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domingo, 2 de noviembre de 2014

El Tabú de la Muerte.


Se presume de tolerancia y de hablar de todos los temas, incluso con el cuento de la homosexualidad a los niños con un cuento infantil, ni yo me creo el cuento (y ya lo leí después de buscarlo). Se habla de sexo y de crítica a todo, pero lo que menos se habla o al menos, le hacen el quite, es a la muerte o como decía San Francisco, la "Hermana Muerte". Si hablas de la muerte, mínimo te harán callar o te dirán que eso es de mala suerte y que no seas "pájaro de mal agüero".
Todos le tenemos algo de miedo. Es cierto, nadie sabe como se siente. Solamente sabe de alguna que otra experiencia sobrenatural. Más que nada, lo sabemos solo la parte del que ve la muerte, el que sufre cuando se nos muere alguien o cuando consolamos a alguien.
Es un tabú que se ha hecho presente en toda la historia, rebasando incluso los terrenos sociales. Como ejemplo, en Japón los que trabajan el Nokanshi son despreciados aunque deberían ser respetados. Es un trabajo ceremonial de las agencias funerarias, preferentemente budistas, en el que lavan, visten y maquillan al difunto en presencia de sus seres queridos, pero sin dejar la piel del cadaver al descubierto, como si aquello no fuera un trabajo sino un rito religioso en el que se necesita esmero, delicadeza, sensibilidad y respeto. Es como volver a dar vida a la muerte, para un viaje. Algo que incluso rompe los límites de las variadas teologías: distintas, pero unidas en torno a la muerte en la que la ven no como una tragedia, sino como un paso. Y de paso, este es un trabajo del que muchos lo practican, algunos les averguenza decirlo por temor al rechazo, pero es un trabajo que se gana muy bien.
A modo de paréntesis del párrafo anterior, recomiendo la película "Okuribito" ("Despedidas", también conocida como "Violines en el Cielo" o "Final de Partida"). Una comedia dramática casi rayando entre el humor negro y lo escatológico pero con una profunda humanidad, y trata efectivamente del Nokanshi. Es algo triste en ocasiones (lágrimas aseguradas, aviso de antemano, aunque no se si por las escenas o por la bella música de Joe Hisaishi), pero pocas veces hay películas como esta que dan a conocer la cultura japonesa.
Algo parecido sucede con otras culturas al no tocar carne muerta o el rechazo de quienes trabajan en ello (ya sean carniceros o en agencias funerarias) por considerarlo como impuro, pero olvidamos que lo impuro no es lo que entra en una persona, sino lo que puede de la persona, especialmente cuando del corazón brota maldades como el desprecio, la indiferencia, las violaciones, el asesinato, etc.
Al menos, lo que se vive al morir cuando se nos muere alguien es: dolor, lágrimas, sentirse... tan solo, con la mochila pesada, finitud, o alguna recriminación al Cielo (y es válido, tenemos todo el derecho de hacerlo) pero también se vive el consuelo, el cariño, la ternura (si, aún en la muerte se ve la ternura), alivio, y ayuda, ayuda para interpretar este gran silencio de Dios. Calla, pero no dándote la espalda, sino para verte en acción o quizás, tenemos algo de sordera y no le podemos oir.
De esto, solamente recuerdo de memoria las palabras de una Plegaria Eucarística del Misal, que tan perfectamente describe la esperanza que Cristo nos prometió no dándonos la respuesta de la muerte sino muriendo en la cruz y resucitando al tercer día: "El vive ahora junto a ti y está también con nosotros. El vendrá lleno de gloria al fin del mundo y en su reino no habrá ya pobreza ni dolor, nadie estará triste, nadie tendrá que llorar".

PD: No me contuve las ganas de publicar el video explicativo del Nokanshi (aunque no sea mío). El actor protagonista tuvo que aprender a realizar el Nokanshi, paso a paso, con la música de la película de fondo. Por cierto, esta pelicula ganó el Óscar como Mejor Película de Habla No Inglesa.


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