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jueves, 20 de marzo de 2014

Manifiesto contra el "mechoneo" o "bullying socialmente aceptable".


Regla de Oro: "Trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti".
 
En estos inicios de clase, es común en las universidad recibir a los nuevos alumnos que ingresos, aunque algunas de estas "bienvenidas" no son tal, sino más bien, una denigración de la dignidad de la persona humana "socialmente aceptable", so pretexto de "respetar las tradiciones", algo que nunca me ha gustado. Las otras bienvenidas consisten en alianzas y competencias entre los compañeros de la universidad. Y otras, se juntan en torno a un asado y compartir en fraternidad. Y a lo primero, lo llaman diversión.
De partida, no encuentro nada de divertido que te corten la ropa a tijeretazos, que te rayen el cuerpo, que te rapen mal (de peluqueros se mueren de hambre), y que te dejen tan apestoso/a que hasta da ganas de vomitar al situarte al lado de esa persona, obligándote a pedir limosna en la calle, dinero que no será para tí sino para que los que lo denigraron beban hasta caer muertos. Con la cantidad de alumnos que ingresan y la cantidad de dinero que recolectan ¿De verdad se hace para una fiesta? Ni siquiera las discotecas cobran para las fiestas de bienvenida a los "Mechones", solo para beber. Dinero desperdiciado y mal aprovechado. Aunque bajo esa condición, con dinero te devuelven tus pertenencias que los sinvergüenzas se apropiaron (tu mochila o bolso, tu celular, tus documentos, etc.).
Pienso que si los que organizan estas "bienvenidas". ¿Les gustaría que ellos se desquitaran haciéndoles lo mismo a ustedes? ¿Que reciban este "juego" por segunda vez? Si no tienen dinero, entonces trabajen para ganarse el alcohol de cada día (pan no, gastan más para beber que para comer); y si no tienen dinero, entonces pídanles a sus padres (y si por abc motivos les hace imposible, intenten con la primera opción); y si no pueden con las anteriores, no les quedará otra que "venderse en la calle". A los viciosos no hay que fomentarles el vicio, nunca.
Seguro me dirán que esto es "tradición universitaria", me dirán que soy un "huevón grave" y otras tantas groserías más, pero es que no se puede llamar diversión a eso. Si unos la pasan bien y otros la pasan mal (o disfrutan forzadamente porque se exponen al ridículo), eso es abuso. ¿O acaso hay lucha de poderes entre alumnos, una cosa así como "cuidadito con quienes te vas a meter, porque te irá muy mal"? ¿Un lindo recuerdo para no olvidar jamás? No, un horrible trauma que querrán olvidar. ¿O acaso se harán responsables por las prendan que arruinaron? Deberían pagar los daños y no que los alumnos paguen por daños que no hicieron, sumando a eso además la mensualidad que no es baja que digamos, lo cual es de muy mal gusto (además de pasaje, arriendo, materiales, fotocopiadora, libros, colación, etc.).
¿O qué? ¿Esperan a que suceda alguna tragedia para que comprendan realmente esto y corten con la tonterita? Más que regaños, necesitan ser orientados y escuchados. Más de alguno necesitan ayuda, puesto que a simple vista se nota que muchos "líderes" del "mechoneo" tienen carencias de cualquier tipo. Esto, quieran entenderlo o no, es una forma de bullying.
Hasta donde sé, el que no quiere someterse a la humillación y de manera firme, sin ser dubitativo, no pasa por ello. Antes, los que no querían los arrinconaban entre varios y lo inmovilizaban, o bien, los mayores se desquitaban contra ellos lanzándoles sustancias o sometiéndolos a la "ley del hielo" o la exclusión.
No apoyo la violencia bajo ninguna forma, pero si apoyo el derecho a la legítima defensa (ojala con la misma o menor fuerza o usando otra estrategia, pero no desquitarse horriblemente). La historia dió un claro ejemplo: Japón atacó a EEUU con el bombardeo a Pearl Harbor, y EEUU no respondió de la misma manera, sino con la bomba atómica, con consecuencia nefastas. Y eso ya no es legítima defensa, sino otro ataque.
De cualquier manera, a los que se rehúsan al mechoneo (si te rehúsas, no mechonees a la próxima generación), pueden hacer varias cosas:
- Procuren hacer amistad y/o conocer a los compañeros de cursos mayores, y sacarles información, sin ser muy evidente sino guardando discreción. Y esa información la puedes usar a tu favor. Si la usarás en contra, ten cuidado.
- Si vienes de otras universidad pública, rehúsate porque en la otra casa de estudios ya te mechonearon. O si no quieres, úsala como excusa pero creando tu propia historia, adornándola a tu gusto.
- Finge que tienes hora con el médico (si tienes como comprobarlo, tanto mejor).
- Puedes alegar que sufres de alguna enfermedad (epilepsia, alergia, asma o problemas al corazón). Si puedes fingir una crisis de ello, tanto mejor.
- Siempre, siéntate al lado de la puerta.
- Si practicas artes marciales, procura convencer que no quieres y dales tus motivos. Y si aún así no aceptan, estás en tu derecho de usar alguna llave o aplicar alguna técnica.
- Aunque te odien por eso, procura "hacer amistad" con el jefe de carrera o de alguien de la directiva de la universidad. Y en caso que corras peligro, ya sabes a quien acudir. Si tienes contactos en la universidad, no dudes en usarlos.
- Caracterízate formalmente, y así creerán que eres académico, pero nunca mostrar el menor índice de temor o si no, adiós mundo cruel.
- Puedes llevar "proyectiles" o algo para defenderte: gas pimienta, electroshock (si es que lo hagas, deberás hacerte responsable), una honda, etc.
- Sobre el punto anterior, no te recomiendo una pistola de balines que venden en las ferias o comercio ambulante. Es cierto que en las públicas no revisan las mochilas y los bolsos, pero no querrás meterte en problemas ¿Verdad? Si no me haces caso, atente a las consecuencias.
- Si eres un experto en defenderte con un escobillón como el Chavo del Ocho, no dudes en usarlo.
- Y si no te gusta atacar pero eres buen deportista y prefieres huir, corre con todas tus fuerzas (te recomendamos haber explorado la universidad con anterioridad para saber donde escapar). Y si sabes trepar rejas y muros (incluso árboles), mucho mejor.
- Escoge la que quieras o las que quieras, pero aplícalas si es que la amenaza de mechoneo es real y lo harán contra tu voluntad. Si no te pondrán la mano encima, no debes preocuparte, y "aborta la misión".
No lo olvides: nadie te puede obligar a hacer algo que tu no quieres, no hay que ir siempre "a la pinta" de otros tipos, no pierdes nada de eso. Total, se va a la universidad a estudiar y no a hacer amigos con cualquiera (nunca te faltarán amistades o pareja).
No des en el gusto a las cosas que no te gusten. La denigración nunca es divertida. Si vas a disfrutar, que disfruten todos, no algunos. Eso de algunos, es propio de las mafias, pero no de compañeros de curso.

Gracias Panchito


Un pequeño saludo de agradecimiento que he escrito la semana pasada al cumplirse un año de su elección papal y su posterior "Habemus Papam" que sacudió al mundo entero, increíblemente inesperado. Tuvo muchos detalles con quienes se han topado en su camino, que son gestos para la humanidad. Muchas de sus palabras nunca creí escucharlas un día, palabras dirigidas a cada uno, palabras dulces y sencillas, palabras que remecen y denuncian. Desafíos que ponen "a toda máquina" nuestros corazones necesitados de reforma y de amor. Su primera exhortación apostólica, la "Evangelii Gaudium", ha sido un bálsamo para el alma y el corazón, a nivel personal y eclesial. En ella, se explaya con todo su pensamiento y su "Plan de Gobierno" para la Iglesia de Cristo. Y al final, pareciera que sus palabras dirigidas al CELAM tras la finalización de la JMJ Río 2013, constituyeran un resumen del futuro texto. Por estos cambios y nuevas lecciones, muchas gracias Santo Padre.
 
Gracias por:
- Renunciar al descanso que tenías preparado para después de retirarte.
- Recordarnos que el Señor nunca se cansa de perdonarnos.
- Decirnos que no debemos temer a la fragilidad, la bondad, y la ternura.
- Invitar a acoger a los inmigrantes, los enfermos y las personas con capacidades diferentes.
- Revalorizar a la mujer, especialmente a las madres solteras.
- Valorar la familia y la dignidad de la vida.
- No juzgar a las personas.
- Telefonear a la gente porque no puedes salir del Vaticano y darte el tiempo de leer cartas (y eso que tienes más cartas que Santa Claus).
- Denunciar la cultura del descarte.
- Confiar en nosotros, los jóvenes.
- Hacer "limpieza" en la Santa Madre Iglesia.
- Enseñarnos el verdadero significado de la reforma.
- Darnos el suficiente valor para armar lío y salir a la calle.
- Compartir con nosotros el gozo del Evangelio.
- Ir siempre a la raíz del Evangelio.
- Batallar contra la burocracia y la lucha de poderes.
- Quitarnos las vendas de los ojos para mirar las periferias.
- Hablarnos en el idioma del corazón.
- Tu sensibilidad especial en el diálogo interreligioso.
- Luchar por la paz con la oración.
- Pedirnos ayuda al inicio del pontificado.
- No dejarte cegar por las portadas de periódicos, revistas, halagos superficiales y flashes fotográficos.
- Tus gestos y detalles que nos emocionaron.
- Impregnarnos con la unción del "olor a oveja".
- No olvidarte de los pobres.
- No excluir a las personas de buena voluntad.
- Tus muestras de cariño a los niños y a los bebés.
- Prohibir el culto a la personalidad.
- Emocionarnos con tus lágrimas cuando se te acercó un niño a abrazarte para decirte que él quería ser sacerdote.
- Aceptar los mates que te ofrecían tus compatriotas.
- Vivir como uno más de nosotros.
- Dar un lugar importante a los laicos, especialmente a los enamorados que están llamados al matrimonio porque no le tienen miedo al amor.
- Huir de la soledad para vivir la tan preciada teología del encuentro.
- Llamarnos la atención porque hemos olvidado llorar.
- Reírte y bromear con nosotros.
- No olvidarte de tus amigos y seres queridos.
- No perder el contacto con Benedicto XVI.
- No "canonizar" a las personas amadas, porque no hay esposo ni esposa perfecta (sin mencionar siquiera a la suegra perfecta).
- Darme el valor que necesitaba para vivir sin miedo a equivocarme.
- Ayudarme a aceptar la vida con lo que venga, sea bueno o malo.
- Tomar el nombre de Francisco, porque contigo vamos reparando la Iglesia.
- Aceptar nuevamente el llamado de Dios para una tarea importante.
- Ser tú mismo.
¡Gracias por este primer año de pontificado!
¡Gracias por tu sacerdocio, Papa Francisco!

Un año de ternura con Francisco y José.

 
Ayer, 19 de marzo, fue el primer aniversario del día en que Papa Francisco iniciaba solemnemente su pontificado con la misa de inauguración, en el día de San José. Allí, se le impuso el palio y el Anillo de Pescador, elementos propios del pontificado.
Esa vez, seguí la misa online, y he caído en la cuenta al mencionar sobre la importancia de la responsabilidad que conlleva el poder y el verdadero sentido de este, que es el servicio. Y junto con e
so, la custodia de la creación. Creación que no es producto de nuestro consumo, sino que el ser humano, al ser superior al resto de la creación, éste debe hacerse responsable, procurando respeto, y no ser mero consumidor.
Pero de todo ello, me quedó muy grabada una frase que está enmarcada en mi corazón y que frecuentemente la digo: "No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura".
Esa frase es la que más me gusta, porque son muchos los que se resisten a ellas (bondad y ternura), ya sea por miedo, por rechazo debido a la concepción de una imagen errada o por mero resentimiento. No solo se resisten a Francisco algunos clérigos -lo que me parece increíble y absurdo- sino también por los contestatarios e "inconformes de siempre", acusando una falsa imagen de humildad, sino también a los que resisten al amor de Dios, amor que no sabe de límites sino de gratuidad, pero que no se deja ver por la soberbia, lo que hace creer erradamente que no existe.
Aún queda por hacer, y aún queda ternura por derramar a muchos y muchas. No solo a las personas de buena voluntad, sino también a los que no tienen voluntad de construir un mundo justo.
El desafío está hecho.