serena para asumir como Arzobispo para reemplazar a Mons. Manuel Donoso en diciembre de 2013, por lo que Mons. Fernando Chomalí como Arzobispo de Concepción asumió como Administrador Apostólico de Osorno durante este tiempo de "sede vacante". A este se le suma además la "presión" de las Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile, pues dichas instituciones valoran la honra y el honor, valores en entredicho al conocerse estos siniestros hechos que hacen incompatible su dignidad militar como su estadía en el obispado castrense. Y al ver que esta imagen quedaría empañada a estas instituciones, optaron por distanciarse de Mons. Barros con la ayuda del Ministro de Defensa, puesto que almirantes y generales pidieron su expulsión del obispado castrense.
Y buscando cerrar una cicatriz dolorosa, creo que se ha hecho más sangrante y el dolor se ha agravado al pedir la renuncia de Mons. Barros, y puede que se agrave para este sábado 21 de marzo de 2015. Espero en Dios que la evolución de esta situación y su desenlace pueda determinar una respuesta ejemplar de la Santa Sede.

jueves, 12 de marzo de 2015

Sandalias para un pescador.


Un callejero cardenal bonaerense vestido de negro, conocido en toda la capital por su vida austera, por sus feroces críticas a los corruptos y al sector político de turno, su cariño por los pobres, su respeto por las madres solteras y los cartoneros, viajó de su hogar a la Ciudad Eterna.
Esos zapatos negros algo desgastados pero con la durabilidad y flexibilidad a prueba de ambientes, cual lobo estepario, sabían de la tierra de las villas y poblaciones, de la vereda de las calles, del piso alfombrado de los servidores públicos, del enlosado de su Catedral, ya sea vistiendo de negro o de rojo. Tan familiarizado con los suburbios como con los sectores altos.
Sea de día, tarde o noche, siempre estaba disponible para que su dueño los use. Ya sea en las misas en la Plaza de la Constitución para denunciar la prostitución y la trata de personas en horas de la tarde, para visitar a los enfermos del hospital hasta altas horas de la noche, para saludar a la gente de las villas, a escuchar a algún sacerdote que lo necesita tras pedir un teléfono especial para ellos, o bien para compartir un mate con los pobres en las escalinatas de su Catedral.
Ese mismo hombre, un hijo de San Ignacio de Loyola, pronto vestiría de blanco pero conservaría sus incondicionales zapatos para no recorrer las calles de su natal Buenos Aires sino que las calles de Roma, los pasillos del Palacio Apostólico, el enlosado de la Basílica de San Pedro o de San Juan de Letrán, en la Plaza de San Pedro para saludar a un pueblo que necesita de consuelo, o para llevar a Dios a los dispersos en todo el mundo.
Este par de zapatos que supo de andares y lugares, nunca se imaginó estar asomado al balcón de la Loggia, mientras que su dueño saludaba humildemente a una multitud que no cesaba de saludarlo, fotografiarlo, grabarlo y siendo homenajeado como un nuevo jefe de estado. Se encontraba en el fin del mundo, y ahora estaba ahí.

domingo, 8 de marzo de 2015

Retrato de una dama


Es triste que aún en esta época existan mujeres que no se les valoran en los ámbitos de la sociedad: las embarazadas, las madres solteras, las mujeres que quieren trabajar, etc.
Me apena, pues no encuentro motivo alguno para relegarlas a un segundo plano, y esas ideas propias del machismo suponen estar superadas (y por tanto, obsoletas), pero hay quienes persisten en su necedad.
Recuerdo haber visto una película llamada "Retrato de una dama" (basada en el libro homónimo de Henry James) que trata de una mujer adelantada a su época, con ideales de modernidad en su interior, y que es incomprendida en su entorno machista y convencional, en el que cada vez que desea ser libre abruma hasta las lágrimas ver como le van cortando sus alas cada vez más.
Y todavía hay muchas Isabel Archer: mujeres hermosas, inteligentes, de personalidad e inteligencia inusuales, capaces de atraer a todo tipo de personas, pero que buscan tejer sus hilos para ejercer tal dominio sobre ella y así manipularla, consciente o inconscientemente.
No es cierto aquel cuento feminista que dice que la mujer no necesita de un hombre, cual flor que produce sus propias semillas para reproducirse, pues mientras la sociedad no se libere de esta estructura enmarañada de conveniencias y ambigüedades, esta guerra de los sexos acabará en masacre (como está sucediendo con aquellas feministas que abortaron, porque no eran mujeres sino hombres el fruto que llevaban en sus vientres).
Mientras el hombre y la mujer aprecien mutuamente sus capacidades, sus diferentes formas de vivir y percibir la vida, sus sensibilidades y sus diferencias, no habrá necesidad de establecer días para cada género y las ideologías de la discordia entre géneros perderán su razón de ser hasta desaparecer.
Sin embargo, mientras estemos viviendo en esta sociedad, preocupémonos de valorarlas realmente y no como nos quieren vender la pomada ciertas ideas. Preocuparse de su salud mental, no desampararla cuando esté triste y sola, tener el coraje de detener un acoso o un abuso, abrazarlas cuando nos necesiten y sobretodo, escucharlas, es lo que más necesitan y lo piden a gritos (aunque no lo digan).
Y tampoco olvidarnos de darle nuestro cariño, un beso en la mejilla, un beso en la mano, un abrazo, un regaloneo, sin esperar a que sea el 8 de marzo sino que en cualquier fecha, momento, época, hora, lugar, etc..
Gracias por reír conmigo, por consolarme mientras lloraba, por abrazarme cuando lo necesitaba, por corregirme cuando estaba equivocado, por aceptarme con mis mañas y chiripiolcas, por dejar ver tu sonrisa y tu capacidad de asombro al verte con un chocolate en las manos, y por dejar compartir contigo un paquete de galletas o de papas fritas en tarrito. Para ti, mujer, que estás leyendo esto: vales muchísimo de lo que tu crees.

P.D.: Por cierto, el soundtrack de la película es bellísimo. Algo melancólico, pero muy bello y delicado, tal como si describiera a una mujer. No conocía este trabajo del compositor polaco Wojciech Kilar (lo conocía solamente por "Bram Stoker's Dracula" y "El Pianista"), con una notable sonoridad de cuerdas y muy cercano al romanticismo. No solo la literatura, la escultura o la pintura pueden retratar a una mujer, sino también la música... y eso lo supe al escuchar esta obra.