Acaba de iniciar Sínodo extraordinario episcopal sobre la familia que se desarrollará en Roma hasta el 19 de este mes. Tuvo mucha repercusión mediática y "encontrones" teológicos.
Hay temas que se deben afinar aún más conforme al Evangelio, especialmente aquellos temas que se consideran polémicos y otros que no se sabe como abordar temas tales como las uniones LGTB, comunión sacramental a los divorciados, convivencia y unión libre, relaciones sexuales prematrimoniales, matrimonios interreligiosos (aún existiendo dispensa para la celebración del sacramento en esa situación), pérdida de la fe en los sacramentos del matrimonio y la reconciliación (confesión), vientres de alquiler, etc.
Lamentablemente sobre esto hay quienes aún se definen con las ideas de "progres" versus "tradis" como si aquello fuese la "izquierda" y la "derecha" respectivas, cayendo más en política canónica que en el trabajo pastoral, como hay quien acusó al Papa de ser de izquierdas. Yo, personalmente, no creo que sea de izquierdas, y no apoyo la postura del Cardenal Kasper sobre la comunión a los divorciados y apoyo la contraargumentación del Cardenal Gerhard Luwdig Muller (el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe), el Cardenal Velasio de Paolis (quien acompaña a los Legionarios de Cristo en su purificación tras los malos pasos de su fundador) y otros 3 cardenales.
Algunos no ven con buenos ojos este sínodo (como otros no vieron positivamente el Concilio en tiempos de Juan XXIII) y tengo mi opinión sobre cada tema y mi fundamento (sin importar si molesta a alguien o no) pero ello no me preocupa. Mi preocupación radica en que este sínodo en el que los argumentos, las pasiones, las declaraciones, las presiones y más, algunos irán en son de batalla como si aquello fueran las Cruzadas en el que las espadas dialécticas esperan ser desenvainadas, y los "caballeros prelados" no querrán someterse y comenzar su camino "extra Ecclesiam" (ejemplos no hace falta dar).
Lo más probable es que algunos se extravíen o se moverán o cambiarán algunas piezas de esta gran maquinaria, pero confío en que estos cambios serán necesarios. Y diga lo que se diga en el próximo documento conclusivo al finalizar el Sínodo, Francisco es Pedro por lo que en él reside en este momento la seguridad y conservación de la fe. Mi seguridad está en Dios y en el Vicario de Cristo.
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