Choose a language:

jueves, 20 de marzo de 2014

Gracias Panchito


Un pequeño saludo de agradecimiento que he escrito la semana pasada al cumplirse un año de su elección papal y su posterior "Habemus Papam" que sacudió al mundo entero, increíblemente inesperado. Tuvo muchos detalles con quienes se han topado en su camino, que son gestos para la humanidad. Muchas de sus palabras nunca creí escucharlas un día, palabras dirigidas a cada uno, palabras dulces y sencillas, palabras que remecen y denuncian. Desafíos que ponen "a toda máquina" nuestros corazones necesitados de reforma y de amor. Su primera exhortación apostólica, la "Evangelii Gaudium", ha sido un bálsamo para el alma y el corazón, a nivel personal y eclesial. En ella, se explaya con todo su pensamiento y su "Plan de Gobierno" para la Iglesia de Cristo. Y al final, pareciera que sus palabras dirigidas al CELAM tras la finalización de la JMJ Río 2013, constituyeran un resumen del futuro texto. Por estos cambios y nuevas lecciones, muchas gracias Santo Padre.
 
Gracias por:
- Renunciar al descanso que tenías preparado para después de retirarte.
- Recordarnos que el Señor nunca se cansa de perdonarnos.
- Decirnos que no debemos temer a la fragilidad, la bondad, y la ternura.
- Invitar a acoger a los inmigrantes, los enfermos y las personas con capacidades diferentes.
- Revalorizar a la mujer, especialmente a las madres solteras.
- Valorar la familia y la dignidad de la vida.
- No juzgar a las personas.
- Telefonear a la gente porque no puedes salir del Vaticano y darte el tiempo de leer cartas (y eso que tienes más cartas que Santa Claus).
- Denunciar la cultura del descarte.
- Confiar en nosotros, los jóvenes.
- Hacer "limpieza" en la Santa Madre Iglesia.
- Enseñarnos el verdadero significado de la reforma.
- Darnos el suficiente valor para armar lío y salir a la calle.
- Compartir con nosotros el gozo del Evangelio.
- Ir siempre a la raíz del Evangelio.
- Batallar contra la burocracia y la lucha de poderes.
- Quitarnos las vendas de los ojos para mirar las periferias.
- Hablarnos en el idioma del corazón.
- Tu sensibilidad especial en el diálogo interreligioso.
- Luchar por la paz con la oración.
- Pedirnos ayuda al inicio del pontificado.
- No dejarte cegar por las portadas de periódicos, revistas, halagos superficiales y flashes fotográficos.
- Tus gestos y detalles que nos emocionaron.
- Impregnarnos con la unción del "olor a oveja".
- No olvidarte de los pobres.
- No excluir a las personas de buena voluntad.
- Tus muestras de cariño a los niños y a los bebés.
- Prohibir el culto a la personalidad.
- Emocionarnos con tus lágrimas cuando se te acercó un niño a abrazarte para decirte que él quería ser sacerdote.
- Aceptar los mates que te ofrecían tus compatriotas.
- Vivir como uno más de nosotros.
- Dar un lugar importante a los laicos, especialmente a los enamorados que están llamados al matrimonio porque no le tienen miedo al amor.
- Huir de la soledad para vivir la tan preciada teología del encuentro.
- Llamarnos la atención porque hemos olvidado llorar.
- Reírte y bromear con nosotros.
- No olvidarte de tus amigos y seres queridos.
- No perder el contacto con Benedicto XVI.
- No "canonizar" a las personas amadas, porque no hay esposo ni esposa perfecta (sin mencionar siquiera a la suegra perfecta).
- Darme el valor que necesitaba para vivir sin miedo a equivocarme.
- Ayudarme a aceptar la vida con lo que venga, sea bueno o malo.
- Tomar el nombre de Francisco, porque contigo vamos reparando la Iglesia.
- Aceptar nuevamente el llamado de Dios para una tarea importante.
- Ser tú mismo.
¡Gracias por este primer año de pontificado!
¡Gracias por tu sacerdocio, Papa Francisco!

No hay comentarios:

Publicar un comentario