En el último consistorio que convocó en ese entonces Benedicto XVI (hoy, Papa emérito) a finales del 2012, llamó a 6 obispos no europeos. Uno de ellos, el Arzobispo de Manila (Filipinas), Luis Antonio Tagle, no pudo contenerse las lágrimas mientras recibía el birrete cardenalicio y el anillo. Mientras lloraba con la cabeza baja, Benedicto tomó su rostro entre sus manos e intercambiaron palabras. Y mientras ese joven cardenal descendía del Altar de la Confesión, aún conmovido pero algo más tranquilo, se secaba las lágrimas. De ese consistorio hay una foto en que se le ve llorando mientras estaba con su madre. En una entrevista posterior que le hizo una agencia católica, él mismo respondió que llora con facilidad, dando a entender que es sensible. Su propia gente también da cuenta de su personalidad y su cercanía con la gente, compartiendo sus dolores y alegría, llorando de emoción incluso en un pequeño grupo o ante miles de personas. Él, ante la comunidad filipina en el Vaticano con el Papa Francisco, recordando a las víctimas del tifón que azotó su país el año pasado, mientras pronunciaba un discurso se le quebró la voz, pero pudo continuar. Al finalizar, el Papa se acercó para abrazarlo.
¿Por qué lloramos de emoción? Sea de alegría o de tristeza, lo tendemos a reprimir especialmente en público, por temor a "dar lástima" o porque aún lo consideramos erróneamente como un signo de debilidad. O por causas sociales, se considera erróneamente algo atribuido solamente a la mujer, reduciendo a a una idea machista más. En las personas altamente sensibles (PAS) esto sucede, y no es una patología ni un desorden, solo siente de otra manera, sienten las emociones y sentimientos con mayor efusividad, por poseer un sistema nervioso más fino de lo usual, y me considero así.
Esas lágrimas logran conectarnos con la emoción que nos recuerda de manera fuerte y profunda (y por ende, se tiene una emoción auténtica y genuina), que no es un estado de tristeza súbito, sino una sonrisa interior que no encuentra palabras ni gestos como para expresar ese desborde, y ahí aparecen las lágrimas como la máxima expresión de un sentimiento. También es una manera de desahogo y liberación de un dolor, porque reprimirlo nos afecta la salud a largo plazo. También purifica nuestros errores y culpas cuando "la hemos embarrado". Para ingresar al Paraíso, es cierto que solo debes dar cuenta de cuánto amaste, pero te piden "monedas de ingreso", y para gozar de la felicidad eterna cuesta muchas lágrimas de este mundo.
En mi caso, yo he llorado de emoción sin avergonzarme y sin temor a hacerlo en el lugar y momento "equivocado". Tampoco constituye un acto sin decoro. Esas lágrimas de nostalgia o de alegría nos ayudan a recordar nuestra humanidad, nos brindan esa calidez de un momento o tiempo que habiendo sucedido anteriormente, aún nos vibra. Nos hace sentir que estamos vivos, nos sitúa en el presente a pesar de recordar el pasado, nos recuerda que vivir vale la pena, y también es una forma poco común de sonreír.
Por motivos sociales, se categoriza esto juzgando por el llanto: está haciendo teatro, es llorón/a, no es hombre, es débil, etc., y eso lo evitamos. No hay que llorar solamente cuando vemos partidos de futbol, eso no nos hace más ni menos hombres. ¿Por qué no llorar al expresar emociones íntimas? He llorado de emoción con un sentido y efusivo abrazo de una persona muy querida, y es la sensación más rica y más linda que uno puede sentir. Si te ha pasado que te asoman las lágrimas por cosas como esa o si ves a alguna persona que tu quieres, no temas, es porque tu cariño es genuino y digno de conservar. Aún me acuerdo de un retiro espiritual en que un joven hablaba de su novia, emocionándose hasta terminar llorando, hablando de cuánto la amaba y había cambiado su vida.
Sobre el amor y el cariño, nos decía el Papa Francisco: "Volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y el cariño, viendo que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes".
¿Por qué lloramos de emoción? Sea de alegría o de tristeza, lo tendemos a reprimir especialmente en público, por temor a "dar lástima" o porque aún lo consideramos erróneamente como un signo de debilidad. O por causas sociales, se considera erróneamente algo atribuido solamente a la mujer, reduciendo a a una idea machista más. En las personas altamente sensibles (PAS) esto sucede, y no es una patología ni un desorden, solo siente de otra manera, sienten las emociones y sentimientos con mayor efusividad, por poseer un sistema nervioso más fino de lo usual, y me considero así.
Esas lágrimas logran conectarnos con la emoción que nos recuerda de manera fuerte y profunda (y por ende, se tiene una emoción auténtica y genuina), que no es un estado de tristeza súbito, sino una sonrisa interior que no encuentra palabras ni gestos como para expresar ese desborde, y ahí aparecen las lágrimas como la máxima expresión de un sentimiento. También es una manera de desahogo y liberación de un dolor, porque reprimirlo nos afecta la salud a largo plazo. También purifica nuestros errores y culpas cuando "la hemos embarrado". Para ingresar al Paraíso, es cierto que solo debes dar cuenta de cuánto amaste, pero te piden "monedas de ingreso", y para gozar de la felicidad eterna cuesta muchas lágrimas de este mundo.
En mi caso, yo he llorado de emoción sin avergonzarme y sin temor a hacerlo en el lugar y momento "equivocado". Tampoco constituye un acto sin decoro. Esas lágrimas de nostalgia o de alegría nos ayudan a recordar nuestra humanidad, nos brindan esa calidez de un momento o tiempo que habiendo sucedido anteriormente, aún nos vibra. Nos hace sentir que estamos vivos, nos sitúa en el presente a pesar de recordar el pasado, nos recuerda que vivir vale la pena, y también es una forma poco común de sonreír.
Por motivos sociales, se categoriza esto juzgando por el llanto: está haciendo teatro, es llorón/a, no es hombre, es débil, etc., y eso lo evitamos. No hay que llorar solamente cuando vemos partidos de futbol, eso no nos hace más ni menos hombres. ¿Por qué no llorar al expresar emociones íntimas? He llorado de emoción con un sentido y efusivo abrazo de una persona muy querida, y es la sensación más rica y más linda que uno puede sentir. Si te ha pasado que te asoman las lágrimas por cosas como esa o si ves a alguna persona que tu quieres, no temas, es porque tu cariño es genuino y digno de conservar. Aún me acuerdo de un retiro espiritual en que un joven hablaba de su novia, emocionándose hasta terminar llorando, hablando de cuánto la amaba y había cambiado su vida.
Sobre el amor y el cariño, nos decía el Papa Francisco: "Volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y el cariño, viendo que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes".
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