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sábado, 20 de abril de 2013

Un pequeño descargo tras días sin escribir.


Después de unos días sin saber que escribir y sin motivación alguna (aunque tengo anotado algunas sugerencias de temas para próximas publicaciones por consejo de mi amiga), pensé y pensé, y de pronto reparé en un aspecto personal del que muchos tienen alguna noción pero no saben como comprendernos por parecer algo extraños, y no los culpo. Algunos me conocen por ser sensible, pero la verdad es que todos los somos, con la diferencia de quienes somos más emotivos, somos "Personas Altamente Sensibles". Este es un concepto en psicología que consiste en una mayor sensibilidad del sistema nervioso frente a los estímulos que recibimos de nuestro entorno, un sistema nervioso poco común. Carl Jung la define como la "sensibilidad innata".
Si las personas sensibles no existiéramos tal vez nadie sería tímido, nadie tendría baja tolerancia al caos y al desorden (ruidos fuertes, malos olores, luces fuertes, etc.), nadie tendría tendencia a la ansiedad o a la melancolía o a los estados depresivos, nadie se incomodaría por sentirse observado, no existirían problemas para manejar situaciones estresantes; pero tampoco existirían las artes, no existiría el interés por aliviar el sufrimiento ajeno, no existirían los consejeros, no existiría la habilidad para captar "mensajes subliminales" y demás sutilezas, no existiría el rechazo a la rutina y a la costumbre, no existiría verguenza para llorar y demostrar sentimientos, no existiría visión de humanidad y tampoco existiría la negación a lo superficial.
De alguna manera, somos rebeldes sin serlo ante una cultura agresiva de la represión de nuestra condición de seres humanos, de la extroversión y de la dureza. No hemos elegido tener un sistema nervioso fuera de lo común.
No es culpa nuestra si nos abrumamos con tanto ruido e imágenes o si nos molestamos con tanto trabajo en tan corto tiempo. Nos llaman tímidos, inhibidos o introvertidos (yo mismo me reconozco tímido), pero no tenemos una enfermedad y tampoco somos superiores a los demás ni tenemos que presumir de nuestra condición, no somos llorones ni temerosos ni cobardes, solamente vemos el mundo de otra manera, con profundidad, por lo que no nos gusta que nos apuren porque antes de actuar observamos por mucho tiempo, nos aburren las trivialidades, nos damos cuenta del estado de ánimo de nuestros amigos y familiares por lo que sugerimos que no nos mientas diciéndonos que no pasa nada (captamos sutilezas) pero preferimos preguntar para no obligarte. Muchos de ellos son atentos, otros son productivos, otros son pensativos, otros excelentes estrategas, otros tienen facetas artísticas (música, danza, literatura, etc.). No tememos llorar desconsoladamente o reir de manera escandolosa.
No es un trastorno, sino un rasgo, por lo que no hay cura para eso, pero sí la manera de encauzarlo. Nos gusta recibir cariño y al mismo tiempo, darlo con ternura y en abundancia. Que nadie se extrañe si vibro con lágrimas ante la escena de una película o con una pieza musical, porque la emoción quiere ser física y no un mero concepto, por eso se apodera de nosotros tan fácilmente, porque buscamos una comprensión más profunda de las emociones y sentimientos del ser humano.
No me considero parte de una minoría oprimida por los faltos de comprensión, tampoco me considero un ciudadano de segunda clase, pero sí me considero un observador poco común, un "extraño en un mundo extraño", una de las razones por la que he creado un blog bautizado con ese nombre en comillas.
Asi que advierto que si me piden que no me tome tan en serio los problemas de otros, no puedo hacerlo, no podemos no sentir el dolor de los demás (o el tuyo); y tampoco se extrañen si les doy demasiado afecto o si soy demasiado tierno y cariñoso.
No somos especiales, solo vemos el mundo con otros ojos.

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